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Marco Antonio Campillo | Ocho de marzo: la otra mirada en el 'Corazón de Los Alcores'

“La historia la cuentan siempre los vencedores y las mujeres hemos sido las vencidas en todas las guerras, no solo de las bélicas [...] Es urgente contar la historia de nuevo tal y como ha transcurrido. Dando a las mujeres la verdadera dimensión que merecen, sacándolas del silencio que las niega en los libros de historia y dándoles el protagonismo real que han tenido, limpiando a los personajes femeninos del destino o bien ejemplarizante de reinas o santas o bien de contramodelo para que el resto de mujeres aprendamos lo que no debemos hacer”. Les Comadres. La otra historia.



“Las mujeres no han sido, hasta fechas relativamente cercanas, sujetos históricos por la ciencia historiográfica. Sus huellas están presentes, pero sus voces han sido silenciadas en el escenario del transcurrir histórico. La historia ha sido hecha, pensada y explicada por hombres. En la historia no han cabido las mujeres” (Paco Roda).

La cercanía del 8 de marzo es una buena oportunidad para rescatar de las arenas del tiempo y del olvido a algunas mujeres que hicieron Historia en el corazón de Los Alcores. No son todas las que son, aunque, sin duda, éstas y otras muchas merecen este modesto homenaje.

Remontándonos a los orígenes de nuestro pueblo como entidad jurídica independiente de Carmona, debemos destacar a doña Elvira de Guzmán, primera Señora de El Viso. Dicha dama recibió el lugar de El Viso de manos del monarca Enrique II en 1371 mediante un Privilegio Rodado, que reza “…por el cual hizo merced a Dª Elvira mujer que fue de Don Gonçalo Mexía Maestre de la Orden de Santiago, i en atención a sus muchos servicios de el lugar i aldea de El Viso en término de Carmona con sus términos, tierras para Pan, Montes, Pastos, Dehesas, aguas corrientes, i non corrientes…” Tal como observamos en la lectura de este fragmento en castellano antiguo, el lugar de El Viso se le concede a doña Elvira en condición de viuda de don Álvaro Mejía, Maestre de la Orden de Santiago, por sus servicios en la guerra civil que concluyó con la muerte y destronamiento de Pedro I. En definitiva, dentro de la mentalidad machista de la Baja Edad Media, la donación se le hace en calidad de viuda, como mera transmisora del derecho de posesión de sus hijos.

En 1399, El Viso aparece documentalmente como propiedad de Dª Elvira Guzmán y su hija Isabel Mexía. Esta última debió fallecer en torno a 1415, heredando sus hijos el señorío de El Viso.

Por distintas circunstancias, El Viso pasó a los Arias de Saavedra. El Mayorazgo de esta villa fue fundado por Juan Arias de Saavedra, “el famoso” y su esposa, Juana de Avellaneda, en 1456, para su primogénito varón, Fernán Arias.

Remontándonos al Barroco, destaca sobremanera Beatriz Ramírez de Mendoza (1556-1626), Duquesa de Rivas y IV Condesa del Castellar, esposa de Fernando Arias de Saavedra, quién, a pesar de contraer matrimonio a una edad tardía para la época, 29 años, dio a luz a seis hijos, cuatro niñas y dos niños. Tras enviudar en septiembre de 1594, a los 38 años de edad, se convirtió en cabeza de familia hasta que su hijo, Gaspar Juan, V Conde del Castellar, es proclamado mayor de edad en junio de 1608. Esta mujer, de una profunda religiosidad, tuvo una agitada vida social, impulsando la reforma mercedaria y creando tres conventos, uno de ellos en El Viso, e incluso conspirando contra el Duque de Lerma, valido del rey Felipe III. Esta enérgica mujer falleció a los 70 años, sobreviviéndole tan solo dos de sus hijas.

