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Cesáreo de los Santos | Si el perro es tuyo, su mierda también

Uno de los problemas de más difícil solución con los que se encuentran los ayuntamientos es la mierda de los perros en aceras y parques.



Dicen que pisar una mierda da suerte, pero vaya gracia que hace cuando pisas una caca y tienes que coger el autobús, ir a la oficina, al colegio, a la consulta o a la tienda. Rabia cuando te enteras que un niño pequeño se mancha sus manos con tan pestilente regalo que ha dejado el mejor amigo del hombre. Entonces el que se caga es uno, pero en los m... del amo del perro. También deberían pensar en los carros de los bebés y en las personas que manejan una silla de ruedas con sus manos.

Si el dueño es educado, limpio y respetuoso lo es también su perro y llevan hasta su botella de agua con vinagre para diluir la orina que aparte del mal olor también es corrosivo y estropea el suelo, la pared o la pintura del coche. Respeto y aplauso para estas personas.

Otros tienen doble moral y llevan el plastiquito para coger la deposición cuando hay testigos y se les olvida cuando no hay quién pueda verlo.

Pero si el amo es un guarro, también lo es el perro. Los perros son muy educables y se pueden pasear comidos, bebidos, meados y cagados cuando salen de casa. Si en casa no hacen sus necesidades que tampoco lo hagan en la calle. Y si no que le pongan pañales.

Tener un perro tiene muchas ventajas: entretienen, dan compaña y estabilidad emocional. Te sientes querido. Son el culmen de la fidelidad y te dan seguridad porque avisan de los intrusos. Pero para los que no tienen perro es jodido aparte de sortear mierdas por la calle tener que soportar por la noche los ladridos o aullidos del perro del vecino o poner botellas con líquido amarillo o espolvorear azufre en las esquinas de su puerta de la farola o de las ruedas del coche sobre los que marcan el territorio.



La mejor solución es la educación y el respeto a los demás de los dueños, pero desgraciadamente en algunos éstos brillan por su ausencia.

De algo sirven los pipican, los parques de perros, el reparto gratuito de bolsas para recoger los excrementos, los carteles, las campañas de concienciación pero se ve que no son la solución.

Hay municipios que han probado con detectives o municipales de paisano, pero es muy caro. Otros han puesto urinarios con restos de podas y hojas.

Es significativo el ejemplo del pueblo de Mislata (Valencia) que desde 2016 y siguiendo las pautas de experiencias en Suiza, hicieron un censo de perros y exigieron a sus dueños un análisis de ADN. Cuando la policía local o los servicios de limpieza encuentran una mierda, toman una muestra y le sacan el genotipado. La sanción es de 200 euros. Si el perro no está registrado y se localiza al dueño la sanción es de 300 euros. Los resultados son espectaculares, el número de cacas ha bajado en más de un 90 %. Los gastos del análisis son de unos 40 euros que corren a cargo de los dueños de las mascotas. Ya se sabe los palos al bolsillo son de los que más duelen.

Otra solución mucho más barata es poner cámaras ocultas en los lugares en los que aparecen las mierdas. Me imagino que si los bancos, establecimientos comerciales y dependencias municipales graban sus exteriores no habrá problema con su instalación. Estoy seguro que, aunque fueran falsas dichas cámaras, el número de cacas bajaría considerablemente. De camino también sería disuasorio para los perros de dos patas que sueltan los pañuelos de papel, chicles, colillas, gargajos o sus orines en plena calle y que también deberían ser sancionables.

Tengo tres perros y me encantan las personas que tienen perro pero si el perro es tuyo, su mierda y su orina también.

A ver cómo afronta el tema, el nuevo equipo de gobierno de nuestro ayuntamiento porque hay zonas de nuestro pueblo que dan asco.

CESÁREO DE LOS SANTOS



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