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Pepe Cantillo | Animalismo (1)

Escribir sobre animales, su cuidado y defensa, se me antoja algo temerario por la simple razón de que recorre por nuestro entorno un encubierto fanatismo de cara a la defensa de los mismos. Algo así como si las personas que no gozan de la compañía de un perro, un gato o una iguana con los que compartir parte de su tiempo fueran agresores o maltratadores de los animales llamados “mascotas”.


El animalismo es un “movimiento que propugna la defensa y los derechos de los animales”. Hasta ahí, nada que objetar y mucho terreno para poder felicitar por una defensa sana, libre, del mundo animal. Por curiosidad, dejo una breve nota sobre las iguanas, que son reptiles parecidos a los lagartos, algunos de los cuales pueden alcanzar un metro de longitud. Proceden de América meridional y su carne y huevos son comestibles. Están de moda. Más adelante hablaremos de estas especies que nos invaden y son adquiridas como animales de compañía.

Por otro lado, está brotando un fuerte movimiento de personas que hasta ahora no tenían mayor problema con este asunto pero el fanatismo proanimal e, incluso, los desmadres del movimiento animalista, lo están provocando o, si suena mejor, lo están instigando.

Cito textualmente: “Denuncian a un hombre de 24 años por agredir con patadas y puñetazos a sus tres perros de manera 'cruel' e 'injustificada'”. Este titular de prensa es del pasado lunes 16 de mayo. Los perros los tenía en jaulas separadas y los agredía a su gusto. ¿Maltrato animal mondo y lirondo? Por supuesto que sí, aunque no se citan las causas. La acción policial ha entrado ya a aclarar dicho comportamiento.

Preguntas pertinentes e incluso impertinentes: ¿Se acogen animales a mogollón para estar en la cresta de la ola? ¿Estaba dicho sujeto en condiciones de atender nada menos que a tres perros? ¿Acogemos uno, dos o tres perros porque yo soy un machote capaz de lo que sea? No quiero ni pensar en las causas de tal sobredosis animalista.

No estoy en contra de tener “mascotas” ni tampoco sombreros. La mascota es “un animal de compañía  que sirve de talismán y además (dicen) que trae buena suerte”. Cada cual emplea su tiempo y sus ingresos en aquello que le puede satisfacer más. Pero ojo a los listillos de turno que ofrecen gangas en cualquier terreno y de paso –esa es su intención– nos engañan y juegan con nosotros.

Ejemplo al caso. He leído que la Policía ha asestado un golpe a una red online de venta de perros que morían días después de ser entregados a sus posibles dueños. Internet es el infierno y el paraíso de la vida actual, de donde lo mismo surge información interesante y muy válida como basura que salpica todo lo salpicable y, de paso, engaña o tima.

En otra esquina de este conglomerado de animales, con idas y venidas de mil sitios, se ha puesto en marcha un negocio que por Internet ofrece perros a buen precio. No sé por qué los negocios virtuales me crean desconfianza.

Quiero pensar que tales negociantes solo codician ganar dinero, no matar “la gallina de los huevos de oro”. Pero… algo debe provocar la muerte a muy corto plazo de tales animalitos. Conclusión: nuestro mundo está cada vez más plagado de zorros (“personas muy taimadas, astutas y solapadas”) o, si lo prefieren, de hienas (“personas de malos instintos o crueles”). Escojan al animal que mejor cuadre con el cernícalo humano (“persona ruda, grosera o poco sensible en su comportamiento”). ¿Hienas?

Recordemos que la hiena es un “mamífero carnívoro, de pelaje áspero, gris amarillento, con listas o manchas en el lomo y en los flancos, que llega a los 70 centímetros de altura en la cruz y algo menos en la grupa, nocturno y principalmente carroñero”. Por cierto, la referida gallina es el título de un poema de Samaniego (1745-1801), en cuya obra hace un reflejo de las debilidades humanas.

Repito que la curiosidad no me ha llevado a desgranar las causas de esta noticia. Me interesa más desarrollar una serie de información de cara al trasfondo de tan traído y llevado tema en el que el animalismo –en un sentido muy amplio– y la postura “anti” están a verlas caer.

Como nuestro mundo es muy aburrido, hay que animarlo y, de paso, motivarlo con ofertas-sugerencias. Aquí entran los llamados animadores de lo que sea, hagan falta o no, cuyo nombre ahora es youtuber que pasea peces en un carrito fabricado ex profeso para ello. Estamos ante la nueva moda adaptada para pasear a tu mascota.

Leo en Google: “Un youtuber es una persona que comparte vídeos atractivos para el usuario en los que se le ve haciendo algún tipo de actividad concreta”. Digamos que es un productor y gestor de contenido audiovisual que usa YouTube como su plataforma de comunicación. Incluso pueden estar patrocinados por determinadas firmas comerciales. “La pela es la pela....” y se trata de sacar dinero de donde sea y como sea.

Reafirmando el papel del youtuber, hay que decir que va provocando la curiosidad del resto del personal y, como posible consecuencia, la posibilidad comercial se dispara –o, al menos, no muere ahogada en un charco–.

Animales y su defensa, protección, uso… están muy de moda. Sobre todo, ese tipo de especies que se mueven con mayor o menor resguardo por nuestra parte: unos por estar sobreexplotados; otros por usarlos indebidamente (dicen). Las razones son muchas y, para los animalistas, son de sumo interés; para otros, son de uso cotidiano y en contra de los llamados animalistas.

La Ley de Protección Animal está en la calle. ¿Acertada? ¿Desconcertante? ¿Cumplibles sus planteamientos? Solo podemos decir que están en la calle y ya veremos cómo se puede desarrollar para proteger y no para explotar por aquello de que está de moda un posible animalismo a ultranza.

¿Cuáles son las prohibiciones y obligaciones de la nueva Ley de Protección Animal? El animalismo es todo un “movimiento que propugna la defensa y los derechos de los animales”. Pero deja en el aire toda una serie de recovecos, como el de los animales importados de sitios mil: animales que son bonitos o feos, eso es lo de menos. ¿Son adaptables a nuevos territorios como si fueran paraísos prometidos por el paso del tiempo? Hablaremos de ello más adelante.

PEPE CANTILLO
FOTOGRAFÍA: J.P. BELLIDO