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Cesáreo de los Santos | Guarrerías visueñas

He dudado mucho en redactar este artículo. No son fantasías ni cuentos. Son hechos verídicos que han tenido como protagonistas a personajes de nuestro pueblo. La lectura de estos relatos escatológicos pueden herir la sensibilidad del lector pues son demasiado asquerosos. Advertidos quedáis.

La escatología es la parte de la fisiología que trata de los excrementos y desechos corporales es decir que trata de mierda, de gargajos, de sangre menstrual, de sudor, de grasa... 


Anécdota I

Lo que sucedió a un hombre muy celoso en El Viso. Años cuarenta del siglo pasado. Estaba casado con una recovera. No soportaba que su mujer fuera a llevar los huevos, garbanzos, pan o gallinas a tantos domicilios de Sevilla y que viajara sola en el tren. Todos los días cuando regresaba le montaba el numerito. 

Le pidió consejo la buena mujer a una alcahueta vieja y ésta le recomendó que lo “aliñara”. Era costumbre antigua someter a los hombres volviéndolos dóciles y mansos "aliñándolos". Estando con la menstruación echar sangre en alguna comida. Curiosamente esta forma de hechizar a los hombres se encuentra en las brujerías de amarres de amor en muchos lugares del mundo. Dicho y hecho. Le puso la mujer con mucho susto tres gotitas de sangre de la regla en el café que iba a desayunar. Según un amigo suyo que vive y es el que me lo contó, el cambio fue radical. A partir de tomar el brebaje iba todos los días a acompañarla al tren llevándole los canastos, la recogía por la noche cuando volvía. Estaba prendado de ella. Palabras textuales de su amigo: "Con la manita por lo alto de su hombro o cogidos de la mano todo el tiempo". 



Os puedo asegurar que está demostrado científicamente que estos hechos son mentiras y no se le ocurra a ninguna mujer hacérselo al marido que en vez de manso y sumiso se puede morir de asco si se entera. Quedan avisadas que la sanción si la denuncian puede ser gorda.

Anécdota II

Lo que le sucedió al niño que lo mandó su madre a la tienda por un limón dulce. Otro hecho verídico.
Preparaba la madre los bizcochos de cacerola con huevo, harina, azúcar y los aromatizaba con la raspaduras de de la cáscara de una lima y un poco de su zumo. Mandó al niño a una tienda que había en la calle Los Cerros en la que vendía la tendera hortalizas y frutas de su huerta.
 
- "Dice mi mare que me des un limón durze"


Había traído su marido el hortelano dos canastos, uno con limones y otro con limas. Eran tan parecidos que era difícil  diferenciarlos. No tuvo otra ocurrencia la tendera, de soltarse una de sus horquillas que recogían su grasiento y casposo peloe hincarlo en un fruto de la canasta que suponía que eran las limas, chupando a continuación el mojado metal. Y acertó.

- Toma hijo el limón durze y dile a tu mare que se lo apunto y ya me lo pagará.

Anécdota III

Lo que sucedió a un taxista sevillano muy limpio y mojigato. Iba un conocido alicatador visueño, hoy octogenario, con su peón al trabajo en los años setenta. Tenían un "chapú" en el centro y nuestro buen hombre no sabía muy bien cómo llegar. Aparcaron su “fragoneta” en los aledaños de la fábrica de La Cruz del Campo y tomaron un taxi. El taxista hizo muecas de desagrado al cargar en el maletero las espuertas llenas de polvo de arena y cemento con las herramientas y ver la ropa de trabajo de nuestros dos albañiles en su aseado vehículo. El alicatador le dijo a su peón que es el que lo contó en un bar de El Viso tiempo ha.


-Vas a ver tú cómo a este tío todavía se le va a poner más mala cara.

Al poco de comenzar la carrera del taxi, empezó el alicatador a carraspear, respiró hondo por la nariz y se llevó un gargajo espeso de los grandes a la garganta. Con fuerza lo expulsó cayendo aplastado sobre el cristal de la ventanilla. El taxista saltó como un resorte.

- !Vaya “guarrá” que te has cargado!

Con sorna, primero miró hacia atrás al peón con una sonrisa socarrona después volvió su rostro al taxista diciéndole: 

- No te preocupes hombre, esto lo arreglo yo ahora mismo. Acercó su boca entreabierta al esputo y con fuerza y el ruido propio de sorber lo llevó de nuevo a la boca tragándoselo.

- !!!Hostia que asco!!!. Exclamó el peón.

La ciencia escatológica es profesada por más de un visueño contemporáneo y en honor a ellos quedan escritas estas tres anécdotas para que no se pierdan en el tiempo. Como haría don Juan el Conde con sus cuentos,  aprovecho estos versos suyos.

“Aunque muchas cosas parezcan sin razón,
miradas más de cerca, ¡qué verdaderas son!”


CESÁREO DE LOS SANTOS


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