sábado, 9 de abril de 2022
sábado, 5 de marzo de 2022
- 5.3.22
Los guardaesquinas o guardacantones son elementos
arquitectónicos situados en las esquinas de calles de nuestros pueblos y
ciudades, no siendo El Viso del Alcor una excepción. Su función era resguardar
las esquinas de los edificios del impacto de carruajes, carros y carretas. Por
tanto, son postes de piedra que protegían dichas esquinas de los golpes de los
vehículos o del paso de éstos. Esta antigua costumbre se conservó hasta que
empezó a generalizarse el empleo de las aceras.
Cuando paseamos con tranquilidad por el bello centro histórico de nuestro pueblo, si prestamos un poco de atención, podemos contemplar los guardacantones, vestigios de nuestro pasado, perfectamente integrados en nuestro paisaje urbano, pasando, en muchas ocasiones, desapercibidos para nuestros fatigados ojos. Las casas tradicionales visueñas estaban realizadas con tapial, siendo, pues, especialmente las esquinas muy frágiles a roces y golpes. Siendo la piedra escasa y cara, se reutilizan materiales de acarreo, es decir, columnas antiguas de villas romanas y desgastadas ruedas de molino, a los que se le ofrece una segunda vida, en un tiempo en el que no había ningún tipo de conciencia patrimonial (en la actualidad, tampoco se ha avanzado mucho, por desgracia) Su forma suele ser algo redondeada, con la finalidad de que no se deterioraran fácilmente con los roces y golpes de las ruedas de carros y carretas.
Estos elementos son parte de nuestra historia y, como bienes de interés patrimonial, son señas de identidad de nuestro pueblo, mereciendo, por tanto, ser valorados y conservados para el disfrute de las generaciones venideras.
El Viso del Alcor conserva varias de estos guardaesquinas, vestigios, la mayoría, de nuestro floreciente pasado romano.
En la esquina
de la calle Real con Colón, divisamos un colosal fuste de una columna de mármol, reforzado por dos aros metálicos, procedente,
quizás, de una de las importantes villas romanas de nuestro entorno. Las
dimensiones son a tener en cuenta: 1,25 metros de altura, 32 cm de anchura y
unos 18 de diámetro. Entre las desgastadas capas de pintura, podemos observar
el frío mármol.
En la Plaza del Ayuntamiento Viejo, concretamente en la esquina con la calle Tren, encontramos, mimetizado con el color blanco de las casas, una columna, con su fuste y capitel, y reforzada con un aro de hierro. Sus dimensiones son 70 centímetros de alto, 37 de ancho y 20 de diámetro.
rosiguiendo nuestro paseo por las calles de sabor tradicional, encontramos un gran fragmento pétreo, concretamente en la calle Convento, frente a la Iglesia Conventual de Corpus Christi, y junto al Restaurante Convento 33. Su forma es diferente a los anteriores, pudiendo tratarse, como hipótesis, de un miliario romano, aunque muy deteriorado y salpicado de excrementos de palomas. Sus dimensiones son 67 centímetros de altura, 22 de ancho y unos 30 de diámetro.
Ascendiendo a nuestra Acrópolis del corazón de Los Alcores, en la esquina de la Lonja de la Iglesia Parroquial de Santa María del Alcor Coronada, nos divisa, viendo pasar el tiempo, un fuste de una columna de 70 centímetros de altura, 18 de anchura y 27 de diámetro.
Muy cerca, en la esquina de la Iglesia con la Plaza Padre Nicasio, frente a la “puerta de los muertos” del templo parroquial, nos encontramos con una columna de dimensiones importantes, incrustada en la esquina, y reforzada con un aro metálico, o sea, de 1,05 metros de altura y 27 de anchura.
Por último, en frente de la anterior y de la puerta trasera de la Iglesia Parroquial, concluimos nuestro paseo con un pequeño fragmento columnario, de 35 centímetros de altura y unos 23 de anchura.
