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COLEGIO PROFESIONAL DE PERIODISTAS DE ANDALUCÍA

Mostrando entradas con la etiqueta El aldabón [Marco Antonio Campillo]. Mostrar todas las entradas
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sábado, 18 de marzo de 2023

  • 18.3.23

“Sigilosa como una puesta de sol, una sombra lastimera deambulaba por una húmeda prisión, acompañada por el sonido metálico de cadenas y grilletes.

-¡Mentecatos! ¡Soy Cristóbal Colón, Almirante Mayor del Mar Océano, Virrey y Gobernador General de las islas y de Tierra Firme de las Indias descubiertas y por descubrir! ¡Dejadme salir presto o veré vuestras cabezas colgadas de afiladas estacas!- gritó enérgicamente un anciano de cabellos ensortijados y nevados, mediana estatura, frente amplia, nariz aguileña y prominente, cuerpo bien proporcionado y ojos garzos y azules que se perdían en el horizonte salado.



Unas semanas antes…

Al rayar el alba del 23 de agosto de 1500 dos carabelas, bautizadas con los curiosos nombres de “La Gorda” y “La Antigua”, con 500 castellanos y 14 indios, que habían sido esclavos de Colón, y ahora volvían con mirada humedecida a su paraíso perdido, arribaron a la desembocadura del río Ozama en la isla de La Española, rodeada de bosques de manglares, envuelta por el extraño cantar de pájaros multicolores y con la espeluznante visión en la lontananza de siete ahorcados que se tambaleaban al son de la brisa marina. Diego Colón, que se encontraba descansando junto a una indígena de curvas sinuosas, en la torre principal de la fortaleza, fue despertado bruscamente por un joven centinela...”

                                                                                           Comienzo de la Novela…

“Navegando hacia el abismo: El último viaje de Cristóbal Colón” es un proyecto en el que me he volcado durante más de dos años, documentándome intensamente, escribiéndolo, revisándolo, puliéndolo… y antes de todo eso, soñándolo.

Es mi primera incursión en el género de ficción, después de tres libros de Historia Local y cientos de artículos y colaboraciones en Jornadas y Congresos de Historia.

Esta novela detalla la última aventura del Almirante Cristóbal Colón, repleta de controversias y dificultades, aunque se trata de la menos divulgada y narrada.

Toda novela histórica debe ser lo más fidedigna posible a la realidad, aunque ello no ocurre con frecuencia, construyéndose, en ocasiones, universos de ficción con pilares históricos. En este caso, como historiador y antropólogo he procurado, consultando una numerosa documentación y bibliografía, acercarme al Colón de carne y hueso, alejándome del mito, intentando realizar  un viaje en el tiempo a una sociedad medieval con ropajes de modernidad. Sin embargo, la figura del Almirante es, en numerosas ocasiones, controvertida, con sus luces y sombras, no pudiéndose juzgar con la mirada del presente los hechos del pasado. Lo que queda fuera de toda duda es que su gesta cambió la Historia de la Humanidad, siendo estériles los debates sobre su figura o sobre el proceso de conquista con la visión del siglo XXI.

 La mayoría de los personajes y hechos significativos que aparecen en esta obra son totalmente reales, siendo inventados, lógicamente, los diálogos y los pequeños detalles.  Del mismo modo, en cursiva, se recogen, con lenguaje actualizado, testimonios de la época, recogidos, entre otros, del “Diario del Descubridor”, de su numeroso epistolario o de “La vida del Almirante Don Cristóbal Colón”, escrita, como medio propagandístico, por su hijo Hernando. Asimismo, los hechos descritos son todos verídicos, incluso el encuentro entre Cristóbal Colón y Américo Vespucio, aunque el desenlace fue totalmente distinto, al terminar el segundo con una carta de recomendación del Almirante.

De esta cuarta odisea a un mundo desconocido se conocen muchos detalles, narrándose en la novela los preparativos, pertrechos, tripulación, recorrido,...

Los escenarios de la obra, ya sean de Sevilla, Granada, Santo Domingo, Jamaica y otras islas del Caribe, se han descrito tras la consulta de una numerosa bibliografía, con la intención de que el lector se los imagine tal como pudieron ser a principios del siglo XVI. Además, los trajes descritos, así como joyas, mobiliario y otros aderezos, se inspiran en los de la época, especialmente los de los Reyes Católicos, de los que se conservan varios ejemplos significativos, especialmente en Granada.

Por otro lado, pretendo reproducir algunos rasgos importantes de la sociedad castellana de principios del siglo XVI y de las sociedades indígenas que vieron tambalearse su microcosmos con la llegada de hombres blancos barbados.

En definitiva, es mi intención con mi ópera prima que el lector conozca esta historia apasionante de un viaje a lo desconocido, al mismo tiempo, que disfruta de la lectura. Si consigo mínimamente ambos objetivos, mi esfuerzo de dos años de trabajo arduo habrá merecido la pena.

La presentación de esta novela histórica tendrá lugar el viernes 24 de marzo a las 20 horas en el Centro Cultural Convento de Corpus Christi de El Viso del Alcor.

En Mairena, se llevará a cabo el domingo 14 de mayo a las doce de la mañana en la Biblioteca Municipal.

El libro también se presentará posiblemente en Carmona, Alcalá de Guadaira, Sevilla y otros puntos.

Todos estos actos son de entrada libre hasta completar aforo.

Esta novela se podrá adquirir en las citadas presentaciones, contactando con el propio autor o en los punto de venta que se anunciarán en las redes sociales.

¡Espero que con la lectura de esta novela, amigo lector, emprendas un viaje al Nuevo y Viejo Mundo de principios del siglo XVI y conozcas las aventuras y desventuras de Cristóbal Colón!

¿Me acompañas en este viaje?

 


MARCO ANTONIO CAMPILLO

sábado, 18 de febrero de 2023

  • 18.2.23

La placa descubierta en junio de 2022 no es la primera hallada en El Viso del Alcor, sin embargo, es la única que se va a exponer en su lugar de origen, concretamente en el Centro Cultural Convento de Corpus Christi.


La pieza es una placa de barro cocido cuadrangular de unas dimensiones considerables: 41 cm de longitud, 37,5 de ancho y 4 centímetros de grosor. En el centro, destaca una protuberancia piramidal cruciforme, con las caras deprimidas, en forma de estrella o cruz, que sobresale unos 3 cm de la superficie de la placa. De las cuatro aristas de la pieza central parten tallos barquiformes, que acaban en una especie de decoración vegetal esquematizada, coronados por triángulos o “puntas de flecha” en las esquinas. La decoración está enmarcada por una doble moldura cuyo espacio central presenta dientes de sierra o también conocidos como dientes de lobo.  Esta ornamentación se realiza con el barro fresco (antes de proceder a la cocción), principalmente mediante un molde por prensado en el que se ha desarrollado en negativo el tema de la decoración.

