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José Ángel Campillo | La Plaza de Abastos, 114 entre nosotros

Hasta la construcción de la actual plaza de abastos situada en la calle Real número 58, el mercado se establecía más o menos permanentemente en la plaza de la Constitución, hoy del Ayuntamiento. En dicho lugar encontrábamos unos puestos de madera en los que se vendían, entre otras cosas, carnes y verduras con los consiguientes problemas de higiénico-sanitarios.

A esto hemos de añadir un problema de carácter económico y era la imposibilidad que tenía el Ayuntamiento de cobrar a todo el mundo los arbitrios municipales. No obstante hemos de decir que la primitiva plaza, la que daba perspectiva al palacio de los Condes, fue el primitivo lugar donde se situó el mercado.     
               
El cambio de ubicación se debe, sin lugar a dudas, a un cambio en el eje de centralidad de la localidad pues a partir de la segunda mitad del XVIII, la denominada plaza de Abajo comienza a adquirir importancia frente a la llamada plaza de Arriba. Este hecho viene dado por la construcción en el lugar del nuevo Pósito y de las Casas Consistoriales.
Es a finales del XVIII y a lo largo del XIX cuando el concepto de mercado va a sufrir una transformación, tanto por cuestiones de carácter higiénico y, sobre todo, recaudatorio. Es cuando empieza a surgir el concepto de mercado cerrado y aislado del exterior que garantizaba tanto la higiene como el control fiscal y sanitario. Así en 1907 la Corporación Municipal decide construir una plaza de abastos dado que “se hace muy difícil la inspección sanitaria de los diversos productos alimenticios”, y dado que las arcas municipales carecían de dinero para ello, se decidió abrir un concurso público para que pudiera ser construida por particulares “mediante la oportuna concesión para su explotación durante cuarenta años”. 

Únicamente se presentó un pliego de condicione, el de Don Pelayo Jiménez León, Alcalde desde 1894 hasta mediados de 1905, por lo que le fue aprobada la concesión. En el pliego de condiciones se hace constar que “bajo ningún pretexto se permitirán entradas a dicha plaza por las casas inmediatas... no permitiéndose por tanto puertas a dicha plaza” que fue bautizada con el nombre de Santa Marta, en honor de la esposa del antiguo Alcalde. En 1928 el Consistorio discute la posibilidad de hacerse con la plaza ya existente o bien construir una nueva. El Alcalde se inclina por la primera opción dado que además de resultar más barato, “ayudaría a paliar la falta de jornales del invierno”. Un año después el Ayuntamiento recibió un préstamo de 300.000 pesetas “que será destinado a la adquisición, reforma y embellecimiento del Mercado de Abastos” y de otras obras. A pesar de ello la adquisición no se llevó a cabo, dado que en 1936 se presentó un proyecto para llevar a cabo la expropiación y municipalización del establecimiento, pero la guerra parará esta iniciativa que no se retomará hasta 1950, fecha en la que se inicia un expediente sobre la reversión a la propiedad municipal del mercado de abastos, administrado por particulares desde 1907 hasta 1947. Esto provoca que en 1958 los titulares de la Plaza de Abastos soliciten les sea pagada la transacción de 40.000 pesetas al contado. 

Tras un contencioso administrativo se resolvió en 1962 que la Plaza de Abastos pasaba a ser administrada por el Ayuntamiento, por lo que éste debería de compensar a los afectados con una indemnización. El expediente se inició en 1950 y el contencioso administrativo- jurídico se resolvió doce años después a favor del Ayuntamiento que debía compensar a los afectados con indemnizaciones.

A partir de los años ochenta, la plaza de abastos comienza a languidecer poco a poco hasta tal punto que tiene que cerrar sus puertas y se lleva a cabo en la misma un proceso de remodelación, no obstante el equipo de gobierno de la legislatura sufre un proceso de remodelación, no obstante durante la legislatura 2015-2019, siendo Alcaldesa Anabel Burgos, se proyecta la remodelación del edificio. Tras diversas vicisitudes, en el verano de 2021 la plaza ha vuelto a inaugurarse, ha resurgido como el ave fénix, esperemos que su trayectoria sea larga y fructífera.


                                                         José Ángel Campillo de los Santos

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