sábado, 19 de noviembre de 2022
sábado, 15 de octubre de 2022
- 15.10.22
La penumbra dio
paso a luces anaranjadas al rayar el alba, que se filtraban entre el ramaje de
los árboles y dejaban entrever el blanco inmaculado de las casas de humilde
edificio, el albero de calles polvorientas, el dorado de las espigas en el mar
de la Vega y el verdor de olivos, vides y huertas regadas por acequias y norias
accionadas por disciplinadas mulas.
Una mujer
enlutada completamente se confunde con los últimos atisbos de oscuridad
mientras asciende con dificultad por la calle Amargura. Sus manos callosas y
ásperas empujan la pesada puerta de la Iglesia Parroquial, dirigiéndose a paso
lento a rezar a la imagen sagrada que acaba de llegar al pueblo en el año de
Nuestro Señor Jesucristo de 1850 de la mano del sacerdote visueño D. José
Cadenas.
La anciana, de cabellos plateados y enorme roete, se arrodilló ante la Virgen de los Dolores, tibiamente iluminada por unos chorreantes cirios. Alzó su mirada cansada y carcomida por el tiempo y el duro trabajo, escapándose un suspiro de lo más profundo de su ser. El sereno sufrimiento del rostro de la Virgen pasó a ser el suyo, elevando al unísono sus ojos al infinito. Acto seguido, se levantó con rapidez, surcando lágrimas salobres por sus aventadas mejillas, comenzando a acariciar suavemente los estilizados dedos de la Virgen ¡Había nacido la devoción dolorosa en el corazón de Los Alcores!
Setenta y un año
más tarde…
El pequeño
pueblo de El Viso, de poco más de ocho mil habitantes, estaba de luto por la
muerte de muchos soldados inocentes en el Desastre de Annual, localidad
norteafricana situada entre Melilla y la bahía de Alhucemas, así como por el
asesinato del Presidente Eduardo Dato, tiroteado por unos terroristas
anarquistas desde una moto-sidecar. Fue, sin duda, el año más triste del
reinado de Alfonso XIII. La crisis política local iba en consonancia con la
nacional, síntoma evidente de la crisis del sistema de la Restauración,
fundamentado en el turnismo pacífico de los partidos conservador y liberal, los
pucherazos y el caciquismo. Las elecciones municipales de 1922 en El Viso
fueron anuladas por el Gobernador Civil por razones no aclaradas.
Posteriormente, el uno de abril fue nombrado Alcalde, D. Manuel Jiménez
Jiménez. No obstante, su mandato fue efímero, ya que falleció en Sevilla el 25
de noviembre tras una fallida intervención quirúrgica. Le sucedió el Teniente
de Alcalde, D. Juan Ramón León Sánchez.
Nuestro
microcosmos local estaba repleto de contrastes: una minoría de burgueses que
frecuentaban el Casino y vivían en grandes mansiones repletas de criadas frente
a una amplia masa de jornaleros que trabajaban de sol a sol por un salario
miserable; de amos y criados; de niños enchaquetados y mozalbates churretosos,
sucios y harapientos…
En este
contexto, el Párroco, D. Primitivo Tarancón Gallo solicitó al Arzobispado, el
siete de noviembre de 1921, la fundación de la cofradía de Nuestra Señora de
los Dolores debido a que la Hermandad Sacramental, propietaria de la imagen, no
podía costear los gastos de los cultos a esta venerada imagen, ya que su función
principal era la de sufragar el entierro de sus Hermanos. Ante esta preocupante
situación, un grupo de jóvenes idealistas persiguieron un sueño en el
horizonte. Su amor inquebrantable a la Dolorosa y su deseo de que continuara
procesionando por las calles visueñas provocó que decidieran crear una nueva
Hermandad. Concretamente fueron cinco, quedando sus nombres marcados con hilos
de plata: D. Manuel Guerrero Borreguero, D. Rafael de los Santos Falcón, D.