El principal inconveniente que encontramos para su estudio, como ocurre con la mayoría de las placas de este tipo, es el de ser un hallazgo fortuito y no deberse a una investigación científica propia de una excavación arqueológica.

Los ladrillos 68 y 69 de la Collección Alhonoz de Écija, procedentes de El Viso del Alcor, son idénticos a esta pieza. Del mismo modo, las piezas N.º Cat. 86 y 87 del Museo Arqueológico de Sevilla, de procedencia desconocida, son bastante similares.

Hipótesis de su simbología:

Su simbología no está nada clara, aunque es posible que esté relacionada con la cristiana, lo que abre la hipótesis de su pertenencia a una basílica cercana a la villa de la Estación.

Esta pieza tiene forma cuadrangular y el cuadrado era considerado  durante la Antigüedad y la Edad Media como el símbolo de la Tierra, por oposición al Cielo, que estaría simbolizado por una gran estrella central. Además, nuestro planeta se representaba en forma de cuadrado,indicando los puntos cardinales, a los que, tal vez, hacen referencia los cuatro triángulos de las esquinas.

La pirámide central se puede interpretar como una cruz cristiana.

Esta magnífica placa está marcada indiscutiblemente por el número cuatro y no puede ser casualidad: triángulos en las esquinas, las caras de la figura troncopiramidal, los cuatro tallos o las zonas  formadas por la cruz central.

El cuatro representa a las cuatro estaciones del año, a los puntos cardinales y a los cuatro Elementos.

El cuatro es un número que aparece repetidamente en las Sagradas Escrituras, concretamente en 305 ocasiones, a veces con un valor simbólico.

En el Apocalipsis, sugiere la idea de universalidad: los 4 jinetes, los 4 ríos del paraíso, los 4 campamentos de las 12 tribus, los 4 símbolos de los evangelistas,...

Algunos de estos ejemplos donde figura el número cuatro en la Biblia son:

- En Génesis 1:14-19 se explica que el cuarto día de la creación, Dios creó el sol, la luna y las estrellas y con ello el día y la noche.

- En Génesis 2:10-14 se menciona el río del Jardín del Edén, que se bifurcaba en cuatro brazos.

- Según el profeta Ezequiel, el Espíritu Santo está sobre toda la Tierra y él menciona cuatro vientos, donde cada uno de ellos corresponde a un punto cardinal

- Los evangelios son cuatro (san Mateo, san Marcos, san Lucas y san Juan)

Queda, pues, mucho por investigar de este tipo de placas, en general, y de la conservada en el centro Cultural Convento de Corpus Christi, en particular. Sin embargo, lo que está claro que la hallada en junio de 2022 es una auténtica maravilla y podemos disfrutarla todos los visueños y visueñas. 


MARCO ANTONIO CAMPILLO

sábado, 21 de enero de 2023

  • 21.1.23
Juan Arias de Saavedra, conocido como “El Famoso”, fue un auténtico “Señor de la guerra”, alcanzando honra, reputación y honores gracias a sus numerosas victorias en las batallas e incursiones contra el reino nazarí. Su brillante actividad militar en la frontera se convertirá en una vía de promoción social de su linaje (de origen gallego y de escaso abolengo hasta su llegada a Andalucía) convirtiéndolo, junto a su hermano Gonzalo, en uno de los más destacados de la aristocracia sevillana, alcanzando un alto rango y preeminencia social en la Castilla del siglo XV.


El fundador del linaje sevillano fue su padre, Fernán Arias de Saavedra, “el Bueno”, quién alcanzaría gloria y fama gracias a sus hazañas bélicas en la frontera en el primer tercio del siglo XV. Fue alcaide de Utrera, del castillo de Triana y de Cañete la Real, enclave fronterizo de gran importancia estratégica. Su hazaña bélica más famosa es el ataque a Ronda y Setenil con muy pocas fuerzas, 29 hombres de armas y 37 jinetes, donde tuvo que hacer frente a tropas enemigas muy superiores, y consiguiendo más de dos mil cabezas de ganado como botín. 

Don Juan Arias de Saavedra y Martel nació en Sevilla en el año 1400, iniciándose desde muy joven en la disciplina militar.  Avatares del destino lo convirtieron en el heredero de la casa solariega de los Saavedra tras la trágica muerte de su hermano mayor, Fernán, en una correría por Setenil en 1410. 

Sus éxitos militares le permitieron recibir muchos honores y distinciones del rey Juan II, Su primer nombramiento destacado fue el de Alcaide de Jimena en 1431, una vez que las milicias de Jerez tomaran la villa a los musulmanes nazaríes.  Desde este bastión conquistó la vecina villa de Castellar de la Frontera en 1434, con el adelantado Diego Gómez de Rivera, quién como curiosidad y coincidencia había sido Señor de El Viso cuatro años antes. Juan Arias se convirtió, por derechos de conquista, en Alcaide de Castellar en 1445. 

Este insigne caballero fue uno de los hombres de confianza de Juan II y un ferviente defensor de los intereses del valido D. Álvaro de Luna contra los Infantes de Aragón y la coalición nobiliaria. En pago a sus servicios y a sus hazañas bélicas, obtuvo por merced real, el 28 de junio de 1439, el prestigioso y lucrativo cargo de Alfaqueque Mayor de Castilla, cuya principal función era redimir cautivos en la frontera. 

Posteriormente, Juan II recompensó a su fiel y valeroso vasallo con la cesión del lugar de El Viso. El primer documento que se conserva de este hecho está fechado el 12 de diciembre de 1440, comenzando del siguiente modo: “Merced original hecha por el rey D. Juan el 2º a fabor de D. Juan de Saabedra, en garantia para evitar las contiendas que tenia este señor con la Villa de Carmona sobre terminos le concedio media legua de termino de otra Villa para que la tuviera por termino de la del Viso”.

El monarca lo nombró, del mismo modo, Alcalde Mayor de Sevilla en 1441 y cuatro años más tarde le concede la villa de Castellar en señorío. Posteriormente, ostentó los cargos de Corregidor de Jerez (1447) y Alcaide de Alcalá de Guadaira (1451).

