A las 17.20 de la tarde de dicho día, una vecina de la Calle Juan Bautista, en estado de nerviosismo, comunica que un niño de 8 años amigo de su hijo ha saltado desde la azotea del edificio a una cornisa del tejado de un vecino a través de un techo de uralita del domicilio colindante suyo.
Al llegar lo agentes, observan al pequeño en estado de pánico, muy nervioso y llorando. El menor se encontraba pegado a la pared, sobre un escalón de unos diez centímetros, para evitar el techo de uralita, habiendo un desnivel de 3 metros de altura hasta la misma, y de unos 5 metros hasta el suelo.
Inmediatamente, un agente se coloca un arnés de dotación policial y con la ayuda del resto de agentes desciende hasta el niño. Se quita el arnés y se lo coloca al menor mientras lo va tranquilizando. El policía explica al pequeño cómo lo van a rescatar y qué tiene que hacer para subir con seguridad. Esta maniobra debía ser segura, dado que de caer mientras lo rescataba caería desde una altura de unos 8 metros al romperse la uralita.
Una vez el niño está más tranquilo, se procede a subirlo por el resto de agentes tirando de la cuerda. Una vez rescatado, ponen a salvo a su compañero.
Afortunadamente, el niño no sufrió lesiones y el Policía Local, uno de los nuevos agentes recientemente incorporados, sufrió erosiones en las manos al ir agarrándose a la pared como podía.
Como Alcalde, quisiera transmitir mi más sincera enhorabuena a nuestros agentes y especialmente al policía que se jugó la vida por este niño. Tenemos un magnífico cuerpo de policía.