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Marco Antonio Campillo | Diego de los Santos: El Galeno del andalucismo

Diego de los Santos, hijo de Manuel y Alcora, nació el 20 de agosto de 1936 en El Viso del Alcor, curiosamente el mismo día que fusilaron a Federico García Lorca.



La enseñanza básica la recibió, junto a su inseparable hermano José María, de manos de su tío, el maestro y Alcalde, Gil López. Continuó sus estudios en un internado en Utrera. Fueron años duros, aunque fructíferos, superando con éxito el examen de la reválida de sexto para el ingreso en la Universidad.

Continuó el legado de su padre estudiando medicina. Estando en quinto curso conoce a Alejandro Rojas-Marcos, Secretario del Sindicato de Estudiantes Universitario, para que colaborara en el proyecto de su democratización, y que aceptara el cargo de Delegado de la Facultad de Medicina. De esta forma, entró de lleno en política, dirigiendo acciones estudiantiles en contra de la dictadura.

Dudó por especializarse en Psiquiatría, pero finalmente se decidió por la especialidad de Cirugía. Una vez terminada la Carrera, decidió marcharse a Alemania para mejorar su formación como médico. Su primer destino fue el Hospital de Lüdenscheid, en Westfalia. Curiosamente, su primer paciente en tierras germanas fue un visueño (¡estamos en todos los lados!) de la familia de los Patentes. Posteriormente, para perfeccionar y ampliar conocimientos, se traslada a un Hospital de la máxima categoría, en Zürich. Diego se dedica en exclusiva al Hospital, actuando como primer ayudante del doctor Hess, director del prestigioso centro hospitalario. Tras tres años de formación en Suiza y Alemania, regresa a España, en 1965, concretamente, a la residencia paterna, acompañado de su hijo Diego, de apenas un año de edad.

Permaneció en su pueblo unos tres años, tiempo en el que falleció su abuela Carmen, con 96, y nacieron sus hijos Pablo y Sandra. De forma inmediata se incorpora al Servicio de Cirugía del Profesor García Díaz. Al no recibir ninguna gratificación económica por parte de la Facultad de Medicina, tiene que ejercer, al mismo tiempo, la medicina privada; primero, en El Viso, y, posteriormente, en Sevilla, concretamente en una consulta instalada en la calle Capitán Vigueras, 15, situada junto al Despacho de Abogados Laboralistas de Felipe González, Manuel del Valle y Rafael Escudero, con los que estableció una buena relación. Sin embargo, a pesar de la vecindad de este núcleo socialista, sus intenciones políticas eran otras. Coincidió por casualidad con Alejandro Rojas-Marcos en la hispalense Puerta de la Carne y le invitó a participar en una importante reunión que se iba a desarrollar en la calle Castelar. Diego tenía absoluta confianza en la figura de Alejandro:”Para mí era el líder carismático, idóneo para para desarrollar un proyecto político moderno largamente esperado”. De esta forma, participa en la creación de la asociación “Compromiso Político de Andalucía, S.A” (CP de Andalucía. S.A), aprovechando la recién promulgada Ley de Asociaciones del ministro Fraga Iribarne.

Volviendo de nuevo, al campo profesional, sigue trabajando en el Departamento de Cirugía de Sevilla, aplicando, en la medida de lo posible, las buenas prácticas aprendidas en Alemania, actuando con eficacia en la consulta externa de cirugía. Dados los buenos resultados médicos, tuvieron que habilitarse dos nuevas consultas. Un paso importante en la modernización de la medicina en Sevilla fue la compra, gracias a la recomendación de Diego de los Santos, de un endoscópico de fibra óptica, que había salido al mercado en Alemania, y que suponía, en palabras de nuestro protagonista, “un instrumento revolucionario, capaz de modificar radicalmente el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades digestivas”. Curiosamente, utilizó por primera vez este instrumento en un barrendero de El Viso, que se atragantaba comiendo frecuentemente. Gracias a la exploración con el fibroscopio, pudo detectar un tumor maligno en el esófago y salvarlo de una muerte segura, ya que hasta entonces, este tipo de cáncer era una enfermedad mortal debido a la dificultad de su diagnóstico.