Estas concesiones debieron estar, sin duda, vinculadas a su pertenencia al partido del valido don Álvaro de Luna, que en esos años gozaba de la privanza y el apoyo del rey. 

Juan Arias de Saavedra llevó a cabo numerosas incursiones en territorio granadino desde Castellar y Jimena, causando el terror entre la población islámica. Sin embrago, en una de ellas, acontecida en 1448 por tierras malagueñas, acabó en derrota, siendo sorprendido por un numeroso destacamento musulmán en el valle del Río Verde.  La mayoría de los caballeros cristianos murieron, inclusive Pedro de Ordiales, yerno de su hermano Gonzalo, y él mismo fue hecho prisionero, siendo conducido a una mazmorra de Marbella. El elevado precio del rescate, 12.000 doblas castellanas, obligó a Juan Arias de Saavedra a dejar como rehenes a dos de sus dos hijas, mientra la familia buscada la ayuda real y del concejo sevillano, donde ostentaba el cargo de Alcalde Mayor. La enorme suma pudo ser sufragada gracias a la merced que realizó Juan II sobre las alcabalas del vino y la carne en la ciudad de Sevilla, alcanzando la libertad tras dos años de cautiverio.

La emboscada de Río Verde dio lugar a un romance de la frontera debido a la fama que tuvo en su época el I Señor de El Viso y de Castellar:

Río Verde, río Verde 
más negro vas que la tinta. 
Entre ti y Sierra Bermeja 
murió gran caballería. 
Mataron a Ordiales, 
Sayavedra huyendo iba; 
con el temor de los moros 
entre un jaral se metía. 
Tres días ha, con sus noches, 
que bocado no comía; 
aquejábale la sed 
y la hambre que tenía. 
Por buscar algún remedio 
al camino se salía: 
Visto lo habían los moros 
que andan por la serranía. 
Los moros, desque lo vieron, 
luego para él se venían. 
Unos dicen: -¡Muera, muera!, 
otros dicen: -¡Viva, viva! 
Tómanle entre todos ellos, 
bien acompañado iba. 
Allá le van a presentar 
al rey de la morería. 
Desque el rey moro lo vido, 
bien oiréis lo que decía: 
-¿Quiénes ese caballero 
que ha escapado con la vida? 
-Sayavedra es, señor, 
Sayavedra el de Sevilla, 
el que mataba tus moros 
y tu gente destruía, 
el que hacía cabalgadas 
y se encerraba en su manida. 
Allí hablara el rey moro, 
bien oiréis lo que decía: 
-Dígasme tú, Sayavedra, 
sí Alá te alargue la vida, 
si en tu tierra me tuvieses, 
¿qué honra tú me harías? 
Allí habló Sayavedra, 
de esta suerte le decía: 
-Yo te lo diré, señor, 
nada no te mentiría: 
si cristiano te tornases, 
grande honra te haría 
y si así no lo hicieses, 
muy bien te castigaría: 
la cabeza de los hombros 
luego te la cortaría. 
-Calles, calles, Sayavedra, 
cese tu malenconía; 
tórnate moro si quieres 
y verás qué te daría: 
darte he villas y castillos 
y joyas de gran valía. 
Gran pesar ha Sayavedra 
de esto que oír decía. 
Con una voz rigurosa, 
de esta suerte respondía: 
-Muera, muera Sayavedra 
la fe no renegaría, 
que mientras vida tuviere 
la fe yo defendería. 
Allí hablara el rey moro 
y de esta suerte decía: 
-Prendedlo, mis caballeros, 
y de él me haced justicia. 
Echó mano a su espada, 
de todos se defendía; 
mas como era uno solo, 
allí hizo fin su vida. 

El romance es una muestra de la gran fama de este caballero, aunque es una versión idealizada, tal como ocurre en el Mío Cid, no muriendo en tierras malagueñas, si no siendo rescatado tras el pago del cuantioso rescate (otro indicio más de la importancia social del Señor de El Viso).

Los Saavedra se recuperaron pronto de este descalabro económico y militar debido a su intensa actividad en la frontera, tanto de Juan como de su hermano Gonzalo, quién alcanzaría la capitanía mayor del reino de Jaén y el título de Mariscal de Castilla.

En lo que se refiere a la vida privada. contrajo matrimonio con doña Juana de Avellaneda; de este matrimonio, nacieron Fernando o Fernán (el primogénito y heredero), Juan y cinco hijas (Leonor, Constanza, Juana, María y Francisca).

Juan Arias de Saavedra y su esposa Juana de Avellaneda fundan mayorazgo el 23 de marzo de 1456, a nombre de su hijo Fernando, incluyendo en él el lugar de El Viso (casa, castillo, vasallos, tributos y heredades) y las casas principales en la collación de San Martín de Sevilla, en cuya iglesia tenía derecho a enterramiento. 

Falleció en Sevilla en 1458, cuando preparaba una expedición para atacar el castillo de Estepona.
Sus herederos siguieron su estela, siendo nombrado su biznieto, del mismo nombre, Conde del Castellar por el Emperador Carlos V, el 10 de noviembre de 1539. 


MARCO ANTONIO CAMPILLO

sábado, 17 de diciembre de 2022

  • 17.12.22

El hombre es un ser social por naturaleza (ya lo decía Aristóteles en el siglo IV a. C.) y siempre ha sido importante conseguir pareja. No obstante, la sociedad se transforma por influjos de la globalización y cada vez son más frecuentes los hogares monoparentales y singels. Sin embargo, en épocas pasadas permanecer soltero o soltera era “mal visto” socialmente, utilizándose los términos peyorativos de “mozoduro” o “mozadura”. Por tanto, existía una fuerte presión social para contraer matrimonio, ya sea “por amor” (una de las pocas prebendas de los pobres), mediante enlaces concertados por los padres (atendiendo a sus intereses y no teniendo en cuenta los gustos o preferencias de los novios) o por acuerdos de la pareja para escapar de la soltería (hay referencias de cencerradas cuando existía una abultada diferencia de edad entre los cónyuges).

