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Marco Antonio Campillo | La educación en tiempos de desescalda

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” (Nelson Mandela). El final de este curso, tan atípico, ha llegado y es un buen momento para reflexionar sobre el desarrollo del mismo.



La crisis del coronavirus obligó al cierre de los centros educativos y ha implicado un cambio radical en el trabajo de los docentes y del alumnado. El profesorado, con sus propios medios informáticos e invirtiendo, en la mayoría de los casos, una gran cantidad de tiempo, ha demostrado su vocación, entrega y compromiso para que nuestros alumnos y alumnas sigan aprendiendo, aún en estas condiciones de excepcionalidad. El apoyo de la administración educativa ha sido escaso, por lo que, en esta situación de pandemia y en la desescalada posterior, se ha vuelto a poner en evidencia que la educación no es una prioridad política, de ninguno de los partidos. Hay planes concretos de desescalada para el turismo y otras actividades económicas, pero la educación se ha instalado un desolador páramo, con medidas ambiguas y cambiantes. En este sentido, el Congreso de los Diputados ha empezado la tramitación del Proyecto de reforma de la Ley de Educación. Una nueva Ley educativa que no ha contado con la opinión del sector docente y que cuenta con el apoyo de un único partido, por lo que será derogada cuando se produzca un cambio político. Por tanto, sería necesario una Ley Educativa de consenso, que contara con el respaldo de la mayoría de los partidos políticos y de los agentes educativos (representantes de profesores, padres y alumnos). Por otro lado, la Ministra de Educación o el Consejero del mismo ramo en Andalucía no hacen una apuesta por una educación pública de calidad, con un aumento de las plantillas, una reducción significativa de las ratios, un incremento de las inversiones para material e instalaciones y un plan sistemático para volver a las aulas en condiciones de seguridad.

La desescalada, en cambio, ha dejado claras algunas cuestiones:

- La enseñanza presencial es absolutamente necesaria. Mi alumnado, en particular, ha reconocido que echaba de menos el instituto, las clases, las explicaciones de sus profesores, la convivencia con sus compañeros,…

- La necesidad de digitalizar la educación. Muchos profesores utilizábamos con anterioridad herramientas digitales para la docencia, sin embargo, la enseñanza a distancia en el confinamiento ha obligado a todo el sector a digitalizarse. La sociedad cambia a un ritmo vertiginoso. Los profesores pertenecemos a una generación analógica y tenemos que adaptarnos a una generación digital de alumnos. ¡Hay que adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas formas de enseñar y aprender!

- El apoyo de los padres y madres es fundamental en el desarrollo académico y emocional de sus hijos.

- La crisis ha mostrado de forma nítida las desigualdades sociales y el enorme peso de la brecha digital.


El trabajo docente genera, en ocasiones, estrés y sobrecarga laboral, especialmente por la enorme burocracia que conlleva. No obstante, tal como decía el filósofo Aristóteles:”Las raíces de la educación son amargas, pero la fruta es dulce”. Un profesor es feliz cuando ve a un alumno progresar, en todos los sentidos, no únicamente en el aspecto académico. En el plano particular, estoy muy orgulloso de la mayoría de mis alumnos y alumnas. El Viso tiene un gran futuro con esta juventud, tan denostada, en ocasiones, por la actitud incívica e insolidaria de unos pocos.
Las dedicatorias de mi alumnado al final de curso me emocionan y me animan a mejorar cada día como Profesor:

- “Primero que todo quiero darte las GRACIAS por todas las clases del curso, tanto cuando estábamos en la clase como cuando estábamos en casa. He aprendido mucho sobre geografía e historia, y me siento muy afortunada de tener un gran maestro como tú. Para mi eres un ejemplo a seguir. ¡Gracias por animarnos cada día a seguir adelante!...”

- “Simplemente decir que ha sido un placer poder trabajar contigo a lo largo de estos cuatro años. También quería darte las gracias por todo lo aprendido (no solo en la asignatura sino en todos los sentidos). Un gran saludo y muchísimas gracias por todo”.

- “Muy buenas Marco, lo primero quiero darte las gracias y no me cansaré de dártelas al igual que mis compañeros por todo lo que has hecho durante todo este tiempo, por tu esfuerzo y dedicación. No ha sido un año perfecto, pero bueno ha sido diferente. Yo creo que todos los 4° nos llevamos más que a un profesor, a una persona con un corazón inmenso. Gracias ❤”

- “Gracias a ti por todo Marco, por tu paciencia, dedicación, la delicadeza con la que nos enseñas y con el entusiasmo que nos incita a aprender más. Seguro que con profesores como tú, la juventud no solo sabrá más historia, que de eso no tengo duda, aprenderá de una forma didáctica, como lo has hecho con nosotros, y de una forma leve, sin llegar a ser pesada, pero aún más adquirirá valores y pasión por lo que les guste. Me quedo con cada uno de los momentos en los que nos has dedicado tu tiempo, sobre todo gustándote tu trabajo y disfrutando con él…”


“La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón” (Howard G. Hendricks)


MARCO ANTONIO CAMPILLO
Profesor de Geografía e Historia en el IES Profesor Juan Bautista 
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