Aurelio Jiménez León, D. Camilo León Guerrero, y D. Manuel León Cordones. Del
mismo modo, fue muy importante el rol desempeñado por el capataz del paso de la
Virgen de los Dolores, D. Ramón Guerrero Jiménez.
La nueva
Hermandad floreció en primavera, el el 16 de abril de 1922, con el título de
Hermandad del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de
los Dolores. Sin embargo, todo no fue un camino de rosas, siendo los inicios
años difíciles, en un contexto de crisis económica y escasos Hermanos. Sin
embargo la Fe mueve montañas y estos primeros dolorosos realizaron
numerosas actividades para recaudar
fondos, tales como rifas, cultivo de tierras... y, al mismo tiempo, obras de
caridad, como donaciones de pan para saciar la hambruna de un sector significativo
de la sociedad visueña.
La primera Estación de Penitencia de la
Hermandad la realiza la Semana Santa de 1924. El Jueves Santo por la noche,
procesionó el Santísimo Cristo de la Vera-Cruz (imagen desaparecida en la
Guerra Civil) seguido de la Virgen de los Dolores bajo palio. El Viernes Santo
al atardecer, procesionó el Cristo de la Vera-Cruz, seguido del Santo Entierro
(imagen que actualmente está en el Convento del Corpus Christi) y tras él la
Santísima Virgen de los Dolores.
La centenaria historia de esta Hermandad está
repleta de hitos: la salvación de la imagen de la Virgen en la cruenta Guerra
Civil de 1936, la primera Estación de Penitencia del Cristo del Amor (bello
crucificado de Juan Bautista Vázquez “el Viejo” procedente de la Iglesia de San
Martín de Sevilla), la construcción de la Casa Hermandad en la calle Horno,
número ocho (inaugurada por el Cardenal Arzobispo de Sevilla, D. Carlos Amigo
Vallejo, el 19 de diciembre de 1982), la fusión con la Hermandad Sacramental
(aprobada por el Vicario General del Arzobispado de Sevilla el cinco de febrero
de 1992),…
Los actos conmemorativos del Centenario son un
brillante broche de oro a la dilatada Historia de esta sueño de esos cinco
Hermanos que vieron cumplir un sueño, denominado con el paso del tiempo como la
Antigua Real e Ilustre Hermandad Sacramental, Ánimas Benditas, Santo Lignum
Crucis y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo del Amor, Santo Entierro de
Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de los Dolores.
Hoy, sábado 15 de octubre, será un día histórico
para El Viso del Alcor. El paso de Nuestra Señora de los Dolores, aromatizado
por rosas de color blanco roto y nardos a sus pies, procesionará por las
engalanadas calles en honor de multitudes desde las cinco de la tarde bajo los
sones de la Banda de Música Virgen del Castillo, de Lebrija, siendo el momento
culminante cuando el Alcalde, D. Gabriel Santos le imponga la Llave de Oro de
la Villa. La noche se tornará en día con los cohetes iluminando su nueva saya,
bordada en oro sobre tisú de plata. luciendo sobre su pecho tocado de encajes
antiguos en tonos dorados y cobre, de estilo art-decó, y collar de chatones de
cristal de roca y plata, de los años treinta. Sostendrá un rosario de cristal
de roca verde, el más antiguo de cuantos posee la Virgen. Sobre sus benditas sienes,
la antigua corona de salida, con joyas adheridas, inspirándose esto en los años
setenta. Y, finalmente, lucirá la Medalla de Oro de la Villa de El Viso,
concedida por el Excmo. Ayuntamiento hace veinticinco años.
Desde estas modestas líneas, quiero felicitar a
la Hermandad de los Dolores por su centenario, deseándole otros cien años más
repletos de gozo, amor e ilusión.