Como botón de muestra, en El Viso, según el Censo de Aranda, había 2335 almas en 1773, repartidos en 1210 varones (51,82 %)  y 1125 mujeres (48,18 %) Además, este documento es muy valioso porque distribuye la población por edades, sexo o estado civil, siendo la soltería prácticamente residual a partir de los 25 años:

GRUPOS DE EDADES

N.º Varones

% Varones casados

N.º Mujeres

% Mujeres casadas

Total

Porcentaje

Párvulos hasta 7 años

279

0

236

0

515

22,1 %

Medianos 7-16 años

257

0

250

0

507

21,9 %

Mayores 16-25 años

173

13,5 %

175

24,7 %

348

14,9 %

Mayores 25-40 años

231

93,2 %

210

97,73 %

441

18,9 %

Mayores 40-50 años

146

99,63 %

123

98,14 %

269

11,5 %

Mayores de 50 años

124

98,82 %

131

98,43 %

255

10,9 %

 ¿Qué tradiciones populares había en El Viso para conseguir pareja?

La mayoría de estas tradiciones estaban vinculadas a las fiestas al tratarse las mismas de los pocos momentos de ocio de una sociedad del Antiguo Régimen.

EL día de San Sebastián (20 de enero) era la fiesta del cortejo por excelencia.:

“San Sebastián

mocito y galań

saca las niñas a pasear” 

Los jóvenes aprovechaban el espacio de mayor libertad y desenfreno de una romería (en Santa Lucía o, posteriormente, en la Venta la Cagá) para cortejar a las chicas; la novia, sentada y con un cíclico bamboleo en la bamba o columpio, recibía, pues, los piropos y cortejos del pretendiente.

Otra tradición, recogida por Alejandro Guichot en 1885, señala que era costumbre en El Viso del Alcor llevar a cabo a las doce del día de la víspera de San Juan (24 de junio) la siguiente broma. “Prepáranse las muchachas en las puertas y ventanas con cubos llenos de agua; al dar las doce tiran el agua a la calle que puede caer sobre una persona o animal que transite en aquel momento; cada muchacha fijase respectivamente sobre quién ha caído su agua, pues será el esposo que le estará destinado. Escusado es hacer constar la diversión y algarada que sucede, si ha recibido algún burro el baño inesperado”.

Las Fiestas de la Santa Cruz era conocida como “la Feria de las mujeres”: “Quién no encuentre novio, que espere el año que viene”.

Por otra parte, el santo casamentero por excelencia era San Antonio de Padua. La tradición era “raptar” el Niño Jesús de San Antonio del Convento de Corpus Christi y no devolverlo  hasta que no encontrase novio (en ocasiones tardaba mucho en regresar…) A este respecto, existe la tradición visueña que una chica, a principios del siglo XX, desesperada porque no se casaba, tiró la figurita del Niño a un pozo. Arrepentida, sacaron la pequeña escultura y tuvieron que recomponer su destrozada ropa.

De manera similar, era costumbre en otros pueblos sevillanos encender dos luces a este santo o meter la imagen en un pozo, amarrado por el cuello por una soga: 

“Fuiste la que metiste

a San Antonio en el pozo,

y lo jartaste de agua

pa que te saliera novio”

COPLA POPULAR 

Otra superstición era que cuando a una persona soltera le barren los pies con una escoba, se le aleja el casamiento.

Pese a estas dificultades, “la que está pa tí, ni se casa ni se muere”.

Una vez conseguido el propósito de encontrar pareja, venían otros rituales como pedir “la puerta”, la pedida de mano, la dote, o la “chocadura”, pero eso es otra Historia.

MARCO ANTONIO CAMPILLO

sábado, 19 de noviembre de 2022

  • 19.11.22
El tapiz multicolor de la Vega fue cambiando al ritmo de las estaciones un año tras otro, dando paso a una sucesión de campos dorados y espolones calcáreos tamizados por la luz de la Luna.


Los astros se alinearon y Caronte viajó al inframundo para traer de vuelta, por unas horas, al arqueólogo Jorge Bonsor, setenta y dos años después de su muerte.

Después de habituarse un poco a la nueva realidad del siglo XXI, tuve la oportunidad de realizarle una entrevista. Para ello, lo invité a la Cafetería Koski, en El Viso del Alcor.

Don Jorge llegó a la cita en una antiquísima bicicleta. Tenía un aspecto de un hombre de unos cuarenta años, lo que me sorprendió, pues falleció en 1930 a la edad de setenta y cinco. Su aspecto era elegante, vistiendo un traje negro, camisa blanca y pajarita. Sus cabellos eran color azabache, la frente despejada, su gesto serio con mirada penetrante y lucía un gran mostacho negro. 

Tras las presentaciones oportunas, y dar cuenta de un humeante té y unas exquisitas tortitas con nata a las cinco en punto, pude comenzar, con gran emoción y algo de nerviosismo, la entrevista de mi vida. 
- ¡Buenas tardes, don Jorge! Es un placer poder entrevistarle.

- ¡El placer es mío! He podido abandonar mi húmeda y fría morada eterna en el cementerio de Mairena del Alcor, aunque sea por un breve lapso de tiempo- comentó con una tibia sonrisa y un fino acento inglés.

- ¿Dónde nació usted? ¿Quiénes eran sus padres?

- Nací en la ciudad francesa de Lille el 30 de marzo de 1855. Mi padre se llamaba James Bonsor y era un ingeniero inglés que trabajó en las minas de cobre de Riotinto, destacando por la instalación en Sevilla y Cádiz de la fábrica de gas para el alumbrado público. Mi madre, Pauline Saint Martin, era francesa y murió a temprana edad, por lo que pasé mi infancia en casa de mis tíos en Seaboroug Court, Inglaterra.


- ¿Cuál fue su formación?

- Siendo joven viajé por Europa acompañando a mi padre, permitiéndome dominar varios idiomas. Además recibí una esmerada educación en diversos centros de Europa, estudiando Bellas Artes en Londres, Bruselas y en la Deutsche Shule de Moscú.

- ¿Cómo descubrió España?

- Recién licenciado en Bellas Artes por la Academia de Bruselas, e hipnotizado por la imagen romántica que se tenía de España en la Europa decimonónica, llegué en 1879, con tan solo 24 años, con el propósito de buscar nuevos temas de inspiración para mi pintura.

- ¿Y Los Alcores?

- Antes de trasladarme definitivamente a Los Alcores. tuve breves estancias en Burgos, Madrid, Toledo, Córdoba, Sevilla, Granada y Marruecos. Sin embargo, aconsejado por mi padre, visité la ciudad de Carmona. ¡Fue amor a primera vista! Embrujado por sus monumentos, paisajes y costumbres, decidí instalarme allí, siendo conocido como el pintor inglés.

- ¿Por qué decide hacerse arqueólogo?

