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Marco Antonio Campillo | San Sebastián, protector contra la peste

La serie de Movistar+ “La Peste” ha puesto de moda los duros estragos de esta terrible en tierras sevillanas. La Peste es una enfermedad muy conocida, pero, ¿sabemos en qué consistía realmente?



El profesor de Historia de la Medicina, Antonio Carreras, nos describe sus aspectos médicos:”La peste es una enfermedad infecto-contagiosa producida por un bacilo (Yersinia Pestis…) Comienza tras un período de incubación silenciosa, con fiebre elevada, acompañada de escalofríos, náuseas, sed, angustia y sensación de agotamiento”. La forma más clásica es la buvónica, llamada así porque en la ingle, la axila o el cuello aparecía el bubón, abultamiento muy doloroso de un ganglio. La Peste Negra es una enfermedad de la rata negra, muy abundante en las casas y nauseabundas calles de nuestros antepasados, que, secundariamente, puede afectar al hombre, debido a la picadura de la pulga de la rata, que previamente ha sido infectada al ingerir la sangre con bacilos del roedor.

Los ciclos de epidemias son frecuentes y recurrentes durante la Edad Media y Moderna, aunque tienen su punto culminante en los siglos XIV y XVII. En el siglo XIV, El Viso se configuró como pueblo, siendo donado en 1371 a Doña Elvira de Guzmán, viuda del Maestre de Santiago, don Gonzalo Mexía.

En el XVII, llegan los frailes mercedarios a nuestro pueblo, fundan el Convento de Corpus Christi e imponen a San Pedro Nolasco como Patrón de la Villa. No obstante, los visueños y visueñas siguen teniendo una predilección especial por San Sebastián, protector contra la peste desde que una epidemia asoló Roma en el año 680.

El Viso contó, en la vereda del Cañalizo, con una ermita de San Sebastián, del mismo modo que Carmona, Alcalá o Mairena. Se trataba de un edificio mudéjar, con cabecera plana, tejado a dos aguas y planta de una sola nave.

Mairena y El Viso, en torno a la festividad de San Sebastián, el 20 de enero, celebraban una romería en su honor en el bello paraje de Santa Lucía, donde el buen yantar, la bebida y el cortejo a las mujeres en las bambas eran los elementos imprescindibles. Muchos niños eran bautizados como Sebastián, señal inequívoca de la popularidad del Patrón.

En definitiva, las epidemias de Peste supusieron la llegada del infierno a la Tierra y la devoción a San Sebastián fue el clavo ardiendo para intentar evitar una muerte terrible y trágica. Afortunadamente, las epidemias de Peste pasaron a mejor vida, pero la devoción a San Sebastián, aunque con menor grado de intensidad, sigue vigente. Además, El Viso puede presumir de contar no con uno, sino con tres Patrones: San Pedro Nolasco, que de forma paulatina va consiguiendo un hueco en los corazones de los visueños; San Sebastián y San José; este último, Patrón de El Viso desde el Terremoto de Lisboa de 1755, considerado el protector de los visueños de los estragos del Terremoto de Lisboa de 1755, que afectó gravemente a las casas, Iglesia y Convento de esta villa, pero, que, afortunadamente, no hubo que lamentar ninguna desgracia personal.

Marco Antonio Campillo de los Santos historiador y antropólogo


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