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Marco Antonio Campillo | Las Fiestas de la Santa Cruz hace 100 años

En torno a la antigua celebración religiosa de la Exaltación de la Santa Cruz, que tiene lugar el día tres de mayo, tienen lugar en la localidad las tradicionales Fiestas de la Santa Cruz de El Viso del Alcor que, en su configuración actual, son las más antiguas que conserva el municipio. Dichas fiestas han cambiado mucho con el tiempo, imponiéndose de forma paulatina lo popular y profano sobre lo religioso, aunque sin perder nunca la importancia de la cruz de romero como símbolo identitario y distintivo de una de nuestras fiestas más señeras.



¿Cómo eran las Fiestas de la Santa Cruz hace cien años?

El crecimiento demográfico de la población propició el traslado de las Fiestas de la Santa Cruz desde la Plaza Sacristán Guerrero, que era mucho más pequeña que la actualidad, hasta las arterias principales de la villa a finales del siglo XIX. Las calles Real, Muela y Feria se decoraban los días 3, 4 y 5 de mayo, con banderas, guirnaldas, gallardetes, farolillos, flores de papel, arcos de arquitectura efímera y bombillas rojas y blancas. La diversión estaba garantizada con los desfiles de gigantes y cabezudos, con los niños ascendiendo a las cucañas y con las explosiones multicolores en el cielo visueño de fuegos artificiales, tracas valencianas y cohetes. Por otra parte, la música era la guinda del pastel. 

En la actual Plaza de la Recovera se montaba un tablao donde se daban conciertos. Dianas se tocaban por la calle Real y se daban conciertos en el Ayuntamiento con un manubrio. Otro aderezo eran los concursos: los de “tiro pichón” o los de Cruces populares. A principios del siglo XX, la iluminación eléctrica se combinaba con iluminación a la veneciana, es decir con lámparas de petróleo. Del mismo modo, se celebraban corridas de toros en lo que fue el polvero de Roldán Díez y por las noches en la calle Real alumbrada por lámparas de aceite, la multitud se divertía con la música de las charangas.

José María López describe, basándose en testimonios de personas mayores, como era la Cruz en las primeras décadas del siglo XX: “Todo se traba alrededor de la Cruz, la exposición de la Santa Cruz adornada con flores, romero, macetas, mantones de manila, fuentes de aguas cristalinas, platos de cerámica y de cobre, pájaros embalsamados y viejas, muchas viejas custodiando a la Santa Cruz; fuera, jolgorio de fiesta, luces de aceite por la noche y por el día cucañas, carreras de cintas a caballo, aguardiente… El día 3 de mayo, Fiesta de la Santa Cruz. Los mayores acapararán la fiesta. Procesión de la Cruz en custodia de madera adornada por un pelícano; bendición de nuestros campos y ¿por qué no? Toros en el corralón que hoy existe junto a la plaza de abastos Santa Marta y también baile. 

El paseo, situado en el ensanche de la calle Real, donde hoy existen los naranjos y donde existía una pequeña plaza con sus carriles para el paso de los carros. Esta plaza que duró hasta los años cuarenta, es recordada todavía por nuestros mayores”. La fiesta popular se combinaba al unísono con las funciones religiosas que se llevaban a cabo en la Iglesia Parroquial y con la procesión de la Santa Cruz por las calles de nuestro pueblo. 

Gracias a una fotografía de 1923 sabemos que la exaltación de La Cruz en ese año se realizó en el polvero del “Liberal”. Los jóvenes adornaron con romero verde y flores de papel una Cruz, símbolo de las fiestas. La velada tuvo lugar en la calle Real, con iluminaria de candilejas y banderitas de colores. Los días de la Cruz, además de la procesión religiosa, hubo corridas de toros, vistas y catalinetas, cine mudo, etc.
 La elección de un nuevo alcalde, Salvador Fernández Álvarez, por el Gobernador Civil, en 1926, en la etapa de la Dictadura de Primo de Rivera, da un nuevo impulso a estas fiestas de este pueblo con una población de unos 8400 habitantes. 