- Acompañado por Luis Reyes “Calabazo”, recolector de plantas medicinales y buscador de antigüedades, visité la Tumba del Banquete. Fue la fuerte impresión que me produjo penetrar en esta cámara funeraria y contemplar sus portentosas pinturas cubriendo la totalidad de la superficie de sus paredes la que me hizo decidirme, conmovido, a consagrar mi vida a la arqueología.

- ¿Cómo decidió comprar los terrenos de la Necrópolis de Carmona?

- Los hallazgos de numerosas tumbas en la zona eran vox pópuli, por lo que me asocié con un gran erudito local, el farmacéutico Juan Fernández López para la compra de los terrenos en 1881, donde descubrimos y excavamos la necrópolis romana y el anfiteatro entre 1882 y 1885. Dichas excavaciones se prolongaron hasta 1905.

- ¿Cuándo se empezó a fraguar el Museo de la Necrópolis y se funda la Sociedad Arqueológica de Carmona?

- La Sociedad Arqueológica de Carmona la fundé junto a los hermanos Fernández López, el reverendo Sebastián Gómez y el comerciante Antonio Ariza en 1885, teniendo como objeto el estudio de todo cuanto se relacionase con la arqueología y la historia local, para cuyo efecto haría excavaciones, excursiones y toda clase de investigaciones históricas. 

El  museo de la necrópolis, en cambio, el primero de este tipo en España, se comenzó a construir el 2 de abril de 1887, teniendo allí su sede la Sociedad Arqueológica de Carmona.

- Don Jorge, siguiendo la estela de la primera excursión de dicha Sociedad a la Motilla de Alcaudete, tres jóvenes soñadores (Blas Jiménez, Vidal Prieto y un servidor) la volvimos a realizar en julio de 2008, siendo el germen de la Asociación Cultural Fuente del Sol. Como curiosidad, las primeras Jornadas de Historia de El Viso del Alcor la dedicamos a su figura, concretamente en 2010, ochenta años después de su fallecimiento.

- ¡Todo un honor!

- ¿Cuándo se instala en Mairena del Alcor?

- Compré las ruinas del castillo en 1902 por la cantidad de 2000 pesetas, con el objeto de instalar mi residencia y convertirlo en un museo. Reconstruí sus torreones medievales, rehabilité sus vetustas murallas, abrí una nueva puerta de acceso hacia la Vega y construí un pabellón entre las dos torres que protegían el cuerpo de guardia. Empecé a vivir en mi nueva residencia en 1907, tras la boda con Gracia Sánchez Trigueros.


- ¿Cómo puede resumir sus excavaciones en Los Alcores?

- Durante más de cincuenta años realicé una incansable investigación arqueológica, centrándome fundamentalmente en la comarca comprendida entre los ríos Corbones y Guadaira, donde destacaron mis excavaciones en la necrópolis de Carmona, en los monumentos funerarios de Gandul, en la Cruz del Negro, Alcaudete, Acebuchal, Alunada, Santa Lucía, entre otros, situando a Los Alcores en primera línea de la investigación arqueológica en España y en Europa.

- ¿Qué otros trabajos arqueológicos realizaron?

- Mis investigaciones arqueológicas no sólo se centraron en esta zona, pues abarcaron gran parte de Andalucía occidental (coto de Doñana, valle del Guadalquivir, Bolonia, …), incluso trabajé en el suroeste de Inglaterra.

- ¿Cómo puede definir su metodología?

- Mi labor arqueológica era metódica e infatigable. Solía trabajar instalando dos grandes tiendas de campaña a pie de la excavación. Me despertaba todos los días un poco antes de las cinco. A las cinco ponía a hervir el agua para hacer el café. A las cinco y media, el agua hervía; me levantaba a las cinco cuarenta y cinco, y el café estaba ya listo. A las seis, los hombres concluían de tomar el café y se iban a trabajar. Es entonces cuando escribía cartas, notas, etc. A las siete me arreglaba. A las ocho, iba a ver los trabajos...

- ¿Qué opina que sea considerado uno de los pioneros de la arqueología española?

- ¡Es una gran satisfacción! Contribuí a la consolidación de la Arqueología como disciplina científica y me codeé con la élite arqueológica del momento. Empleaba un método plenamente científico: representación gráfica, uso de la cartografía, utilización de fotografías, análisis de la flora de los yacimientos,… Además, fundé dos museos, el de la necrópolis de Carmona, que es el primero de este tipo que ha existido en España, y el del Castillo de Mairena del Alcor, donde reuní  mis colecciones arqueológicas, pinturas y  distintos objetos de artesanía popular.

- ¿Cuáles han sido los temas más frecuentes de sus investigaciones?

- Aunque mis primeras actividades arqueológicas tuvieron como marco el mundo hispanorromano con la excavación sistemática de la necrópolis romana de Carmona, mis temas más frecuentes fueron el colonialismo fenicio y en general la arqueología protohistórica del Bajo Guadalquivir.

- ¿Y Tartessos?

- Fui el primero en tratar de definir arqueológicamente la cultura tartésica, precisando su cronología, definiendo su delimitación territorial y su cultura material, así como sus costumbres funerarias.  Los materiales que exhumé en los Alcores son de gran importancia, contribuyendo de manera significativa al conocimiento y definición de la cultura tartésica, incluso de manera más decisiva que el arqueólogo Shulten.


- Sus detractores, en cambio, se quejan de su confusión, ambigüedad, falta de rigor o parcialidad, aparte de sus ventas de materiales a la Hispanic Sociey of América en Nueva York.

- ¡Son unos mentecatos y unos ignorantes! Las ventas que realicé a esta institución se produjeron entre 1905 y 1910, estando permitidas por la legislación española sobre exportación de antigüedades. Las ventas fueron interrumpidas en 1911 cuando cambió la normativa al respecto- comentó malhumorado.

- ¿Qué opina de la Tablada, el yacimiento más destacado de El Viso del Alcor?

- La Tablada es un recinto amurallado donde tuvieron que refugiarse los íbero-celtas o turdetanos de los ataques de los cartagineses y estos últimos de los romanos en la segunda guerra púnica. La gran importancia de su principal necrópolis, donde se encontraba un grupo importante de monumentos funerarios compuestos por catorce motillas, cuyas alturas oscilaban entre 1,50 y 6 metros es una señal inequívoca del gran papel que desempeñaría esta ciudad en el valle del Guadalquivir. Recuerdo perfectamente que la visité con Schulten en 1910. 

Perdone, tenemos que ir terminando la entrevista; es hora de volver- comentó Bonsor, mientras su cuerpo se iba haciendo translúcido.

