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José Ángel Campillo | Una estrella llamada "Alcor"

Todo el mundo conoce, grosso modo, el significado que puede tener la palabra “Alcor”, vocablo de origen árabe cuyo significado es el de colina. Este nombre se ha pluralizado en Alcores, como consecuencia de los topónimos  de dos de las cuatro localidades de la comarca: Mairena del Alcor y El Viso del Alcor.


La primera descripción que tenemos de la zona nos la da fray Pedro de San Cecilio, cronista mercedario descalzo, en la segunda mitad del siglo XVII: “Tiene su asiento (El Viso) en un recuesto que sube de la vega de Carmona, a una llanada alta, que tiene de circunferencia casi 10 leguas. A todo aquel sitio alto llaman alcores, palabra árabe, que (según nos dizen) significa tierra arenosa, y dura; porque toda ella lo es”.

Pero la palabra Alcor también la encontramos en otras zonas de la geografía nacional, es el caso de Villalba del Alcor, en la provincia de Huelva. En el Aljarafe encontramos a la actual Valencina de la Concepción ( Valencina del Alcor hasta 1948). 

Lo que nos puede resultar más insólito es la existencia, en la provincia de Palencia, en Tierra de Campos de la existencia de pueblos con nombres que nos pueden resultar un tanto peculiares: Valoria del Alcor, Santa Cecilia del Alcor o Paradilla de Alcor. 

Lo que, a buen seguro, mucha gente no conoce, es la existencia de una estrella que lleva el nombre de nuestra tierra: Alcor, mencionada en las tablas Alfonsíes allá por el siglo XIII. Pero… ¿Dónde está esa estrella? 

Salgamos a la calle una noche despejada de luna nueva y busquemos la Osa Mayor, un conjunto de estrellas que podemos divisar desde cualquier punto del Hemisferio Norte, dada su proximidad a la estrella Polar. Esta constelación, por su forma, parece un carro o un cazo formado por siete estrellas. Nos interesa el mango del cazo, y en concreto la estrella central del mismo, la que forma el ángulo. En este punto encontramos, a primera vista, a nuestra estrella, pero en realidad son dos, Mizar y Alcor, formando lo que se conoce como una estrella doble o binaria.  Lo cierto es que Alcor es menos brillante y más pequeña que Mizar que se encuentra a sesenta años luz de la Tierra, frente a los ochenta años luz de Alcor. Al ser menos brillante, y por lo tanto menos perceptible, los árabes la conocían también como “la olvidada” o “la perdida” y los griegos la identificaban con la pléyade perdida.


Pero además de los distintos nombres, estas dos estrellas, a lo largo de la historia han dado origen a historias y leyendas. Para los árabes, las cuatro estrellas del cuerpo de la Osa Mayor forman un féretro que contiene el cadáver de Al Na´ash, asesinado por Al Jadi (la estrella Polar). El ataúd es seguido por los tres hijos del asesinado, siendo el segundo Mizar que lleva en sus brazos a un niño llamado Alcor.

Los egipcios, al igual que los árabes utilizaban a Mizar y a Alcor para ver la agudeza visual que tenía una persona que aspiraba a ser arquero, de tal manera que si era capaz de distinguir ambas estrellas, se consideraba que su visión era ideal; de lo contrario, si apreciaba una única estrella se consideraba que esa persona no era apta para este oficio de precisión. Por eso, nuestras estrellas eran conocidas como el caballo (Mizar) y el jinete (Alcor). 

El nombre de la estrella también lo encontramos dentro de los proverbios del mundo musulmán al referirse a aquellas personas que ven los defectos ajenos y no son capaces de ver los propios: “Hay quienes que pueden ver Alcor, pero no la luna llena”. 

Para la mitología japonesa, Alcor es la estrella de la esperanza, de la vida, porque se creía que el que era capaz de diferenciarla de Mizar, viviría un año más; por el contrario, si el que la miraba no era capaz de diferenciarla, su vida terminaría ese mismo año.


La mitología escandinava tiene una historia para nuestra estrella. Así Thor, en una batalla mordió uno de los dedos gordos del pie de Orwandel y lo lanzó hacia el cielo del norte, cayendo encima de uno de sus caballos (Nizar), por lo que el dedo se convirtió en el jinete. Otra versión de esta historia es que a Orwandel, al cruzar el río, se le congeló el dedo gordo y se le partió, por lo que Thor lo lanzó al cielo y cayó encima de Nizar.

La mitología hindú hace referencia a ellas en una historia en la que las siete estrellas de la Osa Mayor representan a los siete sabios que estaban casados con siete hermanas de las Pléyades, hermanas que fueron infieles a sus esposos, a excepción de Arundhiti (Alcor) que fue fiel a su esposo, Vashishta (Mizar). Por eso en la mitología hindú estas estrellas simbolizan la fidelidad en la pareja o en el matrimonio.


JOSÉ ÁNGEL CAMPILLO

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