La Revista “La Voz de Carmona” dedica un número extraordinario a la Cruz de El Viso de dicho año, permitiéndonos conocer todos los detalles de la fiesta. La duración de la Cruz de Mayo era tradicionalmente de cuatro días, pero en esa ocasión se ampliaron hasta siete, para dar mayor impulso a la fiesta principal del pueblo, aunque el mal tiempo deslució algo los festejos. La principal decoración se colocó en la calle Real, donde se instaló un gran arco monumental, banderitas e iluminación eléctrica. Del mismo modo, en las fachadas de la Casa Ayuntamiento y Casino de la Unión Patriótica, entre otras, se colocaron colgaduras y bombillas de colores. También se iluminó, del 1 al 7 de mayo, la calle Rosario. 

La Cruz oficial se colocó en el patio del Ayuntamiento. En cambio, la Cruz Popular, adornada y sufragada por la Hermandad de San Juan, se situó en la calle Corredera, nº.26. El programa de festejos era amplio. Cada día, rayando el alba, comenzaban los primeros actos: “A las seis de la mañana, alegre diana por la Banda Municipal, acompañada de gigantes y cabezudos. Disparos de cohetes”. Hubo numerosos concursos, con suculentos premios, para amenizar las Fiestas: cante “jondo”, cucañas, concurso de parejas de sevillanas en la Cruz popular. Los bailes eran frecuentes, tanto en la Cruz popular, como en la caseta de la Hermandad de San Juan. 

Los conciertos de la banda de música en el paseo alegraban los oídos de los lugareños y visitantes”. El 3 de mayo, a las nueve y media, se celebró la “solemne procesión religiosa con salida procesional de la Santa Cruz”. Con anterioridad, a las ocho de la mañana, se realizó un “reparto de una abundante limosna de pan a los pobres en el local del Ayuntamiento”. Por la tarde, hubo diversos concursos y elevación de globos y fantoches. Por la noche, a las doce, fuegos artificiales en el paseo. La gran novedad de cada noche era disfrutar de una película en el cinematógrafo público en la calle Rosario. Pequeños y mayores disfrutaban paseándose, por la tarde, en los caballitos y en las cunitas, y, por la noche, acudiendo al circo. Los paladares se endulzaban en los puestos de buñuelos, turrón, alfajores, garbanzos o avellanas.

 También se celebró una Buñolada en el Círculo Unión Patriótica. La despedida de las Fiestas de la Santa Cruz el siete de mayo se realizó “con la representación, por los distinguidos jóvenes, de los saitenes La Cruz del poder del alma y El Cerrojazo a beneficio de la proyectada institución Casa de la Cruz”. La Revista de 1926 nos da amplia información sobre El Viso del Alcor, en general, y las Fiestas de la Santa Cruz, en particular. El relato de la “Pasionaria”, escrito por R. Serficorutra Porta-Coeli, además de darnos a conocer una historia de ficción, nos describe el diario transcurrir de esos días festivos: “La Velada de la Cruz transcurría en medio de la alegría y bullicio propios de esta fiesta tan castizamente andaluza. La calle donde estaba instalada, lucía profusa iluminación encuadrada en los artísticos arcos de follaje que cada diez pasos cruzaban de una parte a otra. En el patio de una casa, artísticamente exornado, se alzaba la Cruz espléndidamente adornada de flores y luces, colgadas a manera de tapices, con magníficos pañuelos bordados en colores, ¡sublime!, ¡majestuosa!, como amparando con sus amorosos brazos, a toda aquella multitud que le rendía pleitesía. 

En la caseta había una animación extraordinaria. Cuatro parejas de preciosas muchachas, ataviadas con su pañuelo de talle, bordado, sus flores y luciendo sus magníficas peinas, bailaban unas alegres sevillanas que palmeteaban castizamente los muchachos de la reunión...”

Nuestras Fiestas han cambiado mucho en un siglo, pero nunca puede faltar la cruz de romero, ya su origen es religioso, no procediendo, por tanto, de los antiguos mercados de ganado, tal como ocurre con las ferias. 

En definitiva, es una herencia que hemos recibido de nuestros antepasados y tenemos el deber de transmitirla a las generaciones venideras ¡Espero y deseo que en el próximo año podamos celebrar en el recinto de la Tablá una Cruz de Mayo con toda su majestuosidad!


MARCO ANTONIO CAMPILLO

FOTOGRAFÍA CEDIDA POR EL VISO EN LA MEMORIA. "Esta foto es un tesoro, su autor es Manuel Macias Portero, sevillano casado con una visueña y fue cedida a la Asociación Cultural Amigos del Viso".

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