Ella pensó que algo sabía
Ella descubrió que nada sabía
Ella se sorprendió de la que supo.
Anne Julie Aubry
Llegó el momento del reencuentro y abuelo y nieta deseosos de ello.
Pudieron volver a esas tardes en las que las historias eran las protagonistas de la merienda y donde las horas pasaban sin reloj.
_ ¿Abuelo por qué no he podido verte?
Yo sé lo que cuentan mis padres, veo y escucho en la tele alguna vez, pero cuéntame por fa. No me entero de nada.
El abuelo empezó diciendo:
Yo tampoco me entero de nada Lidia, pero vamos a intentarlo:
- A lo largo de la historia un día sigue a otro como un minuto al anterior,
- A lo largo de la historia los hechos transcurren, algunos programados y otros inesperados.
- A lo largo de la historia la humanidad piensa que evoluciona, inventa, descubre.
¿Qué te parece a ti Lidia?
-A mí me parece que es así ¿no abuelo?
-Muy bien, sigamos, un día llega a casa un invitado inesperado, alguna vez supimos que existía un conocido o familiar lejano pero que en realidad poco sabíamos de él. Y antes que nos diésemos cuenta estaba llamando a nuestra puerta. Era uno de esos seres que no terminas de conocer, pero dimos la oportunidad de que viniese y él no se lo pensó.
- ¿Y qué quería abuelo?
- Parece que viajar por el mundo, y darse a conocer porque según sabemos estaba recorriendo muchos países en unos meses. Si era mejor o peor recibido visitaba a más o menos personas.
- Sigue Abu.
- Pues eso hija, que vino y parece que sin intención de irse. Ha hecho daño, mucho daño Lidia y por eso no nos hemos podido ver, porque su rabia, su despropósito, sus malas intenciones eran tremendas y por ello decidimos cerrar las puertas para evitar que entrase en nuestras casas.
Es fuerte e insistente, pero sabíamos que si todos estábamos en casa puede que se aburriese y se fuera sin querer visitarnos.
- ¡Ah vale, vaya sorpresa, entiendo mejor!
- En todo este tiempo hemos tenido a muchas personas que nos han protegido y cuidado. Han sido los soldados de una batalla sin armas, y tod@s debemos nuestro agradecimiento hija y hasta nuestras vidas.
- ¿Y ahora que tenemos que hacer? - preguntó inquieta Lidia.
Pues sencillamente ser AGRADECIDOS.
_ ¿Sólo eso Abu? ¿Es lo único que debemos hacer? ¿A quién? ¿Dónde? ¿Cómo? Yo quiero dar la Gracias.
Muy sencillo, vamos a salir poco a poco, con cuidado, ¡sin miedo eso sí!
Pronto más que tarde vamos a vernos con la gente que queremos y deseamos, haremos todas aquellas cosas que antes hacíamos, todo sin prisas, vamos a cuidarnos y así cuidar a los demás. Y esa es la mejor forma de dar las GRACIAS a todos ellos.
- Eso es fácil, no cuesta nada hacerlo.
- ¡Esa es mi niña! tú los has dicho, no cuesta NADA.
-¿ Y entonces que decías? De un día sigue a otro......
- Que la vida sigue y nosotros tenemos que ser fuertes y capaces de no dejar a nadie más en el camino.
- ¿Y que los hechos transcurren......?
- Que todo no se puede programar, planear, organizar, hay situaciones que no esperamos, invitados con los que no contábamos y entonces es el momento de demostrar nuestra valía y estar hasta el final. El camino fácil no lleva a ningún sitio Lidia.
- ¿Y entonces Abuelo, por qué la humanidad piensa que evoluciona, inventa y descubre?
Lidia, yo te cuento mis impresiones que solo sirven para ser oídas y entretener nuestra merienda, pero a esta pregunta te diré que SOLO SE QUE NO SE NADA.
Ya lo decía un señor hace más de 2000 años y él sí que era listo. Jejejejejej.
- Tú también Abu, ahora voy a decir a tod@s que solo debemos ser AGRADECIDOS.
P.d. Vamos a hacerlo bien.
MARÍA JOSÉ CORTÉS