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Antonio López Hidalgo | Ron 'Montilla'. Breve historia de un enigma

Una mañana de 2008, paseaba con una amiga brasileira por el Paseo Marítimo de Ponta Negra, en Natal, y alcancé a leer el nombre de un bar que me deslumbró: Bar Hemingway. No lo podía dejar pasar. Nunca me lo permito. Desde muchos años atrás, tenía el hábito de entrar en cualquier bar o restaurante o escondrijo con nombre de escritor. Así que le propuse a ella tomarnos algún refrigerio para sofocar el calor.


Ella aceptó sin contemplaciones y de buen grado. Le pregunté qué bebería y me respondió con la certeza de quien no lo ha hecho la primera vez a esa hora: ron con Coca-Cola. Me sorprendió, no por que eligiera el combinado, sino por la hora. Eran las 12.30 de la mañana. Pero lo podía entender. En Brasil amanece a las seis.

Mi segunda sorpresa fue cuando la camarera puso sobre el mostrador la botella ron y leí el nombre en la etiqueta: Montilla. El nombre de mi ciudad natal. Y después el año de su origen: 1957. El mismo en que yo nací. Tanta coincidencia no podía arrastrar ningún mal augurio.

A veces, recuerdo aquellas playas infinitas, su arena fina, su calor oprimente y sensual. Pregunté, pero no obtuve respuesta alguna de por qué aquel ron se denominaba así. El ron Montilla fue lanzado al mercado por la Industria Medelin en 1957 y adquirido por Seagram en 1970. Ya en 1980, Montilla logró vender un millón de cajas y en 2001 comercializó 1,9 millones, con lo que logró ser la marca número uno en su mercado.

En Brasil, tiene sus ventas concentradas principalmente en la Región Nordeste, aunque se puede adquirir en cualquier ciudad del país, y ha hecho que la marca sea un símbolo de la cultura local y el mejor patrocinador de eventos populares de la región como el Carnaval de Olinda, las Fiestas São João y numerosos proyectos populares.

El ron Montilla es hoy el más consumido de Brasil. En 2007 cumplió 50 años y celebró la fecha con el lanzamiento de una versión Premium. El Montilla Premium es un ron añejado de 18 años. La botella de vidrio incoloro de 750 mililitros posee un formato diferenciado de la línea regular, pero mantiene el diseño de la cintura de la marca.

La escena del pirata con loro que se repite en cada etiqueta desde hace décadas es todo un símbolo en el país, como lo pueden ser a otros niveles el personaje Bibendum de Michelin, el conejito de chocolate en polvo de Nesquik o Mr. Clean de Don Limpio.

El pirata, obviamente, protagoniza todos los anuncios de este ron. En uno, el pirata se afana en descifrar el mapa que, supuestamente, le dirá dónde se halla escondido el tesoro en una isla nada inhóspita. Para suerte de todo televidente, el pirata encuentra el cofre y rebusca entre las valiosas joyas, hasta que logra abrazar entre sus manos la botella de ron Montilla. La alegría rompe en su rostro.


De otra arqueta, sale, como por arte de birlibirloque, una bella joven en bikini que, al admirarse ante tal descubrimiento, grita de alegría: “¡Montilla!”. De la misma arqueta surgen también los demás invitados a esta fiesta improvisada frente a una playa paradisíaca. Todos bailan y beben. El anuncio se cierra con una frase obvia: “Acompaña tu ritmo con ron Montilla”.

En otros anuncios, el pirata, con aire embaucador, busca en distintos ambientes y escenarios, ya sea un bar o un comercio o un campo de fútbol, la complicidad de cualquier joven brasileña. Este texto acompaña a las imágenes: “Os piratas se modernizaram e estão presentes no nosso dia-a-dia. Esse é o mote da nova campanha de TV do Ron Montilla, líder em seu segmento, que vai ao ar a partir de 15 de dezembro, nos canais abertos do Nordeste”.


La empresa que elabora y distribuye este ron aprovechó en 2010 la tradición de las fiestas de San Juan para lanzar oficialmente la versión enlatada en todo el Noroeste de Brasil. Después de un gran éxito de ventas en el Carnaval de Recife, las latas de Montilla definitivamente llegan al portafolio de productos de la marca. El objetivo principal de la lata, según señala la empresa, es sumar nuevas ocasiones de consumo, como grandes eventos y fiestas en la calle. Manteniendo las características naturales de ese ron, el producto sigue la fórmula tradicional de la bebida, teniendo el mismo sabor, color y aroma que la botella. La lata conserva la identidad del ron Montilla, manteniendo la misma línea de comunicación que la botella, pero con un carácter Premium del producto, que aporta detalles en oro.

El ron Montilla es el buque insignia de la cartera de Pernod Ricard Brasil, grupo multinacional francés, colíder en el mercado de las bebidas espirituosas. La figura del pirata se ha convertido en el elemento más importante del producto, y se utiliza en todas las comunicaciones.

En 1998 se lanzó la variante Montilla Limão. En 2000, Montilla rompió otra barrera, con dos millones de cajas vendidas. 2005 celebró el año del lanzamiento de nuevos envases y nueva identidad visual, además de una campaña publicitaria más moderna e innovadora.

En 2007 la marca cumplió 50 años, alcanzando los 2,5 millones de cajas vendidas, con celebraciones durante todo el año, además del lanzamiento de Montilla Premium, un ron añejado hasta los 18 años. Con las versiones White Letter, Gold, Crystal, Lemon y Montilla Premium, ron Montilla es el líder absoluto en la categoría de ron en Brasil, con volúmenes que superan los 25 millones de litros anuales. Cada segundo se vende una botella de ron Montilla en Brasil.

Hay días en que la nostalgia me puede y recuerdo aquellos días eternos y llenos en las playas de Ponta Negra, con un vaso de ron Montilla y Coca-Cola entre las manos y con la sospecha insensata de que nunca acabaría el día y tampoco aquellos viajes de la felicidad usurpada por el paso del tiempo.

Todavía hoy sigo indagando por qué este ron lleva el nombre de mi ciudad. Hace unos años, Wikipedia tampoco decía nada al respecto. Ahora se puede leer: “Montilla nació en 1957 y su nombre se originó en España, siendo el municipio español Montilla del que tomó prestado su nombre. Ron es "ron" en español. En 2019, la marca amplió su portafolio, lanzando Tridistilled Montilla Vodka”.

Sé que algunas familias montillanas emigraron a Brasil en la década de los años cincuenta. De entre ellas, parientes míos, rama de los Hidalgo. Algunos de estos, años después, buscaron otro hogar y otro futuro en Australia. Sea como fuere, solo a un montillano se le puede ocurrir etiquetar una marca de ron con el nombre de su ciudad. O bien, a algún viajero que, por razones que no se nos han dado a conocer aún, optó por este nombre. En todo caso, me sorprende la elección. Y, sobre todo, y más, que en Montilla nadie, o casi nadie, sepa de esta publicidad concedida para bien y sin nuestra voluntad a la hora de poner nombre a una marca de ron y, ya también, de vodka.

Habrá que volver a Natal a matar la nostalgia y, de paso, indagar en estos otros pormenores que visten el interior del cuerpo perfumado de tantas botellas. La nostalgia es muy puñetera y caprichosa, sobre todo si tiene cintura de botella o de mujer.

ANTONIO LÓPEZ HIDALGO