Las mujeres mostradas son ejemplos de la mujer noble del Antiguo Régimen. En el otro extremo, estarían las de condición humilde, mayoritariamente campesinas. En el último escalón, estarían las esclavas. La existencia del fenómeno de la esclavitud en El Viso está perfectamente documentado. Como botón de muestra puede servir el siguiente acta bautismal del Archivo Parroquial de El Viso: “En miércoles, veinticinco dias de mes de Enero, año del señor de 1548 años, bauticé yo, Diego Navarro, clérigo, cura de esta Iglesia, Antón, esclavo de Diego Gómez de Santiago, hijo de Catalina, su esclava”. Relacionado con este fenómeno puede estar el caso de “Brixida García de color morena”, que en 1608 da tributos a la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, lo que nos hace pensar en una mulata, producto de las relaciones entre una esclava y su señor, que es reconocida por su padre y hereda sus bienes.
Remontándonos al siglo XX, podemos resaltar con letras doradas algunos nombres de mujeres, utilizando como criterio primordial que ya no están entre nosotros. Lógicamente, hay muchas más y seguro que al lector se le viene a la memoria los nombres de otras muchas, pero la extensión de artículo es limitada y cualquier selección es siempre incompleta.

Empezando por el campo religioso, podemos destacar a María Reyes Molina Roldán, nacida en 1942 en la calle Rosario, 62. A la temprana edad de 17 años, recibió la llamada de la vocación religiosa e ingresó en 1960 en la Congregación de las Misioneras de la Doctrina Cristiana. Su formación fue muy completa: Magisterio, Trabajo Social y diplomatura en Teología y Catequética. Dedicó su vida a la enseñanza y a la ayuda de los pobres, en lugares tan dispares como el Cerro del Hierro, en Sevilla y en el barrio obrero de Vidal, en Salamanca. Desde el año 1984 perteneció a la Consejo General y los últimos diez años a la Vicaría General de su Congregación. Mari Reyes murió en 1994, causando su pérdida gran dolor en los barrios populares de Sevilla.

Por otro lado, dejaron un buen recuerdo en el pueblo las monjas trinitarias (1914-1926) y las teatinas (1956-1959). En el sector de la enseñanza, además de las mencionas religiosas, han pasado grandes maestras por El Viso. Elvira Calderón, Dolores Chamorro, Mercedes López de Tejada, Salud Muñoz López, María Gallego (sobrina del Párroco Primitivo Tarancón), Nicasia Campillo o María Presentación Rodríguez son algunos ejemplos de ellas. Dentro de las escuelas privadas, las hermanas Carmen e Isabel López y Manuela Sánchez, “Manolita “la del Seri”, que regentó el primer colegio mixto de nuestro pueblo, entre otras, dedicaron gran parte de sus vidas a la educación y enseñanza de varias generaciones de niñas de nuestro pueblo.

El Viso es un pueblo emprendedor y las visueñas lo son más si cabe. Manuela Borreguero, más conocida como “Manolita la de Coral”, regentó durante muchos años una tienda en la calle Capita y, posteriormente, en la calle Rosario. El excelente aroma de sus jamones y chacinas todavía perduran en esta arteria principal de la localidad. Otra mujer emprendedora fue Ramona Jiménez García (1899-1975), más conocida como “Ramona de Hipólito” o “Ramona de las pepitas”. De familia humilde y numerosa, trabaja como sirvienta y niñera en varias casas “señoriales”. Cuando los niños a los que cuidaba se hicieron mayores, tiene que incentivar el ingenio para salir adelante. Sin contar ni siquiera con una mísera pensión, consigue el cargo de casera de un inmueble deshabitado, cuyos dueños vivían en Cataluña. Dada la buena situación de la casa, frente a la calle Real, se le ocurre poner un puesto de chucherías, donde las pepitas de calabaza, pacientemente tostadas en un perol de hierro sobre una hornilla de carbón. Los altramuces y las citadas pepitas hicieron las delicias de los niños y niñas desde finales de los 40 hasta principios de los 70 del pasado siglo.

Las visueñas también han brillado con luz propia como modistas. El taller de Carmen Vergara, Carmen de Jaro, Juana Pantoja, Manolita de Ventura, María de Jaime, Josefina de la Curra, Dolorcita la Tacona, María Luisa de la Luz, Magdalena, esposa del Seri (zapatero y músico) o el de Manuela Díez confeccionaron ropa de gran calidad, en años difíciles, y emplearon a un buen número de jóvenes visueñas.

En el campo sanitario, Luisa “la Matrona” (1894-1969) y Dolores de los Santos, “la Melliza”, madre e hija, asistieron a numerosas parturientas en el momento más mágico de sus vidas, en una época en la que se daba a luz en el pueblo en unas condiciones mucho menos seguras que ahora.

“La Silveria”, abuela de José Antonio “Silverio”, brilló con su talento para el baile. Sin embargo, la estrella de Inmaculada Martín (1984-2019) se apagó demasiado pronto. Niña prodigio, se inició a temprana edad en el mundo de la interpretación. A los cuatro años, animada por Rafael Cadenas, participa con gran éxito en el II Encuentro con la Copla de El Viso. A los ocho fue la ganadora del Primer Premio Internacional “Somos los niños”, emitido por Antena 3 TV. Su evolución artística fue colosal, recibiendo numerosos premios y distinciones: 1º Premio en el Concurso Nacional de Saetas de la Fundación Cristina Heeren (Sevilla, 19999, 1º Premio Nacional de Saetas de Mérida (2003), Premio de la Silla de Oro de Madrid a los Cantes poco interpretados,…Desgraciadamente, nos dejó recientemente, pero su colosal voz será eterna.

Realizando un requiebro, giramos a otra de las señas de nuestro pueblo: las recoveras. Carmen Jiménez, más conocida como “Carmelita de la Rubia Macho”, es el ejemplo realista, no idealizado, de la recovera visueña. Viuda y con 5 hijos a su cargo en la dura postguerra, llevaba cada día a Sevilla huevos y pan, y venía cargada de grandes bolsas de ropa y calzados. Espejo, sin duda, de mujer valiente y luchadora. Otro botón de muestra de estas mujeres admirables fue Antonia Roldán Benítez, más conocida como “Antonia la del carbón” (1879-1963). La temprana muerte de su marido, a los 36 años, obliga a Antonia a seguir la senda de su esposo y convertirse en arriera, algo poco usual en esta época, para poder alimentar a sus tres hijas. Varias veces por semana recorría tortuosos caminos para traer a los braseros visueños el necesario carbón para calentar las noches de frío invierno.

Algunas visueñas sufrieron, desgraciadamente, los horrores de la represión fascista. Ramona Roldán Jiménez, “la Alhucema” (1901-1968), presenció con horror el asesinato de su marido en Constantina, por el simple hecho de tener ideas republicanas. Los asesinos no se conformaron con tal vil acción. La ataron a un árbol, la raparon al cero, quemaron su puesto de bisutería y la pasearon por las calles de este pueblo serrano de tal guisa. Ramona regresa a su pueblo andando. Su mente atormentada no puede soportar tanta humillación y dolor. Pierde la razón y deambula por las calles de El Viso, durante los años 40, 50 y 60, buscando desesperadamente a su marido, acompañada por una jauría de perros. Sufre continuas burlas de mentes insensibles, aunque otros visueños y visueñas la tratan con cariño, ofreciéndole comida o consuelo para su mente atormentada. Ramona, desgraciadamente, no fue la única represaliada por el régimen franquista. Dolores Moreno Jiménez (“Rubia de la Posada”), Felisa Benítez Bonilla (“la del Chaleco”) o Dolores García Morales (“Aparadora”) fueron encarceladas por participar en una manifestación contra la subida de la luz eléctrica. En cambio, Gracia Oliva Rodríguez (“la del Guapo”) o Rosario León León (“la Rosca”) sufrieron una vil prisión por participar en las protestas públicas en favor de las mejora de las condiciones laborales de las sirvientas. En cambio, Ramona Roldán García (“Malas Carnes”) sufrió los avatares de la prisión por ondear la bandera republicana. Por último, Juana Sánchez Núñez (“Solanita”) fue rapada, obligada a tomar aceite de ricino y paseada por el pueblo, acusada de robar la ropa de imágenes sagradas.

Otro ejemplo de mujer marginada, en este caso por su discapacidad, fue Rosarito “La Tafa”. Fue mujer de menudo cuerpo y de mirada limpia, que asistía a todas las bodas y bautizos sin necesitar invitación. Afortunadamente, las personas con discapacidad son vistas, en la actualidad, desde una mirada más inclusiva.

En el campo político, Dolores Medina, fue la primera concejala de El Viso, representando al Partido Comunista de España. Como conclusión, estas pioneras mujeres iniciaron el camino hacia la igualdad. Es mucho el camino recorrido, pero quedan todavía muchas leguas por recorrer.


MARCO ANTONIO CAMPILLO

Fotografía: https://arrovilla.blogspot.com/2013/01/recovera.html
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