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Marco A. Campillo | La originalidad de las navidades visueñas: Hogueritas y disfraces de Nochevieja

La brisa de la globalidad flota en el ambiente, no obstante la singularidad acampa en la Navidad de Los Alcores de El Viso. El pistoletazo navideño se produce con las llamaradas de las ancestrales hogueritas y el punto culminante, que supone la despedida del año, es nuestra peculiar Nochevieja, con originales y creativos disfraces.



Bajo los rayos de la luna, la gélida noche visueña se ilumina cuando los leños arden sin tregua, con ligeros chasquidos, elevándose las llamas hacia la bóveda celeste. Una vez más, la entrañable Fiesta de las Hogueritas pervive en la memoria y en la retina de padres, niños y mayores de este rincón de Los Alcores.

El origen de nuestras tradicionales Hogueritas es incierto. Conocemos que la festividad de la Candelaria, que se conmemora el dos de febrero, del mismo modo que las “candeloras” de Mairena, se celebraban a mediados del siglo XVII: ”Cabildo de 29 de enero de 1656… acordaron que la cera que se gastó el año pasado de 1655 el día de la Candelaria, que se dé libranza para que el depositario la traiga que son ocho libras y media y así acordaron”. ¿Se celebrarían hogueras populares, tras los actos litúrgicos, en la fría noche de las candelarias? Por otra parte, la Fiesta de la Purísima Concepción también tiene una larga tradición: “El Capitán Don Juan de Ozaeta; Gobernador del Estado de Castellar, alcalde Mayor de esta muchos años, fundó, no pudiendo determinar en qué fecha, una memoria para que anualmente se celebrara en esta villa la fiesta de la Purísima, con su octava y vísperas y su Majestad de Manifiesto; afectó al cumplimiento de esta obligación cinco fincas (casa y olivares) que en el año de 1714 producían una renta anual de 6963 maravedís, de los cuales se aplicaban a la Fábrica 1200 mrs.; a la Fiesta de la Purísima 5032 mrs.; para tres misas rezadas 306 mrs, y para nueve rezadas que antes se decían cantadas los restantes 364 mrs.”

El fuego es una práctica de purificación al consumirse, en las llamas de pureza, los leños, las madreas sobrantes en el campo o los muebles viejos, siendo un elemento muy indicativo que nuestras hogueritas se celebren en las vísperas de la Inmaculada, en la noche del 7 de diciembre. Como dato comparativo, el pueblo sevillano de La Algaba celebra los candevelares (quema de ramas secas de algodón, maderas, muebles viejos…) en razón de que, el ocho de diciembre de 1854, se proclama del dogma de la Inmaculada Concepción de María por el Papa Pío IX, en su Bula Ineffabilis Deu:

"Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción..." ¿Pudo conmemorarse dicho dogma con el encendido de pequeñas hogueras? Por otra parte, la Inmaculada Concepción siempre ha estado muy vinculada con El Viso. Tuvo un altar en la Iglesia Parroquial (la imagen se conservan actualmente en la Capilla de la Virgen del Rosario) Además, se celebró el centenario del dogma, en 1954, con la instalación del antiguo Ayuntamiento de un retablo cerámico con la imagen de la Inmaculada.

Cambiando de tercio, la tradición de despedir el Viejo Año con un disfraz es una costumbre que se ha asentado en El Viso en las últimas décadas, una vez asentada la Democracia. No es una tradición exclusiva de este pueblo, aunque es menos usual, ya que lo más habitual es la asociación de Carnaval con el arte del disfraz. Paradójicamente, en el corazón de los Alcores no se celebra de forma multitudinaria el Carnaval, a pesar de distintos intentos de establecerlo y consolidarlo. No obstante, dicha circunstancia no indica que nunca hubiera Carnaval en El Viso, más todo lo contrario, pues esta esta fiesta es una de las más antiguas y de mayor participación popular, aunque sus raíces fueron cercenadas violentamente tras la Guerra Civil.

El Carnaval visueño desapareció para siempre, pero sus rescoldos brillan con fuerza en la Nochevieja. Nos despojamos nuestro rol tradicional y lo sustituimos por otro a través de un disfraz individual o colectivo; nos dejamos llevar más por el desenfreno que de costumbre; los disfraces suponen (en ocasiones) una crítica social; los grupos de jóvenes, niños y mayores disfrazados realizan un “desfile” por las calles de El Viso e, incluso, realizan una escenografía, etc. En definitiva, disfrazarnos en la Nochevieja es una tradición que nos ayuda, simbólicamente hablando, de despojamos de lo malo del año anterior y abrazar con fuerza los esperanzadores nuevos 365 días.

Ambas fiestas, son una muestra inequívoca de nuestras señas de identidad en nuestro imaginario colectivo, las cuales debemos preservar y legar a nuestros hijos y nietos, suponiendo unas gotas de singularidad en el océano de la globalidad. ¡De todos los visueños y visueñas depende conservar nuestras ancestrales raíces!

MARCO ANTONIO CAMPILLO