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¿Y si hay una ciudad enterrada en la Tablá?

Hace un par de semanas, en el programa Cuarto Milenio hablaron acerca de una civilización llena de misterio y que a día de hoy no conocemos del todo, los Tartessos. En dicho programa, proyectaron un mapa donde se podía ver las principales zonas donde nuestros antepasados moraron, y entre esos puntos calientes estaba Los Alcores. En ese momento, recordé que hace justo un año pasé dos días absorbiendo y trabajando con los Hermanos Campillo, José Ángel Campillo y Marco Antonio Campillo, para elaborar un reportaje acerca de nuestras raíces por ello creo que este medio y su director deben poner su granito de arena para que los visueños conozcan acerca de su historia.



Alcores o alcor proviene de la lengua árabe y significa elevación, montaña o colina de la tranquilidad. Esta palabra presta su nombre a la comarca que engloba las ciudades de Alcalá de Guadaíra, Mairena del Alcor, El Viso del Alcor y Carmona. Esta última, denominada también como lucero de Europa ha estado habitada por prácticamente todas las civilizaciones que vivieron en el sur de España, de ahí que eclipse a las ciudades próximas a ella.

Los primeros asentamientos en e
El Viso del Alcor los podemos situar en la prehistoria, en lo que es actualmente el Cortijo del Moscoso (Neolítico), entre e
El Viso y Carmona, esa zona y las aledañas como el Alcaudete y la Motilla o tumulto del Alcaudete (Edad del Bronce).

José Ángel Campillo de los Santos y Marco Antonio Campillo de los Santos, son dos historiadores y profesores naturales de El Viso del Alcor. Estas dos personas serán las encargadas de guiarnos por el documental.

La cronología de la Tablada como ciudad es del siglo VIII al I a. C. Existen restos de poblados más antiguos, posiblemente del calcolitico, es decir, estamos ante una ciudad tartésica, turdetana o púnica y romana. Actualmente ubicada en una zona elevada justo detrás del recinto ferial de El Viso del Alcor. La ciudad estaba fuertemente fortificada con una muralla que la rodeaba por completo, algo que ha asombrado a arqueólogos ya que no es muy habitual si tenemos en cuenta su emplazamiento, a esto debemos sumarle dos torreones que custodiaban la puerta principal, la cual estaba situada en una pendiente que hacía de entrada a la antigua ciudad.

Con todo lo anteriormente nombrado, más la elevación del terreno habría que decir que ciudad estaba fuertemente defendida y hacía que los ciudadanos pudieran defenderse con facilidad de ejércitos enemigos. Por las numerosas piedras circulares que se han encontrado en la Tablá podemos decir que los coetáneos de la ciudad eran grandes honderos.

La ciudad estaba compuesta por modestas casas de adobe y paja. Los habitantes eran unos expertos alfareros algo que tenemos constancia por los restos de cerámica los cuales se pueden encontrar a simple en vista donde en su día existió la primera ciudad visueña. Esta cerámica era muy fina y estaba adornada con dibujos en color rojo y en las que aparecía habitualmente un grifo, el cual es insignia de Carmona.

En contraposición a la ciudad de los vivos encontramos la de los muertos, actualmente ubicada en la zona de Santa Lucía. En este lugar se han encontrado restos funerarios y pequeñas cuevas utilizadas como lugares en donde ubicar el cuerpo de los fallecidos. Las cuevas de Santa Lucía pertenecen a la prehistoria y no podemos confundirlo con la necrópolis tartésica, ya que estos enterramientos eran por incineración y depositados los restos bajo túmulos.

La necrópolis de época tartésica estaba compuesta por numerosos túmulos, enterramiento por cremación en una pira funeraria y los restos son cubiertos por un montículo artificial. Algunos fueron excavados por Bonsor y en ellos encontró objetos orientalizante, huevos de avestruz decorados con líneas rojas en zigzag u objetos de marfil. Las cuevas de Santa Lucía no eran utilizadas como enterramientos, fueron habitadas en épocas prehistóricas) Los objetos de las necrópolis de Los Alcores se encuentran, también los de Santa Lucía, en la Hispanic Society de Nueva York.

