Ir al contenido principal

José Ángel Campillo | Las torres o "castillos" de El Viso del Alcor

La cordillera de los Alcores, en la Baja Edad Media, jugó un papel fundamental en la defensa de Sevilla, concretamente en su flanco sur, en lo que se conoció como “banda morisca”. Este hecho provocó la construcción, reconstrucción y remozamiento de viejos castillos y en otros casos, torres de intercomunicación y defensa del territorio, es el caso de la de Gandul, la conocida como de los Navarros (posiblemente en lo que actualmente se conoce como urbanización el Torreón), la de la Santa, la de Mairena (el castillo es posterior), las de El Viso, la del Moscoso, la de Alcaudete…


Centrándonos en el caso de nuestro pueblo, las primeras referencias que tenemos sobre las torres o “castillos” de El Viso las encontramos en el privilegio rodado que concede Enrique II a la viuda de don Gonzalo Mexia en 1371. 

Otra referencia la encontramos cuando Juan Arias de Saavedra, en 1441, recibió el lugar de El Viso.  
Volvemos a encontrar la misma referencia en las cláusulas del mayorazgo establecidas, en el año 1456, por Juan Arias de Saavedra y Juana de Avellaneda (primeros señores de la localidad), sobre “el lugar de el Viso con sus términos, dineros, tributos, rentas, castillos, vasallos...”; otras veces, en el mismo documento encontramos “casa y castillo de dicho lugar del Viso”. 

En las Ordenanzas Municipales de 1564 también encontramos algunas referencias a lo que se denomina indistintamente como torre o castillo, tal y como nos aparece en la ampliación o modificación que se hace de las mismas y que fueron pregonadas “ante las puertas de las casas del castillo del ilustrísimo señor Conde”.

La primera torre de la que tenemos constancia es la que se denominó como “casita de Montero o de Mortero”, que el profesor Peláez del Espino calificó como uno de los escasos vestigios de una de las torres de El Viso. “Estaba construida con la técnica de “tapial” y realizada en base a un “mortero” de una especie de “cal hidráulica” mezclada con pequeños trozos de piedra alcoreña y minúsculos “guijarros”. Según Peláez hubo otras tres torres más en los aledaños de lo que después fue casa- palacio: dos  en la parta trasera, una de ellas junto al convento y que sirvió a los Señores y a su séquito para escuchar misa y no tener que bajar al convento. Estas dos torres con cierta separación pudieron servir de entrada en época medieval a un pequeño recinto fortificado que no llegó a tener el carácter de castillo. Una tercera pudo existir en lo que hoy es propiamente la iglesia conventual, en el espacio intermedio entre la iglesia y la sacristía, lugar que limita con el patio o claustro de la casa conventual. 

Otra torre de la que se tiene constancia es la que pudo existir en lo que hoy es capilla del Cristo del Amor, en la iglesia parroquial. Lo cierto es que hasta bien entrado el siglo XX únicamente teníamos referencias documentales muy parciales sobre la existencia de estas torres. Fue en 1989, cuando al vaciar el solar del viejo palacio para construir el actual Ayuntamiento aparecieron restos materiales de estas dos torres a las que se ha hecho alusión anteriormente, restos que fueron destruidos impunemente y arrojados a la escombrera.

 
El palacio en los años cuarenta del pasado siglo.

A lo largo del siglo XVI, tras quedar en desuso estas construcciones fortificadas, muchas de ellas desmochadas por orden de los Reyes Católicos, va a surgir en el caso de nuestro pueblo una construcción que va a perder su carácter defensivo y va a adquirir un carácter más simbólico, el del poder del Señor de la Villa, pues se habla de Palacio o casas principales, que es lo mismo que hablar de casa- palacio, tal y como lo refiere Fray Pedro de San Cecilio, al hablar de la construcción del convento de Mercedarios Descalzos de El Viso que se debía  “labrar, y edificar junto, y apegado a las casas principales”. En el mismo contexto nos dice que “no se hallan allí (en El Viso) ruinas de edificios antiguos ni otros vestigios (fuera de una torre con quién está incorporado el Palacio de los Condes…)”. 
El nuevo caserío tuvo su fachada principal en la que hoy es calle Conde del Castellar (Plaza del lavadero). No tenemos constancia documental de cómo era el referido edificio, únicamente contamos con una breve referencia de comienzos del siglo XVII por el que sabemos que tenía planta baja y planta alta, poco más.

La gran remodelación, el gran cambio que sufrió el edificio y que le dio el aspecto que tuvo prácticamente hasta que fue destruido lo adquirió en la segunda mitad del siglo XVIII. Conocemos estos cambios gracias a un plano o croquis del año 1751.


El rincón del convento surgió tras la ampliación del palacio en la segunda mitad del XVIII. La nueva construcción hizo que perdiera su carácter romántico.
     


Plano o croquis del palacio del año 1751. En el mismo se han recreado las dos torres del “castillo”. La línea roja señala la ampliación que se llevó a cabo en el edificio en el XVIII.

A mediados de siglo XIX, en 1859, el edificio fue “saqueado”, por lo que el marqués instó al Ayuntamiento para que se devolviesen los enseres sustraídos, es el caso de ventanas y balcones, por lo que podemos hacernos una idea del grado de deterioro al que llegó el edificio.     

                              
Foto en la que aparece el solar en donde estuvo la casa-palacio de los Condes del Castellar.

Con la llegada del siglo XX cambia la situación del edificio que debió cerrarse, tal vez para que el que fuera Señor natural de la villa no apareciera como vecino de esta y pagar la pertinente contribución por tal hecho. Ante esta situación, en 1914 se  establece en la Casa-Palacio una comunidad religiosa (en el padrón de 1924 aparecen 33 monjas  Trinitarias) que se marcha en 1926. Dos años más tarde el Ayuntamiento decide comprar el antiguo convento de monjas para transformarlo en escuela, pero esto no fue posible, por lo que, en 1930, dado el estado ruinoso de la escuela de niños de la calle Vega, el Ayuntamiento consigue la cesión temporal de parte del edificio para convertirlo en escuela, siendo el interlocutor entre el Ayuntamiento y el Duque de Tarifa el cura párroco don Primitivo Tarancón Gallo.


 
                Fachada principal del Consistorio, según el primitivo proyecto.

En julio de 1931 el Duque de Tarifa cedió uno de los salones del palacio para depósito de grano que debía de repartirse entre los campesinos más modestos. Es en los años finales de la República, cuando el Ayuntamiento consigue la cesión temporal del edificio para alojar a las familias que se habían visto  afectadas por las lluvias producidas en marzo de 1936, pero la agrupación socialista ocupa el edificio y lo declara Casa del pueblo, desoyendo las órdenes dadas por el Gobierno Municipal. 



Fachada principal del Consistorio, tras el proyecto definitivo, que fue el que se construyó.

Tras el estallido de la guerra, el edificio sirvió de cárcel, tal y como consta en una placa situada en el interior del actual Ayuntamiento.
En 1956 el palacio pasa a manos de la iglesia y se habilita en el mismo un colegio regentado por las madres Teatinas que se marchan en 1960. Tras pasar diversas vicisitudes, a finales de los años 70, el edificio fue derribado y es cuando aparecieron los restos de las torres anteriormente mencionadas. 
Tras muchas vicisitudes, el 12 de marzo de 2007 el Presidente de la Junta de Andalucía, inauguró el nuevo Ayuntamiento en el solar del que fue palacio de los Condes del Castellar.


JOSÉ ÁNGEL CAMPILLO



© 2020 El Viso Digital · Quiénes somos · montilladigital@gmail.com

Designed by Open Themes & Nahuatl.mx.