Desparramado
por las laderas de la Tablada, como manto de fino armiño y ocupando una
superficie de unos 350.000 metros cuadrados se extiendo un espacio natural, que
ha de convertirse en un futuro no muy lejano, en el pulmón verde de El Viso; me
refiero al parque de la Muela.
Plano
del parque de la Muela. Fuente: Guía botánica del parque de la Muela
Estos
terrenos, que formaban parte de la denominada Vegueta, en el siglo XIX fueron
vendidos a particulares, quedando bajo la propiedad del Ayuntamiento los
situados en los aledaños de la fuente y arroyo. Es en esta misma centuria,
concretamente en el reinado de Isabel II cuando la fuente y su entorno se
remodelan, por lo que su aspecto pudo perdurar, con algunas modificaciones
hasta los años 80 del
pasado siglo (1983) con la llegada del primer Ayuntamiento asistimos al primer intento de poner en valor
estos terrenos y aparece el primer concepto de parque periurbano. En los
primeros años de la presente centuria, se realizan campañas municipales que
tienen como objetivo la sensibilización medioambiental y se puso en marcha
través del programa educativo “Vamos al parque de la Muela” distintas campañas
de plantación de árboles autóctonos.
En el año 2010 surge un conflicto
entre el gobierno local y la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio
como consecuencia de la financiación de un proyecto encaminado a mejorar el
parque; por motivos varios, dicha iniciativa no pudo llevarse a cabo. Once años
después, en mayo de 2021 el Ayuntamiento encarga un proyecto de actuación en el
parque y un año después el mismo está
sufriendo un proceso de remodelación que ha permitido, entre otras cosas,
desenterrar los viejos lavaderos de la
Muela.
Fuente: Ayuntamiento de El Viso del Alcor
Sin duda alguna, en tiempos pretéritos, donde las necesidades eran distintas a las actuales, se hacía un uso más racional del agua, tal y como lo podemos ver en la fuente del Concejo (en pleno centro de la localidad) o en nuestro caso en la Muela; en ambos lugares nos encontrábamos con situaciones semejantes:
- Una fuente o manantial mejorado y conservado por el Concejo o Ayuntamiento.
- - Un pilar o pilares para que el ganado
mular, caballar y boyal pudiera satisfacer su sed. Hay que recordar que hasta
los años 50-60 no comienza la mecanización del campo, y que todas las labores
agrícolas se realizaban con tracción animal.
- - Un lavadero en el que las mujeres podían
lavar la ropa. Lógicamente el agua del lavadero no llegaba a la alberca, sino
que discurría por otro lugar, dado que, bajo ningún concepto se permitía que el
jabón contaminase el agua que tendrían que beber los animales. De esta manera
el lavado de la ropa únicamente se podía hacer en el lavadero. A finales de los
sesenta del pasado siglo, la fuente aparecía entre las propiedades del
Ayuntamiento.
- - Una alberca o albercas que servía para
almacenar el agua, que de riego de la huerta o huerto situado en sus aledaños.
A este respecto podemos decir que el huerto de la Muela, era propiedad del
Pósito y a partir de 1842, fecha en la que éstos se convierten en Banco de Labradores, al
referido Banco.
- - El remanente de agua, antes de perderse en el arroyo, bien pudo servir para mover las muelas de algún que otro molino harinero.
Pero
la fuente y su entorno era lugar de socialización de hombres y mujeres cuyos
roles estaban muy definidos: las mujeres eran las encargadas de ir a por agua y
a lavar la ropa; por el contrario, los hombres eran los encargados de llevar al
ganado a beber.
En
cuanto al lavado hay que decir que se hacía, por regla general, el viernes y el
sábado, teniendo en cuente que el domingo era fiesta de guardar.
¿Por
qué viernes y sábado?. A este respecto hemos de recordar que el día santo para
los musulmanes era el viernes, y que en Andalucía, tras la revuelta de las
Alpujarras en el siglo XVI los moriscos (musulmanes bautizados) fueron
repartidos por toda la geografía andaluza, llegando algunos de ellos a estos
lares.
De
la misma manera, el día santo de los judíos es el sábado o sabat, por lo que
los que se quedaron tuvieron que bautizarse pasando a llamarse conversos,
judeoconversos, cristianos nuevos. Para que estas personas no siguieran
practicando su antigua religión la Santa Inquisición vigilaba, al igual que sus
vecinos, si trabajaban esos días tan señalados en la religión de la que habían
renegado. Esto explica, por ejemplo, que la limpieza de las casas se hiciera en
sábado, con la obligación de tener abiertas puertas y ventanas.
Pero además, la fuente, el
lavadero, la alberca, eran generadores de determinados oficios que en la
actualidad han desaparecido:
-Los poceros, que eran los
encargados de tener limpias las minas de agua que han estudiado, y a buen
seguro seguirán haciendo la Asociación Andaluza de Exploraciones Subterráneas.
La exploración de las minas de agua de nuestras fuentes ha permitido dar a
conocer un patrimonio desconocido que es posible recuperar y que se ha datado
en época romana, algo importante, porque hasta ahora se databan en época
musulmana. Podemos decir que esto no ha hecho más que empezar.
Maqueta de la fuente, obra de Enrique Vergara. Asociación Cultural Fuente del Sol.
Los poceros eran personas expertas
y se conocían las minas como la palma de la mano; siendo una de sus funciones,
además, la de mantener en buen estado las lumbreras, elemento fundamental para
airear las minas y, además de para bajar a ellas, para sacar todo aquello que
fuese perjudicial para el buen estado del agua.
-Los “aguaores” eran personas que
tenían la concesión administrativa, por parte del Ayuntamiento, previo pago del
correspondiente arbitrio, de repartir agua por las calles de nuestro pueblo.
Como es lógico los menos pudientes acudían directamente a la fuente por el
líquido elemento, pero había otras personas que compraban el agua a un módico
precio a los “aguaores” que recorrían aquellas calles que les había asignado el
Ayuntamiento. El agua que repartían era, además de para el consumo, para el
lavado de la ropa, por ser agua más fina, o menos gruesa que la que podía
facilitar cualquier pozo.
-El guarda de la fuente de la
Muela y de su entorno (pilares, lavaderos, alberca…) era un funcionario
municipal que tenía que velar por el orden, la compostura y el decoro del
lugar, dado que en determinados momentos confluían hombres y mujeres.