- ¡Sí, claro, Don Jorge! Una última pregunta. ¿Cree usted que su labor fue reconocida en vida?

- Buena pregunta. En líneas generales, sí. Fui miembro de las Academias de la Historia, de San Fernando y de la Hispanic Society of América. También fui nombrado Hijo Adoptivo de Carmona en 1927, así como Director de la sección arqueológica de la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Recibí, además, la Gran Cruz de Alfonso XIII en 1930 al donar al Estado la Necrópolis de Carmona y su Museo. Además, mi segunda esposa, Dolores Simó, tras mi fallecimiento, veló por la conservación de mi legado. Sin su labor, gran parte del mismo se hubiera perdido.

- ¡Muchas gracias. Don Jorge, por dedicarme su tiempo en esta situación excepcional!

- ¡He pasado un buen rato repasando mi vida y mi obra!

Acto seguido, se levantó con rapidez, se montó en su vieja bicicleta y su silueta se perdió en el horizonte. 

PD: Idea original de mi amigo, Vidal Prieto Pineda. 


MARCO ANTONIO CAMPILLO

sábado, 15 de octubre de 2022

  • 15.10.22

La penumbra dio paso a luces anaranjadas al rayar el alba, que se filtraban entre el ramaje de los árboles y dejaban entrever el blanco inmaculado de las casas de humilde edificio, el albero de calles polvorientas, el dorado de las espigas en el mar de la Vega y el verdor de olivos, vides y huertas regadas por acequias y norias accionadas por disciplinadas mulas.

Una mujer enlutada completamente se confunde con los últimos atisbos de oscuridad mientras asciende con dificultad por la calle Amargura. Sus manos callosas y ásperas empujan la pesada puerta de la Iglesia Parroquial, dirigiéndose a paso lento a rezar a la imagen sagrada que acaba de llegar al pueblo en el año de Nuestro Señor Jesucristo de 1850 de la mano del sacerdote visueño D. José Cadenas.

La anciana, de cabellos plateados y enorme roete, se arrodilló ante la Virgen de los Dolores, tibiamente iluminada por unos chorreantes cirios. Alzó su mirada cansada y carcomida por el tiempo y el duro trabajo, escapándose un suspiro de lo más profundo de su ser. El sereno sufrimiento del rostro de la Virgen pasó a ser el suyo, elevando al unísono sus ojos al infinito. Acto seguido, se levantó con rapidez, surcando lágrimas salobres por sus aventadas mejillas, comenzando a acariciar suavemente los estilizados dedos de la Virgen ¡Había nacido la devoción dolorosa en el corazón de Los Alcores!

Setenta y un año más tarde…

El pequeño pueblo de El Viso, de poco más de ocho mil habitantes, estaba de luto por la muerte de muchos soldados inocentes en el Desastre de Annual, localidad norteafricana situada entre Melilla y la bahía de Alhucemas, así como por el asesinato del Presidente Eduardo Dato, tiroteado por unos terroristas anarquistas desde una moto-sidecar. Fue, sin duda, el año más triste del reinado de Alfonso XIII. La crisis política local iba en consonancia con la nacional, síntoma evidente de la crisis del sistema de la Restauración, fundamentado en el turnismo pacífico de los partidos conservador y liberal, los pucherazos y el caciquismo. Las elecciones municipales de 1922 en El Viso fueron anuladas por el Gobernador Civil por razones no aclaradas. Posteriormente, el uno de abril fue nombrado Alcalde, D. Manuel Jiménez Jiménez. No obstante, su mandato fue efímero, ya que falleció en Sevilla el 25 de noviembre tras una fallida intervención quirúrgica. Le sucedió el Teniente de Alcalde, D. Juan Ramón León Sánchez.

Nuestro microcosmos local estaba repleto de contrastes: una minoría de burgueses que frecuentaban el Casino y vivían en grandes mansiones repletas de criadas frente a una amplia masa de jornaleros que trabajaban de sol a sol por un salario miserable; de amos y criados; de niños enchaquetados y mozalbates churretosos, sucios y harapientos…

En este contexto, el Párroco, D. Primitivo Tarancón Gallo solicitó al Arzobispado, el siete de noviembre de 1921, la fundación de la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores debido a que la Hermandad Sacramental, propietaria de la imagen, no podía costear los gastos de los cultos a esta venerada imagen, ya que su función principal era la de sufragar el entierro de sus Hermanos. Ante esta preocupante situación, un grupo de jóvenes idealistas persiguieron un sueño en el horizonte. Su amor inquebrantable a la Dolorosa y su deseo de que continuara procesionando por las calles visueñas provocó que decidieran crear una nueva Hermandad. Concretamente fueron cinco, quedando sus nombres marcados con hilos de plata: D. Manuel Guerrero Borreguero, D. Rafael de los Santos Falcón, D. Aurelio Jiménez León, D. Camilo León Guerrero, y D. Manuel León Cordones. Del mismo modo, fue muy importante el rol desempeñado por el capataz del paso de la Virgen de los Dolores, D. Ramón Guerrero Jiménez.

La nueva Hermandad floreció en primavera, el el 16 de abril de 1922, con el título de Hermandad del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de los Dolores. Sin embargo, todo no fue un camino de rosas, siendo los inicios años difíciles, en un contexto de crisis económica y escasos Hermanos. Sin embargo la Fe mueve montañas y estos primeros dolorosos realizaron numerosas  actividades para recaudar fondos, tales como rifas, cultivo de tierras... y, al mismo tiempo, obras de caridad, como donaciones de pan para saciar la hambruna de un sector significativo de la sociedad visueña.

La primera Estación de Penitencia de la Hermandad la realiza la Semana Santa de 1924. El Jueves Santo por la noche, procesionó el Santísimo Cristo de la Vera-Cruz (imagen desaparecida en la Guerra Civil) seguido de la Virgen de los Dolores bajo palio. El Viernes Santo al atardecer, procesionó el Cristo de la Vera-Cruz, seguido del Santo Entierro (imagen que actualmente está en el Convento del Corpus Christi) y tras él la Santísima Virgen de los Dolores.

