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Cesáreo de los Santos | Un Naranjo en Navidad

Lo difícil no es llegar sino mantenerse. La brillante idea de nuestro Ayuntamiento el año pasado de hacer la campaña de un olivo en Navidad fue un éxito total. Se ven olivos de esa campaña en muchas plazas, parcelas, patios y campos de nuestro pueblo. 


Algunos han dado ya sus primeras aceitunas. Este año nos han propuesto tres tipos de cítricos. Esperemos que no decaiga la idea y cada año se repita la historia con nuevos árboles. Lástima que después del éxito del año pasado con 450 olivos hayan puesto sólo 300 árboles a la venta que se agotaron rápidamente.

Naranjo dulce, naranjo mandarino y limonero. Nuestra tierra es óptima para el cultivo de este tipo de árboles. No llevan mucho tiempo con nosotros pero los últimos 200 años han llenado las huertas y calles de nuestro pueblo inundándolas en primavera  del agradable olor y fragancia del azahar.

Son muchos los cítricos emblemáticos de nuestra localidad. Testigos mudos de los paseos de los jueves, sábados y domingos son los amargos y limoneros de la calle Real. Se dice que las mejores naranjas del mundo eran las del huerto El Escondío, detrás del CARE. La naranja amarga de nuestra tierra era exportada a Inglaterra para hacer las mermeladas típicas de los desayunos británicos y hasta para fabricar la ginebra Beefeater. Hubo en nuestra zona dos naranjos denominados Migueletes que a principios del siglo pasado se les contabilizaban algunos años más de 30000 naranjas. No estaría mal que los políticos de nuestra comarca tomaran la rienda de crear la denominación de origen Naranjas de los Alcores y no recaiga la carga en los propios agricultores. Algunos llevan esa marca desde hace años vendiendo sus naranjas por todo el territorio nacional.

Más delicados que los olivos que aguantan bien la sequía, los naranjos y limoneros son exigentes en agua y necesitan frecuentes riegos. Apropiados para recuperar la avifauna urbana decadente en estos últimos años. Que buen recurso tener un limonero en la  puerta y cuando lo necesitemos coger un limón para aliñar filetes, aderezar pescados a la plancha, para ensaladas, para la sopa de ajos y el puchero, para aliviar al estómago cargado, quitar el mal aliento, etcétera. Es una delicia tomar un zumo de naranja o mejor  la mandarina o la naranja entera, aparte de las vitaminas y minerales tienen un aporte importante de fibra.

La cantidad de oxígeno que nos aportan los árboles es enorme. Toman el dióxido de carbono producido en la respiración de los animales, en la combustión de la gasolina, el gasóleo, el carbón y a cambio nos devuelve el oxígeno que necesitamos para vivir. Una forma de aportar nuestro pequeño granito de arena en la lucha contra el cambio climático es plantar árboles.

Ojalá se llenen todas las calles de El Viso con naranjos y limoneros y sustituyan los plataneros y otras especies que tantas hojas sueltan en otoño y levantan las aceras con sus potentes raíces. Pero que no los pongan tan distantes como en la Avenida de Andalucía que como decíamos antiguamente en nuestro pueblo: "están más claros que los curas en la Vega". Una casa con un árbol en su jardín, su patio o su corral es una casa con vida.

 


A todas la ventajas enumeradas hay que añadirle una muy importante pues con la compra de un cítrico y han sido 300 han ayudado a la Asociación Visueña para la Integración (AVAIN) que tan loable labor hace con estos paisanos tan entrañables.



 


CESÁREO DE LOS SANTOS

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