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Cesáreo de los Santos | Mantón de Manila rojo en las Cruces de Mayo de El Viso del Alcor

Que El Viso es un pueblo vitalista, acogedor, emprendedor y alegre es conocido por todos, pero es poco amante de sus tradiciones y de su historia.



Tenemos abandonada a su suerte a la Fuente del Sol que tiene más de 2000 años. Después de desenterrarla, por el atropello inconsciente del rebaje del recinto de las fiestas de La Cruz, cuando se acuda a restaurarla puede ser demasiado tarde.

El archivo municipal por fin balbucea y parece que se va a cambiar a una ubicación más digna. Que poca cuenta se le ha echado. En la mayoría de los pueblos está digitalizado y al alcance de cualquiera.

La Tablá Alta es un asentamiento prerromano de más de 5000 años. Probablemente de una gran importancia. Tampoco interesa. Podría seguir, pero hoy me ocupa el dar a conocer una vieja tradición desconocida por la mayoría de los visueños.

La revista La Ilustración Española y Americanaen su edición de Madrid 8 de mayo de 1889 edita un texto de Benito Mas y Prat, escritor costumbrista informando de La Cruz de El Viso. Este mismo texto lo podemos ver en la revista nº 20 de Amigos de El Viso, 2008.

De visita a nuestro pueblo nos cuenta de que las fiestas de La Cruz se celebraban en la plazoleta del Palacio, frente al actual Ayuntamiento. Acostumbraba el escritor nacido en Écija de ver fiestas y notó que las cruces que engalanaban en El Viso tenían un elemento diferenciador que le distinguía de las demás, que él había visto en otros celebraciones del tres de mayo en toda Andalucía. Se trataba de un mantón de Manila rojo colgado en el travesaño de la cruz hecha de cañas y adornada con romero, rosas y margaritas con macetas de claveles.

Observando La Cruz engalanada de la plazoleta del Palacio, se dirigió al sacristán que estaba acompañado de dos labradores viejos de El Viso y les preguntó por ese signo diferenciador de las otras cruces de nuestra región. Uno de los labriegos le contó una historia larga y triste del mantón rojo colgado de la cruz.

Había una muchacha huérfana, la niña más hermosa de El Viso, a la que pretendían casi todos los jóvenes del pueblo. Se llamaba María de la Cruz pero todos la llamaban Cruz de Mayo. Entre los pretendientes estaban Juan y Diego, dos agricultores jóvenes y ricos que eran hermanos de leche. Vivían con una viuda dueña de un cortijo. Cortejando a esta joven tan extraordinaria, se estableció entre ellos una rivalidad que hizo que separaran sus labores y vivienda.

Un día de La Cruz, estaba la bella pretendida hablando con Juan en su puerta. En esto apareció Diego y al verlos le entró tal ataque de celos que dirigiéndose a su hermano. se enzarzó en duelo con navajas. Cruz de Mayo intentando separar a los dos hermanos le arrojó a la cara de Juan un mantón de Manila rojo que tenía sobre sus hombros, con tan mala fortuna que le tapó los ojos y Diego le asestó una puñalada que acabó con su vida. Lleno de ira se dirigió a Cruz de Mayo degollándola. A los pocos días Diego fue ajusticiado en la misma plazoleta donde estaba la Cruz montada. Pudo ser a primeros del siglo XIX.

A partir de aquel año en El Viso se adornaban las Cruces de Mayo con el mantón de Manila rojo como desagravío a las culpas de estos infelices.

Teruel tiene la leyenda de sus amantes, Antequera la de sus enamorados. Por qué El Viso no puede tener la suya, la del mantón de Manila rojo de Cruz de Mayo. A lo mejor fue un hecho histórico.

Le propongo al jurado que va a otorgar este año los premios a las casetas y cruces con motivo de nuestras fiestas, que tengan en cuenta en su veredicto, esta vieja y desaparecida tradición.

A los que defienden mantener y recuperar nuestras tradiciones ya saben lo que tienen que hacer.

Ahí lo dejo.

Feliz Cruz a todos.


CESÁREO DE LOS SANTOS

FOTOGRAFÍA: tienda.lina1960.com 


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