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José Ángel Campillo | Patios, cancelas y portones en El Viso del Alcor

El zaguán es la pieza de la casa que permite acceder desde la calle a su interior. Esta pequeña, pero importante estancia deriva del vestibulum romano. Está situado en la primera crujía de la casa y en las casas de la burguesía, hasta bien entrado el siglo XIX encontrábamos en el mismo, guardando la intimidad de los que en la casa vivían, un portón de madera. A partir de esta puerta grande, que en algunas ocasiones tenía una puerta más pequeña llamada postigo comenzaba propiamente la casa.


A partir de la  segunda mitad del XIX el portón va a ser sustituido por la cancela de hierro, siendo las más  antiguas las de gitanilla, roleos, volutas y eses, de llantina atada con lazos a barrotes redondos o cuadrados. En el último tercio de la centuria son sustituidas por las de dibujo  caligráfico.

Este cambio deriva de una transformación social, política y económica: la burguesía cobra cada vez más pujanza, de tal manera que pasamos del antiguo régimen a un estado liberal en el que se impone el capitalismo. Si hasta bien entrado el siglo XIX (desamortización de Mendizábal) la casa estaba vetada al viandante, a partir de este momento la casa se abre a la calle a través de la cancela que nos permite acceder, por lo menos, por medio de la vista a su interior, a su corazón, que es el patio, lugar de descanso y de recreo en las tediosas noches de verano, donde la burguesía se puede permitir el lujo de disfrutar del mismo. Los menos afortunados se conformaban con salir a la calle a tomar el fresco.

En nuestro pueblo, en las grandes casonas que aún resisten el pasar y el pesar del tiempo, encontramos algunos ejemplos de lo que estamos diciendo. Son sin duda alguna bellas casas de otro tiempo, pero que deben de ser conservadas por su valor histórico, artístico y etnográfico, pues son el “retrato de una época”.

Veamos algunos ejemplos:

Casa N.º 23 de la calle Real, actualmente residencia de mayores San Pedro Nolasco encontrábamos un bello ejemplar de portón. Cuando la casa fue restaurada y convertida en residencia desapareció. Actualmente forma parte de la puerta en una cochera.

En esta casa del siglo XVIII encontramos un magnífico patio columnado de forma rectangular que merece ser visitado.

Casa N.º 7 de la calle Real, en una magnífica casa de finales del XVIII encontramos el único portón del XVIII. El mismo destaca por la utilización de elementos geométricos a base de estrellas y triángulos, muy característico de la época, tal y como podemos apreciar también en la puerta que desde el presbiterio de la iglesia se dirige a la sacristía.


       

En la vivienda destaca un magnífico  patio, de planta cuadrada, a eje con la puerta principal en el que destacan ricas columnas situadas en los ángulos del mismo sobre las que cabalgan arcos de medio punto rebajados y muy abiertos. A modo de balaustrada una reja de hierro cierra el perímetro de la galería alta, a la que se accede por una escalera de dos tramos situada a eje con la puerta de acceso a la vivienda.

Casa N.º 10 de la calle Pintor Juan Roldán (Casa del párroco) también encontramos un portón, de nueva factura, que sustituye a otro anterior, de escaso valor artístico. Esta casa también data de finales del siglo XVIII, aunque es fruto de una reforma, pues hay datos de la misma que la remontan al siglo anterior. El portón tenía la singularidad de abrir hacia fuera como consecuencia que el suelo de la segunda crujía de la vivienda está más alto que el del zaguán.


El interior de la misma ha sido muy transformado, de tal manera que el patio ha dejado de tener valor en si mismo. A pesar de ello, hay que decir que es una casa que goza de “buena salud” porque ha sufrido distintas intervenciones que la han salvado de la ruina.

Casa N.º 12 de la calle Albaicín, actual centro parroquial, también había un gran portón que desapareció tras la reforma que se le llevó a cabo a la vivienda cuando pasó a ser propiedad de la parroquia. Esta casa, aunque más rústica que las anteriores, cumple con los esquemas de las grandes casas del XVIII y XIX de nuestra localidad. En esta tenemos la particularidad que a las funciones de vivienda tenemos que añadirle la de negocio familiar, pues en la misma había un horno de pan.


Casa N.º 32 de la calle Real, una vivienda del XVII muy modificada en el XIX, siendo el exponente más claro de esta amplia reforma el magnífico cancel enmarcado por dos arcos de medio punto abocinados que se mantienen sobre sendas columnas dóricas sobre pedestal.


               

En el medio punto del cancel, ricamente labrado,  encontramos las  iniciales: J L y L (José Luís León). Encima de las mismas la fecha en la que, a buen seguro, fue colocado el cancel, 1855 y reformada la casa.

Destaca en la vivienda, que conserva los techos de madera, un bellísimo patio rectangular donde destacan en los lados más cortos del mismo, y paralelos a la calle arcos porticados con bellas columnas del XVII. Una de las zonas porticadas, la más cercana al zaguán, está cerrada con sendos cierres acristalados que lo convierten en un  recibidor o distribuidor de los espacios más importantes de la casa.

Casa N.º 19 de la calle Real. En esta vivienda del siglo XIX, encontramos también un bello exponente de las cancelas del último tercio de la centuria.


Sin duda alguna, estamos ante un bello exponente de lo que es el arte de la rejería en el último tercio del siglo XIX como consecuencia del proceso industrial. Estas cancelas se siguen colocando en los zaguanes de algunas viviendas de nuestro pueblo.


Casa N.º 57 de la calle Real. Estamos ante una vivienda que destaca por su rica decoración que mezcla elementos muy clásicos con otros de carácter mudéjar o a “la morisca”, tal y como se le denominaba en la época.


En el zaguán encontramos un cancel donde encontramos la fecha de 1904 y las iniciales S.J.L (Sixto Jiménez López).

Las paredes del  zaguán aparecen estructuradas con marcos achaflanados, rematándose el conjunto con la decoración del techo que, aunque plano, aparece decorado con decoración geométrica  en la que destaca la bicromía.

En esta casa encontramos un bellísimo patio que destaca por tener una forma cuadrada, estar centrado y a eje con  la calle. Sus paramentos están decorados con cerámica de color azul que destaca sobre los paramentos blancos.  En el centro de la estancia destaca una fuente. Además  aparece completamente rodeado de ventanas  enteras, insertas en el muro, tras las cuales encontramos las principales estancias de la vivienda.



 Estamos ante viviendas que, poco a poco, van languideciendo y que, si las administraciones no intervienen, más temprano que tarde, este patrimonio que posee nuestro pueblo, en pleno centro urbano, se perderá irremediablemente. 


JOSÉ ÁNGEL CAMPILLO


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