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José Ángel Campillo | La plaza de "abajo" en El Viso del Alcor

Las primeras referencias que tenemos en nuestro pueblo de la plaza de “abaxo” la encontramos en las Ordenanzas Municipales, concretamente en el siglo XVII. En un principio, se trataba de un espacio de no mucha amplitud que va a cobrar protagonismo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII cuando el Concejo de la Villa (Ayuntamiento) decide trasladar a dicho lugar el Pósito (almacén de trigo).

Plano de la plaza. El rectángulo señala una futura ampliación que no se llevó a cabo.

La plaza no era más que un ensanche junto al profundo barranco de las Almenillas. Decimos profundo porque en la entrada de lo que hoy es la calle San Pedro Nolasco, la cota máxima era de ocho metros por debajo del nivel de la calle. Para proteger a los viandantes el Ayuntamiento colocó una pared rematada en almenas, de ahí el nombre de Almenillas. Con el tiempo, esta pared, que resultaba un tanto indecorosa fue sustituida por una reja que permaneció hasta que el barranco fue colmatado y se construyó el colegio Gil López. 

El espacio no será urbanísticamente una plaza que se diferencia de la calle hasta bien entrado el siglo XIX, pues previamente se tuvieron que llevar a cabo obras para controlar la erosión que ocasionaba el arroyo. Esta es la causa por la que Pascual Madoz nos hable a mediados del XIX de una única plaza, la del Concejo, hoy bautizada como Sacristán Guerrero.

Así en este espacio capaz para la entrada y carga y descarga de los carros cargados de grano, se construyó un nuevo Pósito, más capaz que el existente, en la plaza del Concejo que, además de ser pequeño, amenazaba ruina. Junto al Pósito se construyó un pequeño edificio que sirvió de Ayuntamiento durante muchos años.

En este espacio no encontramos ningún elemento de carácter simbólico: una cruz, un pilar conmemorativo, una estatua, o cualquier otro elemento que dignificara el espacio hasta bien entrado los años cincuenta del siglo XX, momento en el que se coloca la estatua sobre alto pedestal del Sagrado Corazón de Jesús.

En los aledaños de la plaza estaba la carnicería, propiedad del convento de monjas de Santa Clara de Carmona y la posada, un edificio de 454 metros cuadrados construido sobre un solar algo irregular. Por la escritura sabemos que el edificio estaba compuesto por: el portal, cuatro salas, doblado, escalera, corral, pozo, pila y cuadra. El edificio, que era propiedad del Señorío, fue vendida a Don José García de Tejada por  20.000 reales en 1872. En 1881, como consecuencia del derribo de parte del edificio, la plaza fue ampliada.

Como podemos observar, es a partir de la segunda mitad del siglo el espacio va sufriendo un proceso de urbanización y va adquiriendo cada vez un mayor carácter simbólico, tal y como ocurrió con la construcción en 1846 la torre y la posterior instalación del reloj. Esta importancia simbólica la podemos apreciar en la colocación de la placa conmemorativa que podemos encontrar en la parte baja de la torre, concretamente en la entrada de la calle Real.

El carácter simbólico, que cobra cada vez más importancia, se manifiesta también en el nombre que se le da al espacio, pues de plaza de “abajo”, que es su nombre popular durante muchos años, pasó a denominarse como plaza de la Constitución y a raíz del asesinato de Cánovas, el 8 de agosto de 1897, la corporación tomó la determinación de nombrarla como plaza de Cánovas.

El Ayuntamiento en los años 60 del pasado siglo.

Entrados ya en el siglo XX, en plena dictadura de Primo de Rivera (1924), la plaza vuelve a renovarse a raíz de su ampliación al incorporar lo que quedaba de posada, que fue cedida al Ayuntamiento por su propietario. Un año después recibirá el nombre de plaza de Primo de Rivera. En 1927 es cuando la plaza, propiamente dicha, se diferencia de la calle, adquiriendo personalidad propia. Es lo que se denomina como plaza- salón siendo su finalidad la de  “hermosear la ciudad  y de crear ambientes gratos y dignos”.

En una visión parcial del plano de la localidad (1896) podemos apreciar la plaza a nuestra derecha, con la particularidad que entre ésta y el barranco se aprecian viviendas.

 
En una visión parcial del plano de la localidad (1896) podemos apreciar la plaza a nuestra derecha, con la particularidad que entre ésta y el barranco se aprecian viviendas.

 En 1944 se produce su verdadera remodelación: una plaza totalmente diferenciada de la calle en la que destacaban  árboles y  bancos de ladrillo con respaldo de hierro ,y sobre todo la grandiosa escalera que permitía acceder a una nueva zona el barranco o cauce del arroyo de las Almenillas, que por estas fechas es entubado. Esto permite la colmatación de su lecho y su posterior aprovechamiento, pues se construye un colegio público en un lugar bastante céntrico. 

En torno a los años cincuenta ronda la idea de colocar un monumento al Sagrado Corazón de Jesús, petición que formula el Cura Párroco con la idea de ubicarlo en el solar que ocupó en tiempos la casa número 14 de la calle Real (donde estaba correos, esquina con  Pintor Juan Roldán). No obstante el proyecto parece quedar aparcado hasta mayo de 1957, fecha en la que  el Ayuntamiento faculta Alcalde para que  pague las obras de  instalación  del monumento al Sagrado Corazón de Jesús. Sin embargo esto se dilató en el tiempo, pues tres años después, un vecino que representa a una comisión, propone  al Ayuntamiento el adecentamiento de la referida plaza  de José Antonio porque la comisión había  llegado al acuerdo de levantar en ella el referido monumento. El Ayuntamiento  autoriza la erección del monumento y el adecentamiento del lugar  que en los años noventa será completamente remodelado adquiriendo un aspecto que nada tiene que ver con el entorno, porque se construye una plaza a base de mármol blanco y azulejos de color azul que dan al lugar el aspecto de cuarto de baño. Con posterioridad la plaza ha sido remozada en un par de ocasiones con un criterio más acorde con el lugar en el que se ubica, pero ha perdido el encanto que tenía antes de su remodelación en los noventa. 

Por lo que respecta al Ayuntamiento, actualmente convertido en Archivo Histórico tras su restauración-remodelación, fue construido en el solar del viejo Pósito e inaugurado en el año 1939, coincidiendo con el fin de la guerra. Es en este contexto de triunfalismo  donde tenemos que contextualizar el edificio proyectado por el perito municipal Peláez, que supo dotar al edificio, que no tiene valor artístico, de cierta grandiosidad. Lo que si se le agradece a Peláez es su capacidad para incorporar al nuevo edificio la vieja torre.


JOSÉ ÁNGEL CAMPILLOJos
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