Ir al contenido principal

María José Cortés | La Generación del 73

Soneto xci 
la edad nos cubre como la llovizna,
interminable y árido es el tiempo,
una pluma de sal toca tu rostro,
una gotera carcomió mi traje:
el tiempo no distingue entre mis manos
o un vuelo de naranjas en las tuyas:
pica con nieve y azadón la vida:
la vida tuya que es la vida mía.
La vida mía que te di se llena
de años, como el volumen de un racimo.
Regresarán las uvas a la tierra.
Y aún allá abajo el tiempo sigue siendo,
esperando, lloviendo sobre el polvo,
ávido de borrar hasta la ausencia.  


                                                                     Pablo Neruda 

Miles son los poemas dedicados al tiempo y cierta melancolía incluso tristeza la que impregna los mismos, pero lejos de mi intención porque en este rincón desterrada queda la pena, mis palabras dedicadas a l@s que contando tiempo y por tanto años, cumplen 50. 

Cada día es el aniversario de algo o de alguien, el minuto sigue al segundo, como la hora al minuto, como el día a la semana, como la misma al mes y este mes al año y contando, contando, l@s del año 73 llegan a sus 50. Afortunados los que pueden hacerlo.

Tantas vidas como vidas y tantos caminos como caminos, y aunque esa diversidad impida resumir en una común, es precisamente la grandeza del tiempo la que nos hace balanza y nos enseña a valorar el punto del camino en el que nos encontramos.
                      
                       De las batallas vividas son las sombras de mi cuerpo    
                       De los que bajaron de mi tren guardo solo los recuerdos
                       De los que están a mi lado las alegrías que tengo.

Del año 73 recogen los anuarios que fue año de buena cosecha, de aquellas uvas nobles y selectas los mejores resultados. Gente que fue educada por padres que lo sacrificaron todo, que con la enseñanza de la vida dieron a sus hijos la formación que ningún título podría superar, gente que tuvieron maestr@s amantes de su profesión y que las asignaturas fundamentales eran el respeto, la amistad y los valores que tanto en casa como en el cole iban de la mano. 

Y así podría llevarme horas citando los pilares de una generación que hoy hace balance de su vida por llegar a una edad que no deja de ser un número y que cada cual puede dar el valor que considere. 
Amanecer cada día es motivo de celebración, haber aprendido a valorar lo que la vida nos ofrece, a dar gracias por todo lo que suma, a no perder el tiempo con lo que resta. A seguir dando lo mejor de nuestra cosecha. A seguir aprendiendo de quien bien nos enseña. 

Esa es la identidad de la generación del 73 y así seguirá siendo por los tiempos de los tiempos. 
                 
                       Hoy vuelvo a ver tu cara 
                      el tiempo no ha disimulado.
                       Hoy siento tu sonrisa 
                      como en recreo exaltado.
                       Hoy volvemos a tenernos 
                 porque el tiempo, no ha pasado.

p.d. Vamos a celebrar este y todos los que estén por venir. Dios mediante. 
Va por tod@s.
                       


MARÍA JOSÉ CORTÉS