Sus éxitos profesionales fueron recompensados, en cierta forma, con la concesión de una beca para el Hospital de Santa Cruz y San Pablo de Barcelona, en el servicio del profesor Gallart Monet, pionero en España de la endoscopia y la citología exfoliativa. A pesar del alto nivel técnico del Hospital catalán, no disponían del citado fibroscopio. “Por una vez Andalucía se adelantaba y nuestro era el primero adquirido en España, que yo me llevé a Cataluña para que juntos aprendiéramos a utilizarlo y a valorar la trascendencia que tenía en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades digestivas” (Diego de los Santos).

Una vez de vuelta en Sevilla, formula su tesis doctoral, aprovechando la puesta en marcha de la arteriografía selectiva por cateterismo del Dr, Rivera y las modernas instalaciones radiológicas de la Clínica Santa Isabel.

Su alta formación en las imágenes radiológicas, novedosas en aquel momento, le allanaron el camino para ser nombrado Jefe de sección de exploraciones iniciales en el recién creado Departamento de Cirugía del Hospital Virgen del Rocío (el primer Hospital moderno de Andalucía), abandonando, con pesar, su trabajo en la Universidad, ya que su sueldo era ínfimo. A pesar de ello, siguió colaborando, gratuitamente, dando clases en la Facultad de Medicina, como director de la escuela del aparato digestivo. Cuando el Hospital Virgen del Rocío pasó a ser universitario, consiguió la plaza de profesor titular de cirugía, con poco más de treinta años, cerrando su consulta privada, lugar de reunión de los miembros de la Junta Democrática de Andalucía, en Sevilla.

En dichos años, es propuesto como candidato a concejal en las elecciones municipales de Sevilla, por el Tercio Familiar. A pesar de presentar más de las trece mil quinientas firmas necesarias, fue la única candidatura no aceptada por la Junta Electoral. Las protestas fueron rápidamente sofocadas por las fuerzas de orden público. Desde entonces, fue acosado por policías de lo social.

Tras la muerte de Franco y la consiguiente Transición a la Democracia, Diego de los Santos tiene una participación destacada en la creación del Partido Socialista de Andalucía (PSA).

En la multitudinaria manifestación sevillana del 4 de diciembre de 1977 tuvo el privilegio y honor de portar la bandera de Andalucía. “Tras la gigantesca manifestación sevillana del 4 de Diciembre de 1977… me cupo la satisfacción de abrir la marcha portando la bandera de Andalucía, lo que nunca olvidaré” (Diego de los Santos).

El PSA obtiene 5 diputados en las elecciones generales de 1979, ocupando uno de esos escaños nuestro protagonista, tras la renuncia de un compañero. Su capacidad de trabajo es intenso, compatibilizando su trabajo en el Hospital con el Diputado (su sueldo como representante de la soberanía popular pasaba directamente al joven partido andalucista).

Su principal función en las Cortes, entre 1979 y 1982, fue participar en la Comisión de Sanidad. El asunto más grave que tuvo que tratar fue el envenenamiento por aceite de colza mezclado con grasa industrial, lo que causó más de veinticinco mil víctimas, muchas de las cuales murieron o tuvieron efectos adversos muy graves. El PSA acusó al gobierno de Calvo Sotelo (UCD) de la magnificación de aquella tragedia, solicitando De los Santos la dimisión del nuevo Presidente de Gobierno, que poco antes había sustituido a Adolfo Suárez.

El ocaso político del PSA facilita que pueda dedicarse más intensamente a su profesión de galeno, reduciendo su actividad política a la presidencia de la Comisión Permanente de su partido. Su actividad profesional se multiplica, obteniendo el título de Profesor Titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla, impartiendo clases de Patología Quirúrgica en su propio hospital, constituido como Centro Universitario Virgen del Rocío. Además, dirige más de quince tesis doctorales de variopintos temas quirúrgicos.

La docencia es compatibilizada con las intervenciones médicas y la investigación, con experiencia en trasplantes de riñón, hígado y corazón, iniciando el estudio experimental de trasplante de páncreas. No obstante, alcanza altas cotas en la cirugía digestiva, desarrollando una novedosa experiencia quirúrgica en la enfermedad de Crohn y realizando mejoras sustanciales en el tratamiento de la hernia de hiato.