La centenaria historia de esta Hermandad está repleta de hitos: la salvación de la imagen de la Virgen en la cruenta Guerra Civil de 1936, la primera Estación de Penitencia del Cristo del Amor (bello crucificado de Juan Bautista Vázquez “el Viejo” procedente de la Iglesia de San Martín de Sevilla), la construcción de la Casa Hermandad en la calle Horno, número ocho (inaugurada por el Cardenal Arzobispo de Sevilla, D. Carlos Amigo Vallejo, el 19 de diciembre de 1982), la fusión con la Hermandad Sacramental (aprobada por el Vicario General del Arzobispado de Sevilla el cinco de febrero de 1992),…

Los actos conmemorativos del Centenario son un brillante broche de oro a la dilatada Historia de esta sueño de esos cinco Hermanos que vieron cumplir un sueño, denominado con el paso del tiempo como la Antigua Real e Ilustre Hermandad Sacramental, Ánimas Benditas, Santo Lignum Crucis y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo del Amor, Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de los Dolores.

Hoy, sábado 15 de octubre, será un día histórico para El Viso del Alcor. El paso de Nuestra Señora de los Dolores, aromatizado por rosas de color blanco roto y nardos a sus pies, procesionará por las engalanadas calles en honor de multitudes desde las cinco de la tarde bajo los sones de la Banda de Música Virgen del Castillo, de Lebrija, siendo el momento culminante cuando el Alcalde, D. Gabriel Santos le imponga la Llave de Oro de la Villa. La noche se tornará en día con los cohetes iluminando su nueva saya, bordada en oro sobre tisú de plata. luciendo sobre su pecho tocado de encajes antiguos en tonos dorados y cobre, de estilo art-decó, y collar de chatones de cristal de roca y plata, de los años treinta. Sostendrá un rosario de cristal de roca verde, el más antiguo de cuantos posee la Virgen. Sobre sus benditas sienes, la antigua corona de salida, con joyas adheridas, inspirándose esto en los años setenta. Y, finalmente, lucirá la Medalla de Oro de la Villa de El Viso, concedida por el Excmo. Ayuntamiento hace veinticinco años.

Desde estas modestas líneas, quiero felicitar a la Hermandad de los Dolores por su centenario, deseándole otros cien años más repletos de gozo, amor e ilusión. 


MARCO ANTONIO CAMPILLO
FOTOGRAFÍA: HERMANDAD DE LOS DOLORES


domingo, 11 de septiembre de 2022

  • 11.9.22

Cuando la Vega era mar,

y el Alcor, orillar era,

se sublimaron los vientos,

se encendieron las estrellas

y se vistieron de gala

los caminos y las sendas

para dar la bienvenida,

gracia, dicha, recompensa,

a María del Alcor,

Reina de Mares y Tierra”

Clemente Calabuig

 


Las Fiestas Patronales en honor a la Patrona de El Viso del Alcor son, sin duda, la máxima expresión y reproducción de nuestra identidad como pueblo. Tal como manifiesta Durkheim, “los ritos son ante todo, los medios por los que el grupo social se reafirma periódicamente...Hombres que se sienten unidos, en parte por lazos de sangre, pero aún más por una comunidad de intereses y tradiciones, se reúnen y adquieren conciencia de su unidad moral”. Identidad es sinónimo de estabilidad, permanencia, tradición y continuidad en el tiempo, de generación a generación, de padres a hijos, y de abuelos a nietos.

En primer lugar, la devoción a Santa María del Alcor, tanto en El Viso como en Mairena, supuso, desde el siglo XIII al XX el florecimiento del sentido identitario con respecto a esta comarca, perviviendo el término árabe de Alcores, Yâbal-Yibâl-al-Rahma, que puede traducirse como la “Montaña de la dicha o de la felicidad”. El Himno, con letra de Sixto Sánchez-Barbudo y música del Maestro Seri, fortalece, del mismo modo, esta simbiosis:

“Por esta tierra de Los Alcores,

brota ferviente tu devoción.

Bendice siempre a sus moradores,

que te saludan con los mejores

hondos cantares del corazón”

 

En sentido inverso, existe una creciente identidad de los visueños y visueñas con su Patrona, Alcadesa perpetua desde 1939, denominándose de esta forma una gasolinera, una confitería, una banda de música, un hotel y varias empresas. En este sentido, la numerosa difusión de la imagen de Santa María del Alcor en cuadros, retablos cerámicos, carteles o placas, repartidas por toda la población, son otra muestra más de esta unión.  Por otro lado, en 1913 nació la primera niña denominada María del Alcor, sin embargo, en la actualidad hay 105 mujeres que reciben el nombre de Alcora, lo que supone un 5,45 %. No es un nombre exclusivo de El Viso, ya que viven 10 en Mairena del Alcor y 13 en Sevilla, aunque son, sin duda, de origen visueño. La Coronación Canóniga de 2005, con su novena itinerante por calles y barrios, fortaleció la popularidad de las Fiestas Patronales y la devoción a su Patrona, que, curiosamente, da nombre a un tipo de azul, el de la bandera visueña, símbolo del municipio.


Esta fiesta, exclusivamente religiosa en sus orígenes, floreció tras la llegada de la nueva imagen en 1939, el traslado de la festividad de la Virgen del 25 de marzo (día de la Encarnación o de la Anunciación, y que caía en Cuaresma o en Semana Santa) al 12 de septiembre, el nacimiento de la romería y la creación de la Hermandad. Sin embargo, por distintas circunstancias, estos brotes verdes se fueron marchitando con el paso inexorable del tiempo, teniendo una rápida efervescencia en 1985, cuando el gobierno local del PCE quiso convertir en día laborable el 12 de septiembre, día de la Patrona, debido al escaso arraigo de esta festividad, y trasladarla al lunes de “resaca”, tras la romería. Esta acción municipal supuso un inesperado fenómeno de reacción municipal, incentivado por la oposición y la Hermandad de Santa M.ª del Alcor y San Pedro Nolasco. Las humeantes chocalatadas y los reconfortantes potajes de garbanzos que se realizan desde entonces son la máxima expresión de la fraternidad de un pueblo, que olvida sus diferencias y fortalece sus raíces comunitarias. “En definitiva, se genera un nuevo ritual-festivo, hoy suficientemente consolidado, que convierte el día de Santa María del Alcor, el 12 de septiembre, en el día grande de los visueños y las visueñas” (Ángel del Río).

Los símbolos festivos a lo largo del mes de septiembre expresan la identidad social visueña, permitiendo realizar y ejercer la condición de miembro de una comunidad. La presentación de los recién nacidos a su Patrona, tradición nacida en 1980, o la de llevarle en familia los nardos a la “Reina del cielo y de la tierra” son una muestra palpable de ello.

La Procesión del 12 de septiembre es el culmen de la fiesta. Los cantes, bailes, petaladas, fuegos artificiales, calles exornadas con flores de papel y banderas azules y blancas, arcos efímeros, cúpulas o los propios exornos de las casas, etc, suponen la renovación de los lazos del imaginario colectivo de los moradores del corazón de Los Alcores.