En este juego entre vivos y muertos aparece la fuente del sol y la fuente de la luna. La fuente del sol situada justo en la falda de la Tablá era utilizada no sólo para la vida cotidiana de los habitantes, sino para realizar rituales mágicos y ya que ésta, está alineada con la salida del sol en diferentes fechas del año. Por otro lado, la fuente de la luna la encontramos en el barrio de la Alunada, el cual recibe el nombre de esta fuente. Esta salida de agua era utilizada para rituales de magia dirigidos a hechos funerarios. Al igual que pasa con la fuente del sol, esta estaría emplazada según la salida de la luna, o bien como pudimos comprobar, con los últimos rayos de sol del mes de noviembre.

La zona de los Alcores es muy fértil, donde se puede cazar fácilmente y donde sobre todo existe agua. Los acuíferos es una de las riquezas de esta zona, lo que demuestra que los Alcores fue un lugar atractivo para las civilizaciones que habitaron la zona. Los objetos arqueológicos de la Tablá, la mayoría donados por la familia Santos Morillo, se encuentran en el Centro Cultural Convento de Corpus Christi.

Al final del Imperio Romano, encontramos una villa ubicada prácticamente abajo de la Tablá. Según los historiadores, esta villa debió ser importante, ya que, se ha encontrado estatuas, columnas y otros restos de gran valor arquitectónico. Por otro lado, la cronología de la Villa de la Estación es aproximadamente del siglo I al siglo VII.

Su necrópolis estaba al lado, en el Barrio de las Anchoas es de época turdetana y romana y no parece estar relacionada con la gran villa. Quizás, en la primera etapa, pudo estar relacionado con la ciudad de la Tablá. Es decir, esta contó con dos o tres necrópolis, Santa Lucía, el Raso del Chiroli en el barrio de las Anchoas y otra menor en la zona de la Trocha. No se tiene constancia del fin de esta villa romana, pero se supone que desapareció tras ser utilizada por tribus bárbaras tras la caída del imperio y la posterior invasión de los musulmanes en el año 711.



Uno de los principales retos al que se enfrentan estos dos historiadores es la falta de medios y permisos para poder seguir descubriendo el patrimonio que se oculta bajo el suelo visueño. Por lo que creen que una labor divulgativa a la ciudadanía en general pero en especial a lo más jóvenes puede hacer que despierte en ellos un entusiasmo por conocer su historia, por conocer quiénes fueron aquellas personas que habitaron la misma zona en la que hoy conviven los visueños. De ahí que sean estos los que deban exigir a los responsables políticos y administraciones que busquen un modo o solución que permita que la historia visueña desentierre aquello que nos legaron y entierre la desidia por conocer.

Una de las cosas que puede herir más a un visueño es escuchar "El Viso del Alcor no tiene historia". Una afirmación un tanto equívoca, ya que si ponemos encima de la mesa lo poco que se ha descubierto más el contexto histórico-social de nuestro pueblo podemos afirmar que El Viso del Alcor tiene más historia de la que se le atribuye. Hay algo muy interesante y es avistar que en pocos kilómetros cuadrados y a escasos metros hemos tenido una necrópolis, una villa romana y una supuesta ciudad tartésica, ¿qué de mágico tendrá el parque de la muela que varias civilizaciones decidieron establecerse en torno a ella?.

¿Imaginan que un georadar descifra que en la Tablá hay una ciudad?, ¿Imaginan lo que supondría para el municipio y la repercusión social y económica que tendría? Algo por el que personas de nuestro pueblo trabajan, algo que denota el amor hacia las raíces de aquellos primeros 'visueños' que ya vieron la magnífica tierra en la que se asienta El Viso del Alcor.

J.C. JIMÉNEZ / REDACCIÓN
FOTOGRAFÍAS: J.C. JIMÉNEZ

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