El final de la década de los noventa fue muy dolorosa para nuestro protagonista. En la primavera de 1989, tras apenas dos meses de diferencia, fallecieron sus padres, y, el 5 de enero de 1990, su hermano. “La muerte de mis padres había sido un hecho natural, pero la de José María, a los cincuenta y cuatro años, en plenitud de sus facultades físicas y mentales, fue para mí sencillamente insoportable”. El dolor por la pérdida de las tres personas que más habían influido en su vida fue paliado por su frenética actividad política, ocupando el cargo de eurodiputado en 1990 por el PA. Fue miembro de la Comisión de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, defendiendo los intereses de Andalucía durante cuatro años. En dicho período, José Calabuig le solicita que se presente a las elecciones municipales de su pueblo como número dos de la candidatura andalucista. Consiguen gobernar, por lo que tiene que compatibilizar su cargo de eurodiputado con el de concejal, participando activamente en la consecución de un Centro de Salud para su pueblo, que, para su sorpresa, fue bautizado con el nombre de Manuel de los Santos, médico de El Viso durante más de cincuenta años.

El término de su legislatura en el Parlamento Europeo le permite reflexionar sobre su experiencia con el libro “Andalucía en Europa” (2004) e incorporarse a su trabajo en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, ocupándose de la dirección de la docencia como profesor de la Facultad de Medicina y jefe de sección del Departamento de Cirugía de dicho centro hospitalario. Al unísono, su faceta política no decae, ocupando la concejalía de Sevilla con su amigo Alejandro Rojas-Marcos como Alcalde, siendo nombrado Delegado del Distrito Este y representante del grupo andalucista en la Diputación Provincial.

Posteriormente, ocupa el cargo de adjunto al Defensor del Pueblo de Andalucía durante más de ocho años, colaborando con José Chamizo, atendiendo las quejas ciudadanas en sanidad y medio ambiente, especialmente.

El fallecimiento de su amigo íntimo, Carlos Cano, en diciembre de 2000 le afecta sobremanera, realizándole su particular homenaje con la redacción de “A la luz de sus cantares” (2005), donde analiza la aportación del cantautor granadino a la cultura andaluza. Cinco años más tarde realiza un ensayo sobre el tema de la violencia de género:”Las mujeres que no amaban a los hombres”.

Una vez retirado de su actividad profesional y política, el Ayuntamiento de su querido pueblo, El Viso del Alcor, por unanimidad, le nombra Hijo Predilecto en enero de 2010, siendo Alcalde el socialista Manuel García Benítez, además de ser rotulada una plaza con su nombre. Con motivo de la entrega de tal merecida distinción, el Ayuntamiento de El Viso editó el libro “Hijo de Alcora y Manuel”, escrito por el propio Diego de los Santos, con la colaboración de su amigo José Luis Ortiz Nuevo.

Su última manifestación pública fue solicitar, junto al resto de fundadores, la disolución del Partido Andalucista. Falleció en Sevilla el 21 de marzo de 2016. Las banderas del Ayuntamiento de El Viso ondearon a media asta en señal de duelo y la capilla ardiente se instaló en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, donde recibió el último adiós de los visueños. La Alcaldesa, Anabel Burgos, señaló que “hoy todo el pueblo de El Viso está de luto para despedir al que siempre será Hijo Predilecto de su Villa, hijo que, tanto en política como en su profesión, destacó en primera línea y llevó el nombre de El Viso como bandera"( lunes 21 de marzo de 2016. Página web Ayuntamiento).

Falleció, pues, a los 79 años, dejando como legado su enorme valía como galeno y sus enormes méritos políticos, además de dejar una huella imborrable como un hombre cercano, afable y enamorado de su pueblo y de su patria, Andalucía.

El último secretario general del PA, Antonio Jesús Ruiz, tras conocer el triste suceso, incidió en la labor desplegada durante toda su vida por Diego de los Santos, que "trabajó con empeño para que los andaluces y las andaluzas pudieran contar con una herramienta política que defendiera los intereses y derechos de nuestro pueblo frente a quienes querían relegarnos a ser una autonomía de segunda y plantando cara a los tópicos que insultaban a los andaluces"(El Mundo, 21/03/2016).

MARCO ANTONIO CAMPILLO

FOTOGRAFÍA:Andaluces, regeneraos
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