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José Ángel Campillo | Cambios urbanísiticos en El Viso: la Avenida 12 de Septiembre

A finales de los años 20 del pasado siglo, nuestro pueblo experimenta ciertas mejoras de carácter urbanístico, es el caso, por ejemplo, de la desaparición del paseo que había en la entrada de la calle Real que fue convertido en calle porque “asfixiaba” el discurrir de los escasos vehículos, en concreto unos veinte pertenecientes a las personas más pudientes, es el caso de Carmen Jiménez Jiménez que  poseía un Hispano Suiza y un Fiat, todo un lujo para aquellos tiempos.

En estos mismos años asistimos a la aparición del primer surtidor de gasolina que se ubica en la entonces carretera Madrid- Cádiz, concretamente en la esquina entre plaza de la  Recovera y Corredera. Sin duda alguna hoy sería impensable ubicar este tipo de estructura en dicho lugar, pero tenemos que pensar que entonces era prácticamente el final del pueblo.

En estos años, que coinciden con la dictadura de Primo de Rivera (1923-1929), el Ayuntamiento solicitó y le fue concedido un préstamo por parte del Banco de Crédito Local de 300.000 pesetas que serían pagadas durante cincuenta años. Este dinero fue destinado a la mejora y modernización del mercado de abastos (1907), la construcción de un grupo escolar (que no se construyó) , obras para instalar y adecentar el que entonces era el Ayuntamiento, un edificio muy pequeño y antiguo y algunas otras obras de consideración.

Asistimos además al ensanche de algunas calles, es el caso de la conocida entonces como Regina y en la actualidad Cervantes, por lo que el Consistorio compra una casa para darle el ancho que  tiene en la actualidad. De esta manera daba salida a las aguas pluviales que desde la Corredera bajaban buscando el arroyo de la entonces calle Nueva.

En esta misma línea compró una casa en la calle Rosario para comunicarla con el callejón del Calvario (Jesús Nazareno). Sin duda alguna esta comunicación era crucial, pues no podemos olvidar que el matadero municipal estaba junto al Calvario, y que en aquellos años, muy posiblemente el itinerario de Semana Santa experimentara un cambio.

Y como es lógico, son años en los que la política, desde mediados del XIX, lleva a cabo modificaciones en el nomenclátor de calles y plazas, por lo que no es de extrañar que la que hasta entonces recibía el nombre de plaza de Cánovas, pasase a llamarse plaza de Primo de Rivera.

En estos años de cierta euforia que terminará con la que se ha calificado como “Gran Depresión” se nombra a los primeros hijos adoptivos de la localidad (por lo menos de los que se tiene constancia), es el caso del diputado provincial D. Carlos Delgado Brackembury y a D. Pedro Gutiérrez Calderón, Alcalde de Alcalá de Guadaíra. Dicho nombramiento estuvo motivado por su contribución al nombramiento de nuestro Ayuntamiento con el calificativo de Excelentísimo, por ello se rotuló la calle Real con el nombre de Alfonso XIII, en agradecimiento al rey.

Pero uno de los grandes cambios que intentó llevar a cabo el Ayuntamiento, tal vez por influencia de las nuevas tendencias urbanísticas, es la creación en la continuación de la Corredera y hasta la raya del término de una gran avenida con viviendas ajardinadas en su fachada, de esta manera se configuraría una hermosa avenida con lo que entonces se denominaba como “ciudad jardín” y de la que quedan algunos restos.

En esta arteria principal, en los años cuarenta, se construyó el cine que llevó el nombre de “Cine Jardín”, precisamente porque delante del mismo había una zona ajardinada y que ha desaparecido al construirse un bloque de viviendas, el edificio Jardín, donde había una gran palmera que fue trasplantada en la mejor época para una planta tropical, en enero.

Sin duda alguna, fue un intento dignificar la entrada de nuestro pueblo, pero la especulación urbanística y la desidia de las autoridades municipales lo han impedido. Esperemos que las escasas viviendas ajardinadas que han perdurado lo hagan para siempre y no sean fagocitadas por la brutal especulación urbanística que todo lo puede.

Esta avenida no  era más que la prolongación de la Corredera o, mejor dicho, de la entonces conocida como Avenida de Queipo de Llano, de ahí que en febrero de 1953, se lea en el pleno municipal celebrado el día 23, una comunicación de la Marquesa de Villapanés en la que proponía que el pueblo se consagrase al Sagrado Corazón de Jesús y se rotulase con el nombre de Cristo Rey. Ante la petición, el Ayuntamiento decide rotular la prolongación de la Avenida Queipo de Llano con el nombre de Avenida de Cristo Rey. Años después, la primera corporación municipal surgida de las primeras elecciones municipales tras la dictadura, la rotula como  “Avenida de la República de Nicaragua”, para ser bautizada en septiembre de 2022 como “Avenida del 12 septiembre”.


JOSÉ ÁNGEL CAMPILLO

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