En conclusión, los guardacantones o guardaesquinas son vestigios de nuestro pasado que deben ser conservados y valorados. La próxima vez que pasees por nuestro casco histórico, disfruta de su belleza y saborea su valor patrimonial e histórico.
sábado, 5 de febrero de 2022
- 5.2.22
sábado, 8 de enero de 2022
- 8.1.22
El día de la semana más importante,
como pueblo cristiano, ha sido tradicionalmente el domingo, “dies Dominica” (día del Señor) Las Ordenanzas de El Viso
de 1564, basadas en otras anteriores del siglo XV, determinaban que los
domingos y los días festivos estaban dedicados a Dios, estando prohibido
trabajar en el campo. La asistencia a misa en dichos días era obligatoria para
todas las personas con más de quince años. Una vez que el sacristán terminara
de tañir en tres ocasiones la campana más gorda (deducimos que, al menos,
habría otra más pequeña), el alguacil tenía orden de detener al infractor, quién
era condenado a pasar tres días en el calabozo y a pagar un real para la obra
de la iglesia. Por otra parte, los alcaldes, regidores y alguacil tenían
reservado un lugar preferente en la iglesia durante el año de su mandato, no
pudiendo faltar a la misa dominical, bajo pena de cien maravedíes.
Aparte de la fiesta dominical, otros
hechos marcan el ritmo semanal, tal como regulan perfectamente las Ordenanzas.
El ayuno o los días de abstinencia de carne eran los viernes y los sábados,
estando obligado el arrendador de la pescadería de suministrar pescado en tales
días. Dichas jornadas, eran las reservados para que las mujeres lavasen la ropa
en la Huerta del concejo (“Huerta Abajo”), estando obligado el arrendador a
mantener las albercas limpias y llenas de agua para tal fin, bajo pena de cien
maravedíes. Era también el viernes cuando los campesinos visueños acudían con
sus productos agrícolas al mercado de Carmona. Es curioso la importancia en
tales siglos de los viernes y sábados, días sagrados para los musulmanes y
judíos, respectivamente. El viernes es el día más señalado para los musulmanes,
tal como establece el Corán: “¡Creyentes! Cuando sea realizado el llamado a la
oración del día viernes, acudan al recuerdo de Dios y abandonen el comercio, es
lo mejor para ustedes. ¡Si supieran!” (Corán 62:9) En cambio, para los judíos
el día sagrado es el sábado, “el Sabbat”. Por tanto, en la mentalidad de una
sociedad cristiana donde la pureza de sangre era muy importante, la obligación
de realizar tales tareas los viernes y los sábados puede indicar una forma de
vigilar a la población. Es decir, las mujeres que lavasen otro día en los
lavaderos públicos no cumplirían la ley y serían sospechosas de practicar otras
religiones. Lógicamente, la necesidad de poner tales normas nos hace pensar que
no todo el mundo era cristiano o era sospechoso de no serlo en la intimidad.
Por otra parte, es curioso que,
antaño, los hortelanos bajaban al pueblo los jueves y los sábados, evitando los
viernes (¿resabios de un pasado morisco?)
Tenemos que tener en cuenta que
todos los musulmanes convertidos al cristianismo antes de la conquista de
Granada pasaron a ser jurídicamente considerados cristianos viejos, tal como
establecía una disposición de 1526. Sin embargo, el mayor crecimiento de los
moriscos en la comarca de Los Alcores se produjo tras la rebelión de Las
Alpujarras, en 1568-1570, su derrota y su reparto posterior. Concretamente, en
1570 llegaron a Carmona unos 1080 moriscos, que fueron repartidos entre las
aldeas y lugares cercanos, incluyendo El Viso. El corregidor Aliaga se refiere
a este rincón de Los Alcores del siguiente modo:”…el lugar del Viso de hasta cien vecinos y una parroquia que agora lo
posee el Conde del Castellar…” Además, precisa que estos moriscos se repartieron
entre 20 casas. Por tanto, la llegada de 450 o 500 nuevos habitantes (vecino
hace referencia al cabeza de familia) debió causar un gran impacto en una
pequeña población de unos 1000 habitantes (el encabezamiento de 1554 da una
cifra de unos 203 vecinos) “Gracias a la acción del tiempo, que difuminaría la
traza de los orígenes, un cierto número, quizás elevado, de ascendencia
musulmana, quedarían plenamente integrados a los cristianos” (Bernard Vicent) A
principios del siglo XVII, se produjo la expulsión de los moriscos de España,
pero parece ser que tuvo poca repercusión en El Viso.
En la actualidad, los viernes, sábados y domingos son días muy importantes al coincidir con los fines de semanas y tener más tiempo de ocio, pero todavía quedan resabios de siglos pasados. Por ejemplo, el día tradicional de la limpieza de las casas sigue siendo el sábado. En muchas ocasiones, las tradiciones se mantienen de padres o madres a hij@s.
sábado, 27 de noviembre de 2021
- 27.11.21
sábado, 30 de octubre de 2021
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sábado, 13 de marzo de 2021
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