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María José Cortés | Cuento: solo sé que no sé nada

Ella pensó que algo sabía

Ella descubrió que nada sabía

Ella se sorprendió de la que supo.

Anne Julie Aubry



Llegó el momento del reencuentro y abuelo y nieta deseosos de ello.

Pudieron volver a esas tardes en las que las historias eran las protagonistas de la merienda y donde las horas pasaban sin reloj.

_ ¿Abuelo por qué no he podido verte?

Yo sé lo que cuentan mis padres, veo y escucho en la tele alguna vez, pero cuéntame por fa. No me entero de nada.

El abuelo empezó diciendo:

Yo tampoco me entero de nada Lidia, pero vamos a intentarlo:

- A lo largo de la historia un día sigue a otro como un minuto al anterior,

- A lo largo de la historia los hechos transcurren, algunos programados y otros inesperados.

- A lo largo de la historia la humanidad piensa que evoluciona, inventa, descubre.

¿Qué te parece a ti Lidia?

-A mí me parece que es así ¿no abuelo?

-Muy bien, sigamos, un día llega a casa un invitado inesperado, alguna vez supimos que existía un conocido o familiar lejano pero que en realidad poco sabíamos de él. Y antes que nos diésemos cuenta estaba llamando a nuestra puerta. Era uno de esos seres que no terminas de conocer, pero dimos la oportunidad de que viniese y él no se lo pensó.

- ¿Y qué quería abuelo?

- Parece que viajar por el mundo, y darse a conocer porque según sabemos estaba recorriendo muchos países en unos meses. Si era mejor o peor recibido visitaba a más o menos personas.

- Sigue Abu.

- Pues eso hija, que vino y parece que sin intención de irse. Ha hecho daño, mucho daño Lidia y por eso no nos hemos podido ver, porque su rabia, su despropósito, sus malas intenciones eran tremendas y por ello decidimos cerrar las puertas para evitar que entrase en nuestras casas.

Es fuerte e insistente, pero sabíamos que si todos estábamos en casa puede que se aburriese y se fuera sin querer visitarnos.

- ¡Ah vale, vaya sorpresa, entiendo mejor!

- En todo este tiempo hemos tenido a muchas personas que nos han protegido y cuidado. Han sido los soldados de una batalla sin armas, y tod@s debemos nuestro agradecimiento hija y hasta nuestras vidas.

- ¿Y ahora que tenemos que hacer? - preguntó inquieta Lidia.

Pues sencillamente ser AGRADECIDOS.

_ ¿Sólo eso Abu? ¿Es lo único que debemos hacer? ¿A quién? ¿Dónde? ¿Cómo? Yo quiero dar la Gracias.

Muy sencillo, vamos a salir poco a poco, con cuidado, ¡sin miedo eso sí!

Pronto más que tarde vamos a vernos con la gente que queremos y deseamos, haremos todas aquellas cosas que antes hacíamos, todo sin prisas, vamos a cuidarnos y así cuidar a los demás. Y esa es la mejor forma de dar las GRACIAS a todos ellos.

- Eso es fácil, no cuesta nada hacerlo.

- ¡Esa es mi niña! tú los has dicho, no cuesta NADA.

-¿ Y entonces que decías? De un día sigue a otro......

- Que la vida sigue y nosotros tenemos que ser fuertes y capaces de no dejar a nadie más en el camino.

- ¿Y que los hechos transcurren......?

- Que todo no se puede programar, planear, organizar, hay situaciones que no esperamos, invitados con los que no contábamos y entonces es el momento de demostrar nuestra valía y estar hasta el final. El camino fácil no lleva a ningún sitio Lidia.

- ¿Y entonces Abuelo, por qué la humanidad piensa que evoluciona, inventa y descubre?

Lidia, yo te cuento mis impresiones que solo sirven para ser oídas y entretener nuestra merienda, pero a esta pregunta te diré que SOLO SE QUE NO SE NADA.

Ya lo decía un señor hace más de 2000 años y él sí que era listo. Jejejejejej.

- Tú también Abu, ahora voy a decir a tod@s que solo debemos ser AGRADECIDOS.


P.d. Vamos a hacerlo bien.

MARÍA JOSÉ CORTÉS

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