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Cesáreo de los Santos | Urbanidad, cortesía y educación

Son normas de urbanidad, cortesía y educación de toda la vida el saludar, dar las gracias, pedir por favor, ceder el paso, respetar al prójimo, pedir perdón cuando se molesta, no insultar, ser discretos, taparse la nariz o volver la cara al estornudar, guardar la cola con estricto orden de llegada, ser limpios, no ensuciar, usar las papeleras, no hablar alto o gritando, ceder el sitio a los mayores, ayudar a los necesitados, solicitar permiso para entrar, escuchar antes que hablar.



Le exigimos mucho a los demás incluso a nuestros propios hijos y muchas veces queremos que consigan lo que no hemos sido capaces nosotros. Unos quieren que estudien cuando nosotros no hemos cogido un libro en la vida. Que sea futbolista cuando tú no has pasado de ser un "tuercebotas". Comprobad que si hablamos en voz baja nuestros interlocutores bajan todos la voz.

Hay que predicar con el ejemplo. Sobre todo padres y maestros que son los referentes más importantes en la educación. Flaco favor le hacen algunos padres a sus hijos cuando rajan de los maestros. El niño que escucha en casa que los maestros son unos flojos, que no echan cuenta de los niños, que ganan mucho dinero, que... Ese crío cuando entra en el aula ve al profesor como un impresentable en vez del modelo a seguir. Padres y profesores tienen que ir de la mano en la preparación de las nuevas generaciones.

- Niño no bebas ni fumes.

Y se ha metido el tío 7 cervezas, cuatro cubatas y 14 cigarros.

Y no hablemos de los grupos de Whatsapp de madres o padres de un aula del centro escolar. Algunos hacen mucho daño haciendo críticas en público al profesor de su hijo. No es más justo y ético dar la cara presentándose personalmente en el horario que tienen de atención a madres y padres y comunicarle sus quejas en privado.

Siguiendo con el tema de los de los móviles, es una tremenda falta de educación el estar atendiendo los Whatsapp u otras aplicaciones mientras se está en una reunión, en una tertulia o simplemente tomando una copa con compañeros o amigos. Asimismo cruzar un paso de cebra lentamente mirando el móvil con vehículos esperando. También es de maleducados mirar los mensajes del móvil sin el consentimiento de su propietario.

El culmen de la falta de urbanidad moderna, son los comentarios en las redes sociales, principalmente Facebook, muchas veces amparados en el anonimato con perfiles falsos, para meter cizaña en contra de personas, asociaciones, grupos o partidos políticos diciendo falsedades, medias verdades o subiendo imágenes distorsionadas. Me planteo el daño que le han tenido que hacer a esas personas cuando rezuman tanto odio, venganza y maldad en sus comentarios. Se han perdido acciones como el perdón, la comprensión o la amnistía. Impera el ojo por ojo, diente por diente. Y el tú más. La violencia y el odio sólo engendran violencia y odio.

Estamos asistiendo a una polaridad en la sociedad con bandos irreconciliables. Temas complicados como la inmigración, la corrupción, la memoria histórica, el lenguaje inclusivo, la exhumación de los restos de Franco o la independencia de Cataluña a nivel nacional y los cohetes, los cortes de calles en fiestas, las coaliciones contranatura, la limpieza del pueblo, la pérdida de subvenciones son aprovechadas para crear división en la población. Temas que habría que solucionarlos con la disposición de todas las fuerzas políticas con un espíritu de consenso intentando arreglar las cosas como ocurrió en la Transición tanto a nivel local como nacional.

La falta de respeto de algunos con las creencias y los ritos de otros. El que no es creyente no admite que haya gente que crea y que tiene derecho a manifestar su credo en procesiones, pregones o acontecimientos sociales. Curiosamente algunos que se meten con la religión católica no miran a otras que relegan a la mujer a roles de esclavitud. También algunos creyentes menosprecian a los que no creen.

Si tenemos que reprochar a alguien procurar que sea en privado. Cuando se hace en presencia de testigos, el reprochado o queda humillado o se rebela contestando inadecuadamente.

También en el trabajo debemos de ser respetados y respetables. Tanto el empresario como el trabajador tienen que ser buenos profesionales. Los mejores profesionales son siempre excelentes, comprometidos y éticos. Difícil es ser un buen profesional si no se es buena persona. Explotar a un trabajador es un delito. Dice mucho de una persona que sea atenta, agradable, sonriente, dispuesta siempre a ayudar a los demás.

Ser buenas personas no es ser tontos o pasotas. Son buenas personas los que respetan a los demás, son condescendientes, altruistas y solidarios. Son tolerantes. Perdonan pero no olvidan. Son exigentes consigo mismo pero también con los demás. Si hay cielo será su destino y si no lo hay les quedará la satisfacción que sienten los que ayudan al prójimo.

Si cumplimos con las lógicas normas de urbanidad haremos más pacífica, apacible y cordial nuestra convivencia y nuestro efímero paso por la vida.

Para terminar...que conste que esto es una opinión muy personal. Por supuesto respetaré a los que no estén de acuerdo en todas o algunas de estas apreciaciones. Salud paisanos.

CESÁREO DE LOS SANTOS
FOTOGRAFÍA: Colegio Santa Rosa de Lima