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José Ángel Campillo | El matadero viejo

Si nos damos un paseo por el Calvario, justo antes de acceder al humilladero presidido por la portentosa cruz de hierro forjado, nos encontramos con una moderan pista polideportiva donde los niños y jóvenes del barrio juegan durante todo el año. Es en este solar, situado junto a la barrería del Manzano, donde estaba situado el matadero de nuestro pueblo. 


Este edificio municipal fue construido a finales del siglo XIX, pero no conocemos el lugar en el que estuvo el anterior. Consta en las actas capitulares que el reglamento del matadero se redactó en 1890, por lo que asistimos a una modernización de sus estatutos. No debía de estar en muy buenas condiciones el edificio cuando en agosto de 1898 se acuerda realizar obras en el matadero, al igual que el año siguiente, por lo que podemos hacernos una idea del mal estado en el que se encontraba el establecimiento.

Será en 1924 cuando el Ayuntamiento decida ampliar y modernizar el edificio que tenía muchas carencias. Las obras duraron dos meses por lo que una vez terminadas las obras de saneamiento y ampliación del mismo, se podía realizar sin problema alguno la matanza.

En febrero de 1933, como consecuencia del mal tiempo, a lo que hemos de añadir, sin duda alguna el mal estado del edificio, parte de matadero se hundió, hecho que lleva al Ayuntamiento a su reconstrucción porque su puesta en marcha era fundamental para que no faltase carne en la plaza de abastos.

En 1946, dado que el edificio amenazaba ruina y carecía de las condiciones higiénico-sanitarias no eran las adecuadas, la Diputación Provincial presentó un proyecto para construir un nuevo matadero municipal cuyo presupuesto ascendía a 223.305,59 pesetas. La nueva construcción aprovechaba algunos elementos del anterior, es el caso de la portada donde aparecía 1924. Diecinueve años después (1965) se da cuenta del pliego de condiciones para la contratación de las obras de reparación y reforma del matadero y la adquisición de un tractor y remolques destinados a la recogida de basuras y al transporte de las carnes. A pesar de las pequeñas obras que se realizan en el matadero, que no sirven más que para alargar su agónica existencia, en 1975 el matadero estaba en un estado ruinoso a lo que hemos de añadirle las malas condiciones higiénicas con las que contaba en esos momentos. Ante esta situación la corporación municipal decidió, en sesión plenaria celebrada el 15 de mayo de 1975, destinar el dinero que, en un principio, debía de emplearse para la construcción de una nueva Casa Consistorial, en la construcción de un nuevo matadero, obra que se dilataría en el tiempo.

Por lo que respecta a la fisonomía del edificio hemos de decir que tenía una fachada muy simple, destacando en la misma la portada principal rematada en un pináculo donde aparecía 1924. Esta puerta daba acceso a un gran patio que, ante la falta de espacio, se cubrió en parte. A ambos lados del patio sendas naves muy similares en dimensiones; en al de la derecha encontrábamos una gran puerta que daba acceso a la cochera, a continuación un pequeño aseo y ocupando la mayor parte del espacio una sala donde se encendía el fuego para escaldar y limpiar las piezas que se mataban. En la otra nave, que se manifestaba a la fachada a través de una ventana encontrábamos la leñera, el “despacho del veterinario” donde había una mesa de despacho y un microscopio y al final una sala de dimensiones similares a la de escalda y limpieza. A la derecha de esta nave, a modo de ampliación, una pequeña puerta que permitía acceder a los corrales donde el día antes de la matanza se guardaba el ganado vacuno y de cerda. 


JOSÉ ÁNGEL CAMPILLO

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