Por último, la romería supone un colofón veraniego, donde peregrinamos a pie, a caballo o en carreta al emplazamiento mágico-religioso de Alcaudete. En esta peregrinación nos despojamos de los roles previos y alcanzamos un significativo grado de empatía con nuestros semejantes. Vamos sucediendo etapas (misa de romeros, salida de la Iglesia Parroquial de Santa María del Alcor, rezo del ángelus en el Moscoso, llegada a Alcaudete…). Según V. y E. Turner, el camino de este tipo de peregrinaciones tiene figura de elipse. Es de ida y vuelta, si bien propiamente lo es de ida, mientras que queda invisible el de vuelta, realizándose rápidamente y con menor interés por los puntos intermedios. Como ya sabemos, la romería en honor a Santa María del Alcor Coronada se celebra en Alcaudete, término municipal de Carmona, pero, histórica, simbólica y sentimentalmente, propiedad del corazón de todos los visueños y visueñas.

¿Es la romería, además de una manifestación cultural y religiosa, una subconsciente y simbólica reivindicación territorial?

Como conclusión, las Fiestas Patronales, con indiferencia de nuestras ideas religiosas, suponen, junto a otros ciclos festivos y tradiciones, la renovación de nuestros lazos comunitarios como pueblo con una identidad e idiosincrasia definidas. La sustitución del nomenclátor de la Avenida República de Nicaragua por Avenida 12 de Septiembre o el colosal Monumento a la Patrona son ejemplos palmarios de esta “visueñidad”.

¡Felices Fiestas Patronales!

Fiestas de Interés Turístico Nacional de Andalucía. 





MARCO ANTONIO CAMPILLO

sábado, 20 de agosto de 2022

  • 20.8.22

¡El Viso no tiene Historia!

¡En El Viso no hay na!

Estas expresiones se escuchan frecuentemente en el corazón de Los Alcores, pero ¡nada más lejos de la realidad! Las venas y arterias de El Viso del Alcor están repletas de Historia y de vestigios de nuestro pasado, tradicionalmente ignorados, maltratados y, en muchas ocasiones, destruidos. Uno de estos vestigios de tiempos remotos salió a la luz el pasado uno de junio, coincidiendo con la peregrinación al Rocío. El descubridor fue José Antonio Bonilla Espinosa, quién durante una excursión escolar, se percató de una pieza cerámica interesante y tuvo la generosidad de compartirlo con la Asociación Cultural Fuente del Sol, quién estudió la placa y la puso en conocimiento de la Delegación de Cultura, para su custodia, conservación y protección. La actitud de José Antonio, tal como afirma el Colectivo Solano “es todo un ejemplo de comportamiento ciudadano en relación al patrimonio público para su cuidado y conservación, frente a esas otras actitudes egoístas que destrozan lo de todos o lo expolian y lo acaparan exclusivamente para si mismos”.

José Antonio Bonilla y su hijo Ángel




Miembros de Fuente del Sol: Antonio Roldán, Armando Rueda y

Marco Antonio Campillo



 

El lugar del hallazgo fue en un sitio público, el Parque de la Muela, en el área de influencia de la Villa de la Estación, que debió contar, según se puede deducir de los escasos restos encontrados, de lujosas estancias decoradas con mármoles de colores y mosaicos, termas, molinos, necrópolis, alfares, etc., y, posiblemente, su propia iglesia cristiana o basílica. 



La pieza es una placa de barro cocido cuadrangular con relieves realizados a molde y de unas dimensiones considerables: 41 cm de longitud, 37,5 de ancho y 4 centímetros de grososr. En el centro, destaca una protuberancia piramidal cruciforme, en forma de estrella o cruz, que sobresale unos 3 cm de la superficie de la placa. De las cuatro aristas de la pieza central parten tallos hacia las esquinas, que acaban en una especie de decoración vegetal, coronados por triángulos en las esquinas. La decoración está enmarcada por una doble moldura cuyo espacio central presenta dientes de sierra.

Existen dos ladrillos idénticos, y otros cuatro similares, en la Colección Alhonoz en Écija, aunque éste va a tener la particularidad que va a poder contemplado de forma pública y gratuita en su lugar de origen.

Referente a su cronología, tampoco aparecen elementos que nos permitan definir con mayor concreción su datación, aunque comparado con otras placas similares se puede encuadrar en la época tardoantigua, entre los siglos IV y VII.

Su funcionalidad no está del todo clara, estableciendo los historiadores especializados varias hipótesis:

- Por una parte, hay autores que adscriben su uso al mundo funerario, es decir, actuando como tapaderas de las propias tumbas o como revestimiento de fosas o sarcófagos. A favor de esta teoría estaría que nuestra placa ha aparecido relativamente cerca de las tumbas que aparecieron tras las fuertes lluvias de 2010 (una parte de los restos de una de ellas se conservan en el Centro cultural Convento de Corpus Christi.

- La segunda propuesta es aquella que defiende que estos ladrillos fueron destinados a ornamentar los espacios sagrados, especialmente los templos: utilizados directamente en paramentos, actuando como verdaderas placas; también en cubiertas, concretamente como casetones de bóvedas o a modo de pavimento. Ya San Isidoro de Sevilla (siglo VI-VII), en sus Etimologías, se refiere a éstas como elementos ornamentales de los edificios de culto cristiano, tanto para las paredes, como para los techos o los pisos. De estas posibilidades, existe cierto consenso entre los investigadores en señalar su uso preferente como decoración de los casetones de las cubiertas planas de madera. La protuberancia central cruciforme de la pieza en cuestión formaría un juego de luces espectacular cuando los fieles, a la luz de las velas, miraran hacia el techo.



- La tercera propuesta admite los mismos posibles usos que la anterior, pero extensibles para el ámbito civil no siendo exclusivos del mundo sacro y funerario.

Ahora bien, no todos los ladrillos o placas disponen de la misma morfología y tamaño, por lo que, además de existir talleres locales (entre ellos el ubicado en El Viso) puede indicar que cada uno de ellos tenga una funcionalidad determinada.

Como conclusión, queda mucho por conocer e investigar de esta magnífica pieza, pero lo que es totalmente demostrable que El Viso tiene un Patrimonio de gran potencial y valor, que debemos conocer, proteger y legar a las generaciones venideras. 




MARCO ANTONIO CAMPILLO
FOTOGRAFÍA: FUENTE DEL SOL




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