FOTOGRAFÍA: HERMANDAD DE LOS DOLORES
domingo, 11 de septiembre de 2022
- 11.9.22
Cuando
la Vega era mar,
y el Alcor, orillar
era,
se sublimaron los
vientos,
se encendieron las
estrellas
y se vistieron de
gala
los caminos y las
sendas
para dar la
bienvenida,
gracia, dicha,
recompensa,
a María del Alcor,
Reina de Mares y
Tierra”
Clemente Calabuig
En
primer lugar, la devoción a Santa María del Alcor, tanto en El Viso como en
Mairena, supuso, desde el siglo XIII al XX el florecimiento del sentido
identitario con respecto a esta comarca, perviviendo el término árabe de
Alcores, Yâbal-Yibâl-al-Rahma, que puede traducirse como la “Montaña de la dicha
o de la felicidad”. El Himno, con letra de Sixto Sánchez-Barbudo y música del
Maestro Seri, fortalece, del mismo modo, esta simbiosis:
“Por
esta tierra de Los Alcores,
brota
ferviente tu devoción.
Bendice
siempre a sus moradores,
que
te saludan con los mejores
hondos
cantares del corazón”
En
sentido inverso, existe una creciente identidad de los visueños y visueñas con
su Patrona, Alcadesa perpetua desde 1939, denominándose de esta forma una
gasolinera, una confitería, una banda de música, un hotel y varias empresas. En
este sentido, la numerosa difusión de la imagen de Santa María del Alcor en
cuadros, retablos cerámicos, carteles o placas, repartidas por toda la
población, son otra muestra más de esta unión.
Por otro lado, en 1913 nació la primera niña denominada María del Alcor,
sin embargo, en la actualidad hay 105 mujeres que reciben el nombre de Alcora,
lo que supone un 5,45 %. No es un nombre exclusivo de El Viso, ya que viven 10
en Mairena del Alcor y 13 en Sevilla, aunque son, sin duda, de origen visueño.
La Coronación Canóniga de 2005, con su novena itinerante por calles y barrios,
fortaleció la popularidad de las Fiestas Patronales y la devoción a su Patrona,
que, curiosamente, da nombre a un tipo de azul, el de la bandera visueña,
símbolo del municipio.
Esta
fiesta, exclusivamente religiosa en sus orígenes, floreció tras la llegada de
la nueva imagen en 1939, el traslado de la festividad de la Virgen del 25 de
marzo (día de la Encarnación o de la Anunciación, y que caía en Cuaresma o en
Semana Santa) al 12 de septiembre, el nacimiento de la romería y la creación de
la Hermandad. Sin embargo, por distintas circunstancias, estos brotes verdes se
fueron marchitando con el paso inexorable del tiempo, teniendo una rápida
efervescencia en 1985, cuando el gobierno local del PCE quiso convertir en día
laborable el 12 de septiembre, día de la Patrona, debido al escaso arraigo de
esta festividad, y trasladarla al lunes de “resaca”, tras la romería. Esta
acción municipal supuso un inesperado fenómeno de reacción municipal,
incentivado por la oposición y la Hermandad de Santa M.ª del Alcor y San Pedro
Nolasco. Las humeantes chocalatadas y los reconfortantes potajes de garbanzos
que se realizan desde entonces son la máxima expresión de la fraternidad de un
pueblo, que olvida sus diferencias y fortalece sus raíces comunitarias. “En
definitiva, se genera un nuevo ritual-festivo, hoy suficientemente consolidado,
que convierte el día de Santa María del Alcor, el 12 de septiembre, en el día
grande de los visueños y las visueñas” (Ángel del Río).
Los
símbolos festivos a lo largo del mes de septiembre expresan la identidad social
visueña, permitiendo realizar y ejercer la condición de miembro de una
comunidad. La presentación de los recién nacidos a su Patrona, tradición nacida
en 1980, o la de llevarle en familia los nardos a la “Reina del cielo y de la
tierra” son una muestra palpable de ello.
La
Procesión del 12 de septiembre es el culmen de la fiesta. Los cantes, bailes,
petaladas, fuegos artificiales, calles exornadas con flores de papel y banderas
azules y blancas, arcos efímeros, cúpulas o los propios exornos de las casas,
etc, suponen la renovación de los lazos del imaginario colectivo de los
moradores del corazón de Los Alcores.
Por
último, la romería supone un colofón veraniego, donde peregrinamos a pie, a
caballo o en carreta al emplazamiento mágico-religioso de Alcaudete. En
esta peregrinación nos despojamos de los roles previos y alcanzamos un
significativo grado de empatía con nuestros semejantes. Vamos sucediendo etapas
(misa de romeros, salida de la Iglesia Parroquial de Santa María del Alcor,
rezo del ángelus en el Moscoso, llegada a Alcaudete…). Según V. y E. Turner, el
camino de este tipo de peregrinaciones tiene figura de elipse. Es de ida y
vuelta, si bien propiamente lo es de ida, mientras que queda invisible el de
vuelta, realizándose rápidamente y con menor interés por los puntos
intermedios. Como ya sabemos, la romería en honor a Santa María del Alcor
Coronada se celebra en Alcaudete, término municipal de Carmona, pero,
histórica, simbólica y sentimentalmente, propiedad del corazón de todos los
visueños y visueñas.
¿Es la romería,
además de una manifestación cultural y religiosa, una subconsciente y simbólica
reivindicación territorial?
Como conclusión,
las Fiestas Patronales, con indiferencia de nuestras ideas religiosas, suponen,
junto a otros ciclos festivos y tradiciones, la renovación de nuestros lazos
comunitarios como pueblo con una identidad e idiosincrasia definidas. La
sustitución del nomenclátor de la Avenida República de Nicaragua por Avenida 12
de Septiembre o el colosal Monumento a la Patrona son ejemplos palmarios de
esta “visueñidad”.
¡Felices Fiestas
Patronales!
Fiestas de
Interés Turístico Nacional de Andalucía.
sábado, 20 de agosto de 2022
- 20.8.22
¡El
Viso no tiene Historia!
¡En
El Viso no hay na!
Estas expresiones se escuchan frecuentemente en el corazón de Los Alcores, pero ¡nada más lejos de la realidad! Las venas y arterias de El Viso del Alcor están repletas de Historia y de vestigios de nuestro pasado, tradicionalmente ignorados, maltratados y, en muchas ocasiones, destruidos. Uno de estos vestigios de tiempos remotos salió a la luz el pasado uno de junio, coincidiendo con la peregrinación al Rocío. El descubridor fue José Antonio Bonilla Espinosa, quién durante una excursión escolar, se percató de una pieza cerámica interesante y tuvo la generosidad de compartirlo con la Asociación Cultural Fuente del Sol, quién estudió la placa y la puso en conocimiento de la Delegación de Cultura, para su custodia, conservación y protección. La actitud de José Antonio, tal como afirma el Colectivo Solano “es todo un ejemplo de comportamiento ciudadano en relación al patrimonio público para su cuidado y conservación, frente a esas otras actitudes egoístas que destrozan lo de todos o lo expolian y lo acaparan exclusivamente para si mismos”.
![]() |
José
Antonio Bonilla y su hijo Ángel Miembros de Fuente del Sol: Antonio
Roldán, Armando Rueda y Marco Antonio Campillo |
El lugar del hallazgo fue en un sitio público, el Parque de la Muela, en el área de influencia de la Villa de la Estación, que debió contar, según se puede deducir de los escasos restos encontrados, de lujosas estancias decoradas con mármoles de colores y mosaicos, termas, molinos, necrópolis, alfares, etc., y, posiblemente, su propia iglesia cristiana o basílica.
La pieza es
una placa de barro cocido cuadrangular con relieves realizados a molde y de
unas dimensiones considerables: 41 cm de longitud, 37,5 de ancho y 4
centímetros de grososr. En el centro, destaca una protuberancia piramidal
cruciforme, en forma de estrella o cruz, que sobresale unos 3 cm de la
superficie de la placa. De las cuatro aristas de la pieza central parten tallos
hacia las esquinas, que acaban en una especie de decoración vegetal, coronados
por triángulos en las esquinas. La decoración está enmarcada por una doble
moldura cuyo espacio central presenta dientes de sierra.
Existen dos
ladrillos idénticos, y otros cuatro similares, en la Colección Alhonoz en
Écija, aunque éste va a tener la particularidad que va a poder contemplado de
forma pública y gratuita en su lugar de origen.
Referente a su cronología,
tampoco aparecen elementos que nos permitan definir con mayor concreción su
datación, aunque comparado con otras placas similares se puede encuadrar en la
época tardoantigua, entre los siglos IV y VII.
Su funcionalidad
no está del todo clara, estableciendo los historiadores especializados varias
hipótesis:
- Por una parte,
hay autores que adscriben su uso al mundo funerario, es decir, actuando como
tapaderas de las propias tumbas o como revestimiento de fosas o sarcófagos. A
favor de esta teoría estaría que nuestra placa ha aparecido relativamente cerca
de las tumbas que aparecieron tras las fuertes lluvias de 2010 (una parte de
los restos de una de ellas se conservan en el Centro cultural Convento de
Corpus Christi.
- La segunda
propuesta es aquella que defiende que estos ladrillos fueron destinados a
ornamentar los espacios sagrados, especialmente los templos: utilizados
directamente en paramentos, actuando como verdaderas placas; también en
cubiertas, concretamente como casetones de bóvedas o a modo de pavimento. Ya
San Isidoro de Sevilla (siglo VI-VII), en sus Etimologías, se refiere a éstas
como elementos ornamentales de los edificios de culto cristiano, tanto para las
paredes, como para los techos o los pisos. De estas posibilidades, existe
cierto consenso entre los investigadores en señalar su uso preferente como
decoración de los casetones de las cubiertas planas de madera. La protuberancia
central cruciforme de la pieza en cuestión formaría un juego de luces
espectacular cuando los fieles, a la luz de las velas, miraran hacia el techo.
- La tercera propuesta admite los mismos posibles usos que la anterior, pero extensibles para el ámbito civil no siendo exclusivos del mundo sacro y funerario.
Ahora bien, no todos los ladrillos o placas disponen de la misma morfología y tamaño, por lo que, además de existir talleres locales (entre ellos el ubicado en El Viso) puede indicar que cada uno de ellos tenga una funcionalidad determinada.
Como conclusión,
queda mucho por conocer e investigar de esta magnífica pieza, pero lo que es
totalmente demostrable que El Viso tiene un Patrimonio de gran potencial y
valor, que debemos conocer, proteger y legar a las generaciones venideras.
sábado, 11 de junio de 2022
- 11.6.22
La casa de la
calle Real, número 57, es un buen ejemplo de las mansiones de la rica burguesía
visueña de tiempos pretéritos.
Fue construida
en torno a 1904, tal como indica el bello cancel de la entrada, que aparece
rotulado por las siglas S.J.L., es decir, Sixto Jiménez León.
Efectivamente, don Sixto era miembro de la élite local, gran propietario y un influyente abogado. Como curiosidad, llegó a ser Alcalde de El Viso del Alcor de forma interina, desde el 26 de abril de 1894 hasta el 11 de mayo del mismo año. Además, aparece en varias listas del Censo electoral de compromisarios para senadores, como el quinto mayor contribuyente de la localidad a finales del siglo XIX, únicamente superado por Salustiano Jiménez Cadenas, Antonio López Vergara, Juan Ramón León Sánchez y Gil Jiménez León.
La fachada,
como podemos observar, es sobria, donde podemos saborear el néctar del
clasicismo, predominando las líneas
rectas y la simetría. La puerta está situada en la parte central, aunque no
destaca como una portada monumental de otras casas del XVIII. Cuatro
sobrias ventanas, ligeramente arqueadas,
integradas en la fachada y que no arrancan del suelo, la flanquean, dos a cada
lado, sobre un paramento ligeramente almohadillado. Sobre ellas, se alzan cinco
elegantes balcones, estando acristalados los de las esquinas. El conjunto es
rematado por una cornisa con ménsulas y jarrones que desafían la cúpula
celeste.
Tras cruzar el zaguán, cuyo techo está decorado con elementos geométricos de rica policromía, y el exquisito cancel, que sustituye, como rasgo de la modernidad industrial, a los tradicionales portones de madera, entramos en el salón principal de la casa, donde el agua de la clepsidra parece haberse detenido.
Las mecedoras
guardan secretos de tiempos pasados, rodeadas de un mobiliario realizado por
manos expertas y exquisitas, siendo flanqueadas por un precioso alicatado
geométrico, dando el espejo una imagen de mayor profundidad.
El piano, de
líneas elegantes, nos traslada a largas veladas musicales, donde se reuniría la
flor y nata de la aristocracia visueña.
Sobre el techo, cabalga la estructura de las vigas de hierro, toda una novedad en el corazón de Los Alcores a principios del siglo pasado, y una lámpara de seis brazos.
Rápidamente, desde el salón principal, podemos acceder al despacho de don Sixto, donde parece escucharse todavía el trazado de la pluma sobre un mar de papel.
De nuevo en el salón, podemos tomar el aire en el patio, cruzando un arco de medio punto peraltado, flanqueado arcos de herradura de menor porte. La arcada parece decorada con paños de sebka, de inspiración giraldiana y neomudéjar, y por una cristalera multicolor de líneas geométricas, y coronadas por estrellas de seis puntas, que llena el salón de luces caleidoscópicas.
El patio, de forma cuadrada, y alineado con la calle, es un placer para los sentidos, contrastando el blanco de los muros con el color azulado del alicatado, bajo el susurro de agua de una espectacular fuente poligonal. Podemos adentrarnos en las arenas del tiempo e imaginarnos a los señores de la casa tomando el fresco, sentados en elegantes asientos de mimbre, en una noche de luna llena, mientras las criadas les traían el aperitivo, bajo la protección de un azulejo de la Inmaculada Concepción.
Otras dependencias importantes de la casa era el comedor, con un bello brasero para calentar las frías noches de invierno, la cocina, el patio trasero con las pilas o el cuarto de baño (todo un lujo en esta época), de mayores dimensiones que muchos pisos actuales. En la planta baja, también están las dependencias anexas del servicio (como curiosidad todavía se conservan los timbres para requerir su pronta presencia).
Las dimensiones de la casa son enormes en la planta baja y, además, se dobla en el piso superior, por el que podemos acceder subiendo una escalera, de dos tramos, que parece flotar en el aire. Todo el que sube al “cielo”, recibe la protección de un cuadro de buena factura de la Inmaculada concepción, posiblemente del siglo XVIII.
En las habitaciones del piso superior, el tiempo parece haberse detenido. También encontramos otros salones y espacio para granero y otras dependencias menores.
En definitiva,
una maravilla de casa, que pude saborear sorbo a sorbo, gracias a las gestiones
de mi amiga, Rosario Jiménez, y a la amabilidad de don Salvador
Sánchez-Barbudo. Un Patrimonio, por tanto, que debe ser restaurado, conservado
y donado a las generaciones venideras.
sábado, 7 de mayo de 2022
- 7.5.22
sábado, 9 de abril de 2022
- 9.4.22
sábado, 5 de marzo de 2022
- 5.3.22
Los guardaesquinas o guardacantones son elementos
arquitectónicos situados en las esquinas de calles de nuestros pueblos y
ciudades, no siendo El Viso del Alcor una excepción. Su función era resguardar
las esquinas de los edificios del impacto de carruajes, carros y carretas. Por
tanto, son postes de piedra que protegían dichas esquinas de los golpes de los
vehículos o del paso de éstos. Esta antigua costumbre se conservó hasta que
empezó a generalizarse el empleo de las aceras.
Cuando paseamos con tranquilidad por el bello centro histórico de nuestro pueblo, si prestamos un poco de atención, podemos contemplar los guardacantones, vestigios de nuestro pasado, perfectamente integrados en nuestro paisaje urbano, pasando, en muchas ocasiones, desapercibidos para nuestros fatigados ojos. Las casas tradicionales visueñas estaban realizadas con tapial, siendo, pues, especialmente las esquinas muy frágiles a roces y golpes. Siendo la piedra escasa y cara, se reutilizan materiales de acarreo, es decir, columnas antiguas de villas romanas y desgastadas ruedas de molino, a los que se le ofrece una segunda vida, en un tiempo en el que no había ningún tipo de conciencia patrimonial (en la actualidad, tampoco se ha avanzado mucho, por desgracia) Su forma suele ser algo redondeada, con la finalidad de que no se deterioraran fácilmente con los roces y golpes de las ruedas de carros y carretas.
Estos elementos son parte de nuestra historia y, como bienes de interés patrimonial, son señas de identidad de nuestro pueblo, mereciendo, por tanto, ser valorados y conservados para el disfrute de las generaciones venideras.
El Viso del Alcor conserva varias de estos guardaesquinas, vestigios, la mayoría, de nuestro floreciente pasado romano.
En la esquina
de la calle Real con Colón, divisamos un colosal fuste de una columna de mármol, reforzado por dos aros metálicos, procedente,
quizás, de una de las importantes villas romanas de nuestro entorno. Las
dimensiones son a tener en cuenta: 1,25 metros de altura, 32 cm de anchura y
unos 18 de diámetro. Entre las desgastadas capas de pintura, podemos observar
el frío mármol.
En la Plaza del Ayuntamiento Viejo, concretamente en la esquina con la calle Tren, encontramos, mimetizado con el color blanco de las casas, una columna, con su fuste y capitel, y reforzada con un aro de hierro. Sus dimensiones son 70 centímetros de alto, 37 de ancho y 20 de diámetro.
rosiguiendo nuestro paseo por las calles de sabor tradicional, encontramos un gran fragmento pétreo, concretamente en la calle Convento, frente a la Iglesia Conventual de Corpus Christi, y junto al Restaurante Convento 33. Su forma es diferente a los anteriores, pudiendo tratarse, como hipótesis, de un miliario romano, aunque muy deteriorado y salpicado de excrementos de palomas. Sus dimensiones son 67 centímetros de altura, 22 de ancho y unos 30 de diámetro.
Ascendiendo a nuestra Acrópolis del corazón de Los Alcores, en la esquina de la Lonja de la Iglesia Parroquial de Santa María del Alcor Coronada, nos divisa, viendo pasar el tiempo, un fuste de una columna de 70 centímetros de altura, 18 de anchura y 27 de diámetro.
Muy cerca, en la esquina de la Iglesia con la Plaza Padre Nicasio, frente a la “puerta de los muertos” del templo parroquial, nos encontramos con una columna de dimensiones importantes, incrustada en la esquina, y reforzada con un aro metálico, o sea, de 1,05 metros de altura y 27 de anchura.
Por último, en frente de la anterior y de la puerta trasera de la Iglesia Parroquial, concluimos nuestro paseo con un pequeño fragmento columnario, de 35 centímetros de altura y unos 23 de anchura.
En conclusión, los guardacantones o guardaesquinas son vestigios de nuestro pasado que deben ser conservados y valorados. La próxima vez que pasees por nuestro casco histórico, disfruta de su belleza y saborea su valor patrimonial e histórico.