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José Ángel Campillo | Torres y espadañas visueñas

Uno de los elementos distintivos de la fisonomía de pueblos y ciudades hasta hace relativamente poco tiempo, ha sido el de las torres y espadañas. Estamos ante elementos constructivos, por lo general de carácter religioso que han destaco en el horizonte como mástiles de un barco o como faros asentados en un acantilado, tal y como ocurre con el campanario de nuestra parroquia. Campanarios y espadañas fueron los elementos muy destacados en pueblos y ciudades,  tanto, que la historiografía habla de “ciudades convento”, por la gran cantidad de torres  y espadañas que podíamos encontrar. 

Un campanario es una torre, por lo general, adosada al templo y que alberga en la parte superior del mismo un espacio en el que se colocan campanas y conocido como “cuerpo de campanas”, la parte más etérea del mismo. La morfología del campanario es más  compleja que la de la espadaña que, por regla general, encontramos en ermitas, conventos y capillas. Se trata de una estructura más simple, un muro que se eleva por encima de las cubiertas del templo y que posee una serie de huecos, por lo general rematados en arcos que dan cabida a campanas más modestas y menos pesadas que al estar al aire libre carecen de caja de resonancia.

Rematando el campanario o la espadaña, nos encontramos, por regla general, una veleta, la mayoría de ellas muy simples, otras, como le ocurre al Giraldillo, más compleja en su composición.

Por lo que respecta a las torres tenemos que hacer referencia en primer lugar al  campanario de la iglesia parroquial.

El campanario que podemos ver en la actualidad, el que se yergue esbelto y majestuoso sobre la “loja”, dominando el espacio data de finales del siglo XVIII, muy posiblemente estemos hablando del tercer campanario que ha tenido el templo parroquial.

Del primero tenemos constancia indirecta en las ordenanzas municipales de 1564, que no son más que la copia y mejora de otras anteriores que, muy posiblemente, se remonten a un siglo anterior. Este campanario debió de ser muy simple y modesto, tal vez una espadaña que tuvo más de una campana, pues en el texto se habla de “la campana grande de la iglesia”. Con posterioridad se construyó otro en el lugar que hoy ocupa el coro de la parroquia, dicho campanario, más bajo y menos esbelto que el actual, fue derribado para construir el actual sobre el lugar en el que se situaba el acceso al primitivo campanario.

El actual, que como hemos dicho, es obra de finales del XVIII tiene una estructura cuadrada rematada en un cuerpo de campanas con un arco de medio punto en cada uno de sus frentes. Decir que las actuales campanas son de finales del siglo XIX, sustituyendo a otras más antiguas. Remata la composición una estructura piramidal, un chapitel, en cuya cúspide encontramos una veleta, la de San Miguel. Se trata de una veleta que podemos calificar como “singular” pues representa al Arcángel San Miguel, protector de la fe, vestido a la usanza del siglo XVII. Muy posiblemente esta veleta estuvo pintada de vivos colores que con el tiempo han ido desapareciendo.

La segunda torre es la del reloj del antiguo Ayuntamiento. Frente a la anterior, que tiene un carácter religioso, nos encontramos con una torre, de mediados del siglo XIX, de carácter  civil que fue construida para acoger el reloj, el encargado de dar la hora a toda la población visueña. Asistimos simbólicamente a la desvinculación del poder civil  frente al eclesiástico, pues hasta entonces la hora la marcaba una de las campanas de la iglesia.

La torre fue construida en 1846, tal y como reza en una placa conmemorativa que para tal efecto se colocó en la entrada de la calle Real y que todavía es visible. En ella podemos leer: 

EN EL REINADO DE ISABEL 2ª
SIENDO JEFE SUPERIOR
POLITICO DE ESTA PROVINCIA
EL SR. D. MELCHOR ORDOÑEZ
Y PRESIDENTE DEL AYUNTAMIENTO
CONSTITUCIONAL DE ESTA VILLA
D.DOMINGO GARCÍA DE TEJADA
AÑO DE 1846

Por encima del cuerpo de campanas en el que encontramos arcos apuntados, muy del gusto neogótico, aparece una estructura octogonal a base de columnillas que conforman hornacinas muy planas, y encima del mismo, una estructura semiesférica, a modo de cúpula forrada en azulejo blanco y azul rematada por una  esbelta cruz de Santiago con una modesta  veleta.

Por lo que respecta a las espadañas, hemos de hacer referencia a tres, siendo la más antigua la del convento  del convento del Corpus Christi. Se trata de  una estructura de comienzos del siglo XVII, pudiendo situar cronológicamente su construcción en torno a 1615. Estamos ante una espadaña modesta, pero de diseño muy clásico, propio del momento de su construcción y que tiene similitudes estilísticas con el claustro del convento. La estructura de la espadaña, muy  simple, está compuesta de un solo cuerpo que alberga dos huecos rematados en medio punto donde encontramos sendas campanas.
La bella estructura se remata con un frontón curvo y roto, muy del gusto barroco de cuyo centro arranca una estructura cuadrada rematada en una bola de la que nace una cruz en cuyo eje encontramos una modesta veleta.

La segunda espadaña es la de la capilla del Rosario. Se trata de una estructura construida en los años veinte del pasado siglo. Decir al respecto que el 21 de noviembre de 1920, el templo fue solemnemente inaugurado por la jerarquía eclesiástica.

Consta de una estructura de dos cuerpos, siendo el superior menor que el inferior. En el inferior dos huecos rematados en arcos de medio punto cobijan sendas campanas. Encima del mismo un cuerpo de un solo hueco, también rematado en medio punto que  aparece custodiado por sendas volutas con  pináculos cerámicos. Remata la composición un frontón curvo del que arranca una cruz en cuyo vástago hay una modesta veleta.

La tercera espadaña es la de la casa hermandad de Veracruz y Rosario.

Esta casa, situada en la calle Hondilla, presenta una fachada de la que arranca una espadaña en ladrillo visto. Se trata de un solo cuerpo estructurado en tres calles, siendo la central más ancha y alta que las laterales. Dicha estructura alberga un hueco rematado en medio punto que da cabida a una campana. Encima del mismo un ojo de buey en el que encontramos, en hierro, el anagrama de maría auxiliadora. Remata la composición una cruz, también en hierro. A ambos lados de la composición central encontramos sendos espacios, de menor altura que el central, con la particularidad de presentar huecos adintelados. El arquitecto ha jugado con elementos adintelados y la curva del arco, tal y como ocurre, por ejemplo, en la entrada de la basílica menor de la Macarena (Sevilla) de clara inspiración Serliana.


JOSÉ ÁNGEL